La novela Sab posee dos partes. La primera contiene 11 capítulos, la segunda posee 5 y una conclusión.
La historia presenta la vida de un hombre esclavo llamado Sab. En una fecha imprecisa del siglo XIX, Sab trabaja en la hacienda de una familia blanca, de clase alta. Allí, se encuentra totalmente a disposición de una de las doncellas, llamada Carlota.
Desde muy joven, Sab compartió muchos momentos con Carlota. Ella le leía sus libros en voz alta, de modo que él aprendía muchas cosas y alimentaba su imaginación. Tanto ella como su padre siempre lo trataron con dulzura y consideración, pero de todas formas Sab se encontraba bajo sus órdenes, sin ser visto del todo como un ser humano.
El eslavo crece enamorado de su ama, con un amor puro y respetuoso. Carlota, sin embargo, está destinada a casarse con alguien que iguale su posición social, un tal llamado Enrique. Tanto Sab como Carlota poseen un alma muy particular, apasionada, sensible, empática. Son muy parecidos, y ninguno de ellos se inclina al beneficio material o económico, sino que son de naturaleza poética y reflexiva, y eligen entregarse a un amor abnegado y apasionado.
El problema es que Sab ama a Carlota, y ella por su parte, ama a Enrique Otway. Este último es un hombre rico, hijo de Jorge Otway, cuya ambición ha sido trasladar a su hijo. Si bien Carlota pertenece a una familia de mucha riqueza, últimamente su padre, don Carlos de B…, ha perdido parte de su fortuna. Asimismo, sus familiares, al ver que Carlota se casaría con un hombre sumamente interesado en el aspecto material, retiran su parte de la herencia. Con lo cual, Enrique duda acerca de si casarse con ella, puesto que ya no constituye un "buen partido".
Sab, que ama a Carlota sin condiciones, pero que no puede hacer nada por haber nacido esclavo, se da cuenta de las bajas intenciones y de la poca fortaleza del amor de Enrique. Sab sufre mucho a lo largo de toda la novela. Posee un alma elevada, pero su condición de esclavo le hace casi invisible ante los demás. Más allá del buen trato que todos le prodigan, en ningún momento Carlota considera a Sab como un partido posible.
Lo que más sufrimiento le causa a Sab no son tanto los celos intensos por el hecho de que Carlota se entregue a otro hombre en matrimonio, sino por la injusticia de que Carlota sufra en manos de un hombre interesado que no la ama como él. En este sentido, el alma del esclavo mulato es superior a la de Enrique, ya que este último estuvo a punto de dejar a su amada por la falta de dote económica.
Asimismo, antes de morir de lo que parece ser un ataque al corazón, Sab le deja a Carlota el billete de lotería que él ganó y cuyo premio es de 40.000 duros, lo que en esa época significa una fortuna. De esta forma, Enrique sí se casa con ella, cumpliendo las sospechas de Sab, de que solo era un hombre interesado.
Durante la noche de su agonía, Sab escribe una larga carta a Teresa, una muchacha huérfana, que siempre fue amiga y compañera de Carlota -aunque algo envidiosa de su condición, su belleza y su riqueza-. En esa carta, Sab le explica a su amiga que su sufrimiento le impide seguir adelante, y que espera que el destino y el futuro de Carlota no sean tan terribles como él sospecha.
Hacia el final de la novela, Teresa se ha hecho monja –pues ella misma, por su parte, se encontraba enamorada de Enrique, a quien nunca confesó su amor, pues de todos modos tampoco tenía dote que ofrecerle-. Cinco años después del matrimonio de Enrique y Carlota, así como de la muerte de Sab –ambos sucesos ocurren el mismo día-, Carlota visita a Teresa, que agoniza en su lecho de muerte. Allí, antes de morir, Teresa le entrega la carta que Sab le había escrito y entregado a través del mayoral. La novela concluye con una Carlota desgraciada y sola, sumida en la miseria de un amor que solo se enfoca en enriquecer su patrimonio.