Tirano Banderas

Tirano Banderas Resumen y Análisis Tercera parte: Noche de farra

Resumen

Libro primero: La recámara verde

Santa Fe está en pleno festejo por las ferias de Santos y Difuntos. En el Congal de la Cucarachita se lleva adelante una fiesta. En una habitación, Lupita la Romántica, una prostituta, es hipnotizada por el Doctor Polaco, un farandul y nigromante que llevo esos espectáculos espirituales a teatros. El hombre le pregunta a la mujer qué ve, y cuando ella dice estar muerta, el hombre la resucita.

Entretanto, afuera, el Coronelito Domiciano de la Gándara toca en la guitarra un corrido sobre Diego Pedernales y conversa groseramente con las prostitutas; es habitual que se emborrache y frecuente ese tipo de antros. Entretanto, en la Recámara Verde del Congal, el Ciego Velones toca el piano y lo acompaña cantando una chicuela de aspecto triste. El Coronelito se une al canto melancólico con su guitarra.

A continuación, Lupita la Romántica despierta de su ensueño con dolor de cabeza y le dice al Doctor Polaco que nunca más accederá a esa práctica. El hombre le dice que ella es un caso interesante de metempsicosis y le asegura que podría hacerse famosa si la contrata para trabajar con él en el teatro de Berlín, incluso asegura que ella es un caso interesante para la ciencia. La mujer desconfía del Doctor Polaco y dice que escuchó el rumor según el cual la rubia que lo acompañaba murió en un teatro. El hombre desmiente el chisme y dice que no es brujo, sino un interesado en el magnetismo.

Interrumpe la charla el llamado de la madrota, que dice a Lupita que la solicita un amigo.

Libro segundo: Luces de ánimas

Sigue cantando el Coronelito Domiciano, mientras en la Recámara Verde Lupita la Romántica y Nacho Veguillas reposan desnudos en la cama. Lupita dice que ella es romántica y si Nacho lo fuera también, la ayudaría a pagar la deuda que ella ha contraído con la madrota.

Enseguida escuchan que la Taracena les aconseja echar el cerrojo a la puerta, pues Domiciano ha empezado a escandalizar a la gente de las recámaras. Entonces Lupita tiene la sensación de ya haber escuchado ese canto y de ya haber tenido la conversación que mantiene ahora con Veguillas. Le pregunta entonces por qué no ayudará a Domiciano a salvarse del mal destino que le espera, y Veguillas se aterroriza, porque él jamás le contó a Lupita acerca de ese asunto secreto. Le dice que es una visionaria y tiene comercio con los espíritus. Cuando Lupita, con horror, le pregunta si acaso no hablaron sobre Domiciano, este último entra a la habitación cantando.

Al alba, el Ciego Velones y su hija, la cantante, conversan sobre los tiempos difíciles que viven, recordando otras ferias en las que recaudaron mucho más dinero. Sueñan con que ella cante en un teatro y que él la acompañe dirigiendo una orquesta, luego de operarse las cataratas de los ojos.

Por último, Nacho Veguillas y Lupita la Romántica siguen echados en la cama. Nacho le canta versos de amor y la mujer tiene la sensación de todo lo que ocurre esa noche ya lo ha vivido. Los interrumpe el Coronelito Domiciano, que entra violentamente y le pide prestado dinero a Veguillas. Lupita aprovecha y, contra la voluntad de su amante, confiesa a Domiciano que está en las listas de Tirano Banderas. Domiciano, con violencia, interroga a Veguillas sobre quién lo ha vendido, y aquel confiesa que fue la vieja Lupita, y que Banderas le ha prometido castigar al Coronel. Lupita le dice a Domiciano que no pierda el tiempo y huya, pero él sigue ensañado en interrogar a Veguillas. Este último le dice que no puede confesar nada más, pues eso significaría un suicidio para él. Pero Lupita entonces vuelve a insistir para que el Coronel se vaya, pues el Mayor Abilio está buscándolo. Revelada esa información sensible, Veguillas dice que acaba de suicidarse, pues comprende que traicionó a Banderas y su vida está en peligro.

Libro tercero: Guiñol dramático

El Coronelito de la Gándara sale del prostíbulo con Nacho y ve de inmediato una patrulla cargada de fusiles que lo busca. Los dos hombres se escabullen por la puerta de una casa particular y llegan a una habitación en la que encuentran a un estudiante sentado en el escritorio. El Coronel le pregunta a dónde da la ventana que tiene al lado y se arroja por ella sin esperar respuesta. Cae en un techo de tejas y se escapa gateando. Nacho no se atreve a seguirlo.

Mientras tanto, el Mayor del Valle, con un grupo de soldados, entra a la fuerza al Congal. La madrota jura que Domiciano acaba de irse de allí, muy borracho, con lo cual debe estar cerca. El Mayor amenaza a la madrota y ordena a los soldados que recorran el Congal en busca del prófugo. Aparece Lupita y asegura que el Coronelito se escapó apenas antes de la llegada de los soldados.

En la habitación del estudiante, Nacho Veguillas mira dramáticamente la ventana y repite que él se ha suicidado. El estudiante le pregunta si es un prófugo de la cárcel y Nacho le asegura que es inocente y siguió al prófugo solo por impulso ciego. Se echa a llorar y justo entra el Mayor del Valle y unos soldados con fusiles.

Enterada del escándalo que se desarrolla allí, llega Doña Rosita Pintado, la dueña de casa y madre del estudiante, y ruega que no se lleven a su hijo, que la lleven a ella a cambio. El Mayor del Valle le asegura que su hijo solo debe ir a declarar lo que vio y que si lo encuentran inocente, no hay razón para temer. El estudiante confiesa que un fugitivo se lanzó por su ventana y en eso interviene Veguillas, llorando, y agrega que el prófugo es Domiciano de la Gándara. El Mayor del Valle se lleva a declarar al estudiante y a Nacho.

Desde las ventanas, las prostitutas del Congal y el sacristán observan cómo se llevan a los presos. Lupita la Romántica reza en la Recámara Verde.

Análisis

Esta tercera parte, titulada “Noche de farra”, se sitúa principalmente en el Congal de la Cucarachita, un prostíbulo dirigido por una madrota, la Taracena, y en el que trabajan muchas prostitutas, entre ellas, Lupita la Romántica. Vemos que varios de los coroneles que ya conocimos en secciones anteriores, frecuentan el prostíbulo, donde se acuestan con prostitutas y se emborrachan. Así, otra vez, la novela parece poner en entredicho la moralidad de estos funcionarios y su hipocresía, puesto que son prácticas que llevan adelante de manera secreta, oculta. Domiciano de la Gándara aparece tocando una guitarra y cantando un corrido, esto es, un género popular mexicano, sobre el bandolero Diego Pedernales, el mismo corrido que un negro cantaba a finales del Libro primero. Los versos que canta representan la detención de Pedernales por parte de una patrulla: "Preso le llevan los guardias,/ sobre caballo pelón/ que en los Ranchos de Valdivia/ le tomaron a traición” (97). Esto constituye una ironía dramática en la novela, en la medida en que el lector sabe que a Domiciano de la Gándara le espera el mismo destino que a Pedernales. Si bien la historia de Domiciano es distinta a la de aquel, hay un componente de traición en ella también: Santos Banderas se declara un amigo suyo y, sin embargo, se dispone a apresarlo y torturarlo sin dar aviso; incluso los miembros del tribunal que aprobaron la detención lo hacen condicionados por una acusación endeble, no comprobada.

Por otro lado, esta parte de la novela introduce elementos de espiritualidad y nigromancia, de ahí que el segundo libro se titule “Luces de ánimas”. El Doctor Polaco es un farandul que se dedica a realizar espectáculos sobrenaturales, hipnotizando a mujeres en teatros, y al comienzo del primer libro interviene sobre Lupita la Romántica. Entonces el hombre distingue en la muchacha cualidades particulares, ligadas a la metempsicosis y a lo sobrenatural, que luego parecen confirmarse cuando ella, estando con Nacho Veguillas, tiene la sensación de haber ya presenciado lo que acontece y logra adivinar lo que Nacho sabe, sin que él se lo diga. Así, adivina que Tirano Banderas ordenó a sus funcionarios detener a Domiciano. Nacho Veguillas sabe que no puede dar aviso a Domiciano de los planes del Tirano, porque eso sería traicionar a su patrón. Es Lupita la Romántica la cual se anima a hacerlo y le advierte: “¡Domiciano, ponte en salvo! Este pendejo no te lo dice, pero él sabe que estás en las listas de Tirano Banderas” (106). Así se comprueba que Santos Banderas suele armar listas negras en las que condena a hombres, y con frecuencia, a prisión, tortura o muerte.

Nacho Veguillas acusa a Lupita de visionaria y de engañarlo: “¡Sierpe bio-magnética! Con tus besos embriagadores me sorbiste el pensamiento” (106). Si bien interviene un suceso sobrenatural que extraña mucho a Veguillas, es notoria su actitud peyorativa y misógina hacia Lupita, a quien acusa de ser como una serpiente. La serpiente suele simbolizar la maldad, el engaño, las malas intenciones. Nacho Veguillas culpa a la mujer de llevarlo a la perdición. Algo similar hará Tirano Banderas al final de la novela, cuando culpe a Doña Lupita de desencadenar con su denuncia de Domiciano, de una gran cantidad de tragedias.

Luego Veguillas ruega a Domiciano que no le pida más información sobre las intenciones del Tirano, pues eso significaría un suicidio para él. Esto pone en evidencia el terror sobre el que funciona el Tirano: “-¡Hermano, no más me preguntes! Cada palabra es una bala... ¡Me estoy suicidando! La sentencia que tú no cumplas vendrá sobre mi cabeza” (107). Si bien es la prostituta la que revela esa información, Veguillas se siente responsable de que el secreto haya salido a la luz y exclama: “¡Me he suicidado!” (108), consciente de que será ajusticiado por el tirano.

En el último libro, titulado “Guiñol dramático”, se retrata la huida del Coronel Domiciano y la injusta detención de Nacho Veguillas y el estudiante. Al momento en que Domiciano sale del Congal y ve al Mayor Abilio y sus soldados, la narración abandona el tiempo pretérito y durante un fragmento adopta el presente. Con ello se caracteriza más intensamente el dramatismo de la escena, como si el tiempo se detuviera: “El Coronelito, en el instante de pisar la calle, ha visto los fusiles de una patrulla, por el Arquillo de las Portuguesas. El Mayor del Valle viene a prenderle. El peligro le da un alerta violento en el pecho…” (109). Por otra parte, un guiñol es un espectáculo de títeres o muñecos; al titular así estos sucesos dramáticos, Valle-Inclán utiliza nuevamente el recurso del esperpento: deforma y deshumaniza a sus personajes, los convierte en títeres operados por las manos de un artista oculto. En efecto, el destino del estudiante y de Nacho Veguillas se les impone contra su voluntad, sin posibilidad de que ellos puedan defenderse o librarse. Quedan presos de la desconfianza de la policía del Tirano y son detenidos injustamente.

Por último, esta sección introduce al ciego y su hija, dos personajes secundarios, intrascendentes para el avance de la trama, pero que representan en la novela el trasfondo de miseria que viven algunos personajes. Luego de tocar en el Congal, padre e hija conversan sobre el mal momento económico que viven: “-¡Tiempos más fregados no los he conocido!” (104). También se permiten soñar un futuro más próspero, en el que ella triunfe con su canto en conciertos y él pueda acompañarla, una vez que se haya operado las cataratas: “¡Ay, mi viejo, cómo soñamos!” (107). Sin embargo, ese destino no se cumplirá. Su historia aparece de manera fragmentaria, de a retazos, y con ella Valle-Inclán logra retratar la desigualdad social y la pobreza de algunos personajes, la cual queda casi invisibilizada entre tantos conflictos políticos.