Luis de Góngora escribe Soledades en el año 1613. Se trata de un poema narrativo compuesto en versos heptasílabos y endecasílabos.
Soledades consta de dos partes llamadas “Soledad primera” y “Soledad segunda”, aunque el autor había planeado que tuviera cuatro: “Soledad de los campos”, “Soledad de las riberas”, “Soledad de las selvas” y “Soledad del yermo”. Soledades es, por lo tanto, un poema inconcluso. De hecho, el autor no llegó a finalizar la “Soledad segunda”, sino que esta se encuentra a medias.
Esta obra ha sido considerado un texto fundacional en diversos sentidos: por un lado, es la primera vez que alguien escribe un poema narrativo tan extenso sin presentar ningún tipo de conflicto en su desarrollo; por el otro, se considera que Soledades es la obra inaugural del culteranismo, estética que forma parte del Barroco, movimiento del cual Góngora es uno de sus mayores exponentes.
La emergencia del Barroco responde a un contexto histórico particular, cuando España comienza a entrar en una profunda crisis política y económica. En consecuencia, el arte barroco se caracteriza por un marcado desengaño y pesimismo: se ha perdido la fe en los ideales renacentistas de la serenidad, el equilibrio y la paz. Como contracara, las características fundamentales del Barroco son un profundo inconformismo y desconfianza en lo que se refiere a lo considerado “verdadero”; la evasión a la realidad de la época mediante la construcción de leyendas o la recurrencia a la mitología de la Antigüedad Clásica; la exuberancia verbal y retórica; y el uso del ingenio y el artificio para ir más allá de la vulgaridad reinante. En el caso del culteranismo, estas características son llevadas al extremo por parte de Góngora, sobre todo en lo referido al empleo de terminología y referencias cultas de la Antigüedad Clásica.
Este poema, como toda la obra de Góngora, no fue publicado por el autor en vida, sino que él mismo lo dio a conocer compartiéndolo entre los poetas del momento que frecuentaban la corte.
Desde el momento en que comienza a difundirse, Soledades genera una gran controversia. Se lo considera en extremo críptico y demasiado cargado de referencias mitológicas y otro tipo de erudiciones. Entre sus detractores se pueden mencionar al Conde de Salinas y Juan de Jáuregui. Este último, incluso, en 1616, compuso un tratado crítico llamado Antídoto contra las Soledades aplicado a su autor para defenderle de sí mismo. Así como encuentra detractores, Soledades es igualmente exaltado por una gran cantidad de poetas, entre los que se destacan José Pellicer, Gabriel Bocángel y Sor Juana Inés de la Cruz.
Soledades es considerada la obra cumbre del gran poeta español. Más de dos siglos después de su escritura, los parnasianos y simbolistas franceses reivindican, alaban e incluso emulan su estilo. El grupo de escritores españoles denominado “Generación del 27” debe su nombre al homenaje que, en 1927, le rinden a Góngora con motivo del tricentenario de su muerte. Antonio Machado, parte de esa generación, nombra del mismo modo a su primer poemario.