Enamoramiento de una joven virgen como motivo
La novela describe a Carlota como una joven en una edad "peligrosa en que el corazón siente con mayor viveza la necesidad de amar". Asimismo, menciona la narradora que la joven tiene un alma poética, tierna e impresionable, así como una imaginación muy viva y mucha sensibilidad.
A lo largo de la historia, también aparece el motivo de la 'indisposición' de una muchacha por sufrir vivencias muy intensas. Por lo tanto, se la presenta como la típica protagonista de novelas románticas, de carácter débil pero soñador.
El viaje como motivo
Presente tanto en novelas románticas como de aventuras, el viaje cifra en esta historia "el más inquieto placer y la más exaltada alegría". Movimiento, variedad aparecen como características propias de la libertad que ansían los personajes involucrados, más si son inocentes y aún no han recorrido el mundo. Este es el caso de Carlota y sus hermanas menores cuando su familia se dirige a Cubitas junto a Enrique Otway.
Al mismo tiempo, el viaje también aparece como motivo de preocupación y adrenalina, como cuando Sab y Enrique deben viajar en medio de una tormenta, o bien cuando Sab debe hacer recados urgentes viajando velozmente a caballo.
Mujer como símbolo de pureza
Sab ve a Carlota como un ángel que simboliza las dotes de la inocencia y la pureza. La describe ante Teresa como "la más hermosa de las vírgenes".
En todo momento, el protagonista que da nombre a la novela profesa un amor casi sagrado hacia su compañera de infancia. No se atreve a mancillarla declarándole su amor y se encarga de velar su sueño por las noches, para que nadie más la aceche con bajas intenciones.
En una oportunidad, la ve salir a tomar fresco en la noche, vestida con un camisón blanco, el cabello suelto, y con aires de un alma muy elevada. A tal punto la ve como una mujer pura que, sin que ella lo note, Sab besa la punta de su camisón, en medio de la oscuridad, como si se tratase de un ser que merece la más profunda devoción.
La figura Carlota como alegoría de la aurora
A los ojos de Sab, Carlota representa también el salir del sol, el nacimiento de cada día, la pureza y frescura del campo. Así, confesando su amor ante Teresa, Sab dirá: "Si en las auroras de la primavera quería respirar el aire puro de los campos y despertar con toda la naturaleza a la luz primera de un nuevo día, a Carlota veía en la aurora y en el campo: la brisa era su aliento, la luz su mirar, su sonrisa el cielo. De amor me hablaban las aves que cantaban en los bosques, de amor el arroyo que murmuraba a mis pies, y de amor el gran principio de vida que anima el universo".
De este modo, cada elemento de la naturaleza que Sab contemplaba se asemejaba a un aspecto de la personalidad de Carlota.
Teresa como símbolo del estoicisimo
La amiga y compañera huérfana de Carlota, Teresa, posee un alma estoica en el sentido de que tiene un gran dominio de las emociones. No se deja llevar por las pasiones, por más que las sienta en su interior. Su semblante nunca revela sus verdaderos sentimientos. Si bien a veces alberga ira o envidia, no las demuestra y las sabe transmutar en profundos actos de ternura y entrega. Adora a su amiga, aunque envidie sus dones y su belleza, por lo que siempre está disponible para ayudarla y alentarla, incluso en los peores momentos.
Hacia el final de la historia, Teresa, algo resignada y desilusionada de la vida, decide internarse en un convento de monjas. A pesar de las desdichas que ha tenido que atravesar en su vida -como quedar huérfana a muy temprana edad, sentir un amor no correspondido, no poseer riqueza de ningún estilo-, allí encuentra la paz y la felicidad que anhelaba.