El protagonista de la novela, Winston Smith, es un ciudadano de Oceanía, uno de los tres superestados del mundo (junto con Eurasia y Asia Oriental). Es el año 1984, y Winston vive en Franja aérea 1, antes conocida como Gran Bretaña. Winston es miembro del Partido, que gobierna Oceanía bajo los principios del Ingsoc (el socialismo inglés). Oceanía es una oligarquía bajo un gobierno jerárquico. El Partido está formado por miembros del Partido Interior, que son la élite gobernante, y miembros regulares del Partido, que son ciudadanos de Oceanía. Fuera del Partido están los proles, personas simples que viven en la pobreza, no son miembros del Partido y están libres de sus regulaciones. El líder del partido es el Gran Hermano, y hay inmensas imágenes de su rostro amable, con pelo oscuro y sustancial bigote, que se muestran en todo Londres, algunas acompañadas de las palabras "El Gran Hermano te vigila". Los tres lemas del Partido son: "La guerra es la paz", "La libertad es la esclavitud" y "La ignorancia es la fuerza".
Winston perdió a sus padres y a su pequeña hermana durante el período revolucionario que destruyó el capitalismo e instituyó el Ingsoc en Oceanía. Fue colocado en un orfanato del Partido e integrado en el sistema del Partido. Actualmente trabaja en el Departamento de Registro del Ministerio de la Verdad, que maneja todas las publicaciones y la propaganda del Partido, alterando publicaciones antiguas del Partido para garantizar que nunca se cuestione su versión del pasado. Tales alteraciones a veces eliminan a una persona de la historia, o hacen que las predicciones previamente defectuosas sean precisas. Los otros tres ministerios son el Ministerio del Amor, que se ocupa de todos los presos del Partido, el Ministerio de la Paz, que se encarga de la guerra, y el Ministerio de la Abundancia, que gestiona la producción de bienes del Partido, incluidos los cigarrillos de la Victoria, la ginebra de la victoria y el café de la victoria, todos de muy mala calidad.
Winston nunca ha aceptado los principios del Ingsoc ni del Partido. Él cree en un pasado inalterable y considera que la política del Partido es reprensible. Desea privacidad, intimidad, libertad y amor, pero no puede expresar nada de esto abiertamente por temor a la muerte. Tales pensamientos constituyen "crímenes del pensamiento" o crimentales, que son delitos altamente sancionables que resultan en arresto, encarcelamiento, tortura y, muchas veces, la muerte.
Cuando empieza el libro, Winston está en su casa durante el almuerzo. Ha regresado a su departamento en las casas de Victoria, un deteriorado edificio de viviendas del Partido, para escribir en un diario, una reliquia del pasado que obtuvo de una vieja tienda de chatarra. El departamento de Winston es exiguo y, como todos los hogares de los miembros del Partido, tiene una telepantalla. Esta transmite información y propaganda del Partido, y también permite a la Policía del Pensamiento mirar y escuchar a los miembros del Partido en todo momento. En Oceanía no existe la privacidad. Winston tiene la suerte de tener un pequeño rincón en su departamento que queda fuera de la vista de la telepantalla, y en este rincón es donde empieza a escribir en su diario, a pesar del enorme miedo a ser atrapado. Sin dudas, Winston será eventualmente atrapado, encarcelado y torturado por la Policía del Pensamiento. Por ahora, sin embargo, elige seguir adelante con su rebelión.
Winston escribe sobre varios recuerdos, todos relacionados con el Partido y su vida. Muchos incluyen imágenes violentas, bastante comunes en la época de Oceanía, y revelan sentimientos antipartido. Es claro que Wiston no suscribe a la doctrina del Partido. En un momento, el protagonista es brevemente interrumpido por alguien que toca la puerta. Al principio entra en pánico, pensando que ya ha sido atrapado, pero es solo su vecina, la señora Parsons, que necesita ayuda para desatascar su fregadero. Winston la ayuda, e interactúa brevemente con sus dos infernales hijos, miembros de la Liga Juvenil de Espías y claramente adoctrinados en los caminos del Partido. Winston predice que estos niños entregarán eventualmente a sus leales, simples e inocentes padres a la Policía del Pensamiento. Tales tragedias, al parecer, son bastante comunes.
Winston regresa a su diario, y en una de sus ensueños, reflexionando sobre el pasado y sus recuerdos, se encuentra a sí mismo escribiendo "ABAJO EL GRAN HERMANO" en mayúsculas una y otra vez en la página. Eventualmente, se acaba el tiempo y Winston debe regresar al trabajo, lo que disfruta. Una vez, Winston encontró, entre sus tareas diarias, un recorte periodístico que demostraba la inocencia de tres hombres: Jones, Aaronson y Rutherford. Al examinar el recorte, supo que significaba que el Partido se había equivocado y que tenía pruebas reales de una versión precisa del pasado. Sin embargo, en lugar de arriesgarse a ser descubierto, destruyó el recorte, colocándolo en un agujero de la memoria que lo absorbió en los hornos internos del edificio.
En el Ministerio de la Verdad Winston está rodeado de miembros leales del Partido, y siempre está en guardia para evitar que otros perciban sus verdaderos sentimientos. En el trabajo, Winston se sienta para los Dos Minutos de Odio diarios, que critican al enemigo de Oceanía, Eurasia, y al supuesto líder del movimiento opositor, Emmanuel Goldstein. La propaganda es poderosa, y las personas a su alrededor empiezan a gritar en la telepantalla. Por supuesto, Winston debe unirse para evitar sospechas.
Sintiendo cada vez más curiosidad por el pasado, Winston camina por las calles, entre los proles. Cree que, si hay una esperanza de una rebelión exitosa, esta se encuentra entre los proles. Winston se encuentra con un anciano en un bar prole y le pregunta sobre la vida antes de la Revolución. A pesar de su frustración, el hombre se enfoca en sus propios recuerdos personales en lugar de hacerlo en las generalizaciones y diferencias conceptuales en las que Winston está interesado. Este regresa a la tienda de chatarra donde ha comprado su diario y adquiere un pisapapeles de vidrio con una pieza de coral adentro. El propietario, un anciano amable llamado Charrington, le muestra una habitación encima de la tienda, y Winston piensa en cómo sería alquilarla y vivir entre cosas viejas, sin la presencia constante de la telepantalla.
En el trabajo y en sus caminatas, Winston ve a una chica morena que parece ser un miembro violentamente leal del Partido que, aparentemente, lo ha notado. Teme que sea miembro de la Policía del Pensamiento. Un día, en el Ministerio de la Verdad, ella le manda una nota después de sufrir una caída en el pasillo, requiriendo su ayuda. La nota dice "te amo". Winston se asombra, pero también se emociona extremadamente por la posibilidad de una aventura amorosa. El asunto debe ser secreto, ya que el Partido está completamente en contra de cualquier tipo de placer sexual. De hecho, la represión sexual es un principio del Ingsoc. El Partido debe aprobar cada matrimonio, y es inaceptable que un hombre y una mujer expresen mutua atracción física. Toda la energía debe estar dedicada al Partido. Winston estuvo una vez en un matrimonio así. Su esposa, Katharine, era una mujer gélida, tonta y extremadamente leal al Partido, y pensaba que el sexo era una actividad detestable. Sin embargo, ella programaba horarios regularmente para que ella y Winston hicieran el amor, considerándolo una obligación del Partido. Desde la infancia le habían enseñado que debía tener hijos.
Haciendo un gran esfuerzo para no ser detectada, la chica finalmente le dice a Winston dónde y cómo se pueden encontrar. Un domingo por la tarde él viaja al campo siguiendo las instrucciones de ella, para encontrarse en un claro aislado dentro de una zona boscosa. Finalmente, pueden hablar. Winston se entera de que la chica se llama Julia, y discuten sus creencias con respecto al Partido. Así comienza su historia de amor. En un momento dado, Winston se da cuenta de que el lugar apartado al que ella lo condujo coincide exactamente con un lugar que ve constantemente en sus sueños, y que él ha bautizado el País Dorado.
Winston y Julia, que tienen una habilidad especial para encontrar lugares abandonados y obtener productos del mercado negro como café, pan y azúcar reales, continúan encontrándose en secreto. Están limitados a interactuar solo en lugares públicos y tener allí solo las conversaciones más mínimas, pero los dos descubren un odio mutuo hacia al Partido y finalmente se enamoran. Winston cree que es posible derrocar al Partido, mientras que a Julia le satisface simplemente vivir una doble vida. En la superficie, ella es leal al extremo, es miembro de la Liga Juvenil AntiSex y voluntaria en muchas actividades del Partido, y participa activamente en eventos de prueba de lealtad, como los Dos Minutos de Odio. Por dentro, piensa en todo como un juego. Odia al Partido y todo lo que representa, pero sabe que no puede hacer nada para cambiarlo.
Finalmente, Winston alquila la habitación sobre la tienda del señor Charrington. Winston y Julia se encuentran allí frecuentemente. El lugar está amueblado con sencillez, con un viejo reloj de doce horas (el Partido usa uno de veinticuatro horas) y la imagen de una antigua iglesia londinense, la San Clemente. El señor Charrington le enseña las primeras líneas de un viejo poema sobre la iglesia: "Naranjas y limones, dicen las campanas de San Clemente", y Julia conoce algunas líneas más que su abuelo le enseñó cuando era muy pequeña. Fuera de su ventana, una mujer prole de mediana edad cuelga constantemente su ropa y canta canciones simples de los proles, muchas de las cuales han sido creadas por máquinas en el Ministerio de la Verdad específicamente para los proles.
Otro miembro del Partido adquiere de repente un papel importante en la vida de Winston. Este siempre ha notado a O'Brien en el Ministerio de la Verdad. Parece ser un hombre inteligente, y Winston cree de corazón que O'Brien siente lo mismo que él sobre el Partido. Una vez, durante los Dos Minutos de Odio, los dos hombres se miraron a los ojos y Winston estuvo seguro de los pensamientos de O'Brien. En un sueño, Winston una vez oyó que alguien le decía "nos encontraremos en el sitio donde no hay oscuridad", y cree que la voz era de O'Brien. Para Winston, O'Brien representa la posibilidad de un movimiento clandestino. Tal vez la Hermandad, liderada por Emmanuel Goldstein, es real.
O'Brien se acerca a Winston en el trabajo con el pretexto de discutir la décima edición del Diccionario de Neolengua (Neolengua es el idioma oficial de Oceanía, y su objetivo es reducir y simplificar el vocabulario). O'Brien le da a Winston su domicilio, supuestamente para que pueda recoger una copia anticipada del nuevo libro. Winston toma la hoja de papel con asombro. Sabe que O'Brien se le acercó porque es parte del movimiento clandestino. Su verdadero camino hacia la rebelión ha comenzado.
Después de un tiempo, Winston y Julia visitan a O'Brien, miembro del Partido Interior que tiene un departamento exuberante, un sirviente y la libertad de apagar su telepantalla. Winston reniega del Partido y discute su creencia en la Hermandad. O'Brien les da la bienvenida a Winston y Julia a la Hermandad, y les dice que deben estar dispuestos a hacer cualquier cosa por la causa. Ellos están de acuerdo, pero dicen que no harán nada que implique no volver a verse. O'Brien le dice a Winston que le dará una copia del libro de Goldstein, y esboza una versión complicada de los eventos que llevarán al intercambio. Winston se va después de un brindis final con O'Brien, en el que Winston termina la declaración de O'Brien, diciendo que ellos "se encontrarán en el sitio donde no hay oscuridad".
Durante la Semana del Odio, Asia Oriental reemplaza a Eurasia como enemigo principal del Partido, y Winston debe pasar una gran cantidad de tiempo en el trabajo, a veces incluso durante la noche, para "corregir" todas las publicaciones del Partido que anteriormente referían a la guerra con Eurasia. El Partido está en guerra con Asia Oriental y siempre ha estado en guerra con ellos. En medio de la Semana del Odio, un hombre le lleva a Winston un maletín, sugiere que se le cayó y se va. El libro está adentro. Cuando finalmente ha completado las correcciones de la Semana del Odio, Winston se escapa hacia el apartamento del señor Charrington y comienza a leer. Llega Julia y él le lee en voz alta sobre la historia de Oceanía, sobre el capitalismo versus el totalitarismo, y sobre los principales objetivos del Partido. La mayor parte de esta información Winston ya la conoce, pero le resulta útil leerla en las claras y detalladas palabras de Emmanuel Goldstein.
Winston y Julia finalmente se duermen. Se despiertan algunas horas más tarde, y se paran frente a la ventana. Winston repite una de sus frases frecuentes: "Nosotros somos los muertos". De repente, una voz que viene de la pared le hace eco: "Vosotros sois los muertos". Hay una telepantalla escondida detrás de la imagen de San Clemente. Están atrapados. La Policía del Pensamiento irrumpe en la habitación. El señor Charrington entra y queda claro que es miembro de la Policía del Pensamiento. Se ha disfrazado de un anciano amable, pero es mucho más joven de lo que Winston imaginaba, con cabello y ojos diferentes. Winston y Julia son arrestados, separados y llevados al Ministerio del Amor.
Mientras está en una celda, Winston ve hombres del Ministerio de la Verdad ir y venir. Cada uno ha sido arrestado por un crimen de pensamiento. Llega Parsons, y resulta que su hija lo entregó, afirmando haberlo escuchado decir "Abajo el Gran Hermano" mientras dormía. La predicción de Winston, al parecer, fue tristemente precisa. En su celda de detención, Winston ve mucha violencia y advierte que los guardias se refieren constantemente a la "Habitación 101", lo que parece infundir gran temor en algunos de los prisioneros.
Finalmente, llega O'Brien. Se hace evidente que nunca fue parte del movimiento clandestino, sino que en verdad trabaja en el Ministerio del Amor. Toda la interacción de Winston con O'Brien fue una trampa. Winston es removido de la celda de detención, y su tortua empieza. Al principio, la tortura es extremadamente violenta y se ve obligado a admitir una letanía de crímenes que no cometió, incluyendo homicidio y espionaje. Eventualmente, la tortura se vuelve menos violenta y O'Brien toma el control. Comienza a destrozar el espíritu de Winston, diciéndole que su memoria es defectuosa y que está loco. Las discusiones de Winston con O'Brien se centran en la naturaleza del pasado y la realidad, y revelan mucho sobre el enfoque del Partido hacia esos conceptos. El Partido, O'Brien explica con una intensidad lunática, busca el poder absoluto. Es por eso que será siempre exitoso, está siempre en lo correcto y, en última instancia, controlará todo el mundo. Winston no puede discutir: cada vez que lo hace, se enfrenta a falacias lógicas obstinadas, un sistema de razonamiento completamente diferente que va en contra de toda la razón. Winston cree en un pasado que nunca existió, y está acosado por falsos recuerdos. Para curarse, Winston debe superar su propia locura y ganar la guerra contra su propia mente.
Poco a poco, O'Brien le muestra a Winston, con el uso de máquinas de electrochoque, palizas y hambre, la lógica del Partido. Lo obliga a aceptar que, si el Partido lo dice, dos más dos son cinco. Winston había escrito una vez en su diario que la libertad significaba poder decir que dos más dos son cuatro. Su último intento de discutir con O'Brien termina en este mostrándole a Winston su propio reflejo en el espejo. Este se horroriza al reconocer que se ha convertido en un asqueroso y repugnante saco de huesos, golpeado hasta terminar con una nueva cara. Roto hasta el fondo, Winston finalmente se somete a su reeducación. Ya no es golpeado, se alimenta a intervalos regulares, se le permite dormir (aunque las luces, por supuesto, nunca se apagan), y comienza a recuperar la salud. Aunque aparentemente está progresando en su aceptación de la realidad del Partido, Winston aún se aferra al último núcleo de sí mismo y de su humanidad: su amor por Julia. Esto aparece cuando, en medio de un sueño, Winston grita en voz alta: "¡Julia, Julia! Julia, mi amor! ¡Julia!"
Los últimos esfuerzos de O'Brien con Winston se centran en forzarlo a traicionar a Julia. Lleva a Winston a la Habitación 101, que contiene lo peor del mundo, que es diferente para cada uno. Para Winston, lo peor del mundo es una rata. Winston está atado a una silla, y O'Brien comienza a colocarle alrededor del rostro un artilugio de máscara / celda que contiene enormes y hambrientas ratas carnívoras. Winston siente un miedo desesperado, profundo y aterrador. No puede soportarlo, y finalmente grita para que O'Brien ponga a alguien más en su lugar: cualquiera persona, incluso a Julia. O'Brien ha tenido éxito.
Winston, una cáscara ya vacía, cambiada y dañana, es nuevamente liberado al mundo. En su nueva vida, ve a Julia una vez, de casualidad, pero ya no están enamorados. Cada uno traicionó al otro, y la cárcel los cambió profundamente. No hay ninguna esperanza para su relación. Winston obtiene un trabajo muy trivial y sin sentido que paga sorprendentemente bien. Pasa su tiempo en el Café del Nogal, bebiendo ginebra de la Victoria y jugando al ajedrez. Su vida está enterrada en ginebra. En las páginas finales de la novela, encontramos a Winston en su habitual mesa del café, bebiendo ginebra, jugando al ajedrez y esperando un boletín desde el frente en África Central, que Eurasia (Oceanía estuvo siempre en guerra con Eurasia) ha invadido. Está entusiasmado con el informe, porque con esta invasión, Eurasia podría romper la línea de defensa de Oceanía y poner a toda la nación en riesgo. Un éxito de Eurasia en África Central podría significar el final del Partido. Antes de que llegue el informe, Winston recuerda de repente un día muy feliz en su infancia dedicado a jugar juegos de mesa con su madre y su pequeña hermana. Lo saca de la mente, al darse cuenta de que es un recuerdo falso, y se resuelve a no dejar que regrese. Eventualmente, el informe revela que Oceanía ha tenido éxito rechazando el avance de Eurasia. Hay júbilo en la pantalla y en las calles. Mirando los ojos de un póster del Gran Hermano, Winston se da cuenta de que sabía que esta noticia llegaría. Con lágrimas cayendo por su rostro, Winston se da cuenta de que finalmente ha completado la rehabilitación que comenzó en el Ministerio del Amor. Ama al Gran Hermano.