Celia ignora que Gustavo no le ama (ironía dramática)
Al comienzo de su historia romántica, Celia se enamora de un hombre llamado Gustavo. Ambos comienzan a vincularse, pero de un momento a otro Gustavo le deja por irse solo a París. Nos damos cuenta, entonces, de que el amor de Celia no era verdaderamente correspondido. A partir de entonces, ella se contenta con quien será su marido y el padre de sus hijos, pero que nunca la tratará como se merece.
El maltrato del marido (ironía situacional)
Se espera que un marido respete a su esposa, la cuide y le ofrezca protección. Lamentablemente, Jorge hace exactamente lo contrario porque maltrata a Celia después de casarse con ella. Debido a esa situación de violencia, Celia cae en depresión y sufre una gran confusión mental. Estos sucesos vuelven inestable a Celia. En lugar de tratarla como corresponde, la encierran en una institución mental. Sin embargo, esa supuesta 'inestabilidad' era fruto de las secuelas que deja la violencia emocional en una persona.
Celia dice que fue a nadar cuando tuvo una suerte de alucinación (ironía verbal)
"-¿Qué le ha pasado a Abuela?- pregunta Ivanito. [...]
-He ido a nadar un rato- dice Celia, irritada".
En esta escena observamos una ironía verbal por parte de Celia. Para no decir la verdad de lo que estuvo haciendo, simplemente dice que fue a nadar un rato. Sin embargo, por la descripción anterior a esta cita, sabemos que había estado dentro del agua, pensando que tenía un encuentro con su marido fallecido. De hecho, en la irritación de su tono de voz, vemos que no le gusta sentirse vigilada o cuestionada por sus acciones.