El totalitarismo
Al escribir 1984, el objetivo principal de Orwell era advertir sobre el grave peligro que representaba el totalitarismo para la sociedad. Hace todo lo posible para demostrar el aterrador grado de poder y control que un régimen totalitario puede adquirir y mantener. En tales regímenes, las nociones de derechos y libertades personales y de pensamiento individual se pulverizan bajo la mano todopoderosa del gobierno. Orwell era un socialista y creía firmemente en el potencial de la rebelión para hacer avanzar a la sociedad, pero con demasiada frecuencia fue testigo de que tales rebeliones salieran mal y resultaran en gobiernos totalitarios. Específicamente, Orwell vio tales desarrollos durante su tiempo en España y en Rusia, donde fue testigo del surgimiento del comunismo y la destrucción posterior de las libertades civiles, de los gobiernos honestos y de la fortaleza económica.
Durante una época en la que una gran parte del mundo occidental alababa el comunismo como un paso hacia al progreso humano en el desarrollo de la igualdad, Orwell hablaba clara y contundentemente en contra de la práctica. En 1984, Orwell presenta una distopía o, en otras palabras, un Estado totalitario perfecto. Al componer esta novela, Orwell le ofreció al mundo un vistazo de lo que el abrazo del comunismo podría llevar a cabo si se le permitía proceder sin control. El Partido no tiene fallas en su total control sobre la sociedad, como lo demuestra su habilidad para vencer incluso a un pensador independiente como Winston, y ha dominado todos los aspectos del control psicológico, principalmente mediante la utilización de desarrollos tecnológicos (que permiten invenciones como la telepantalla) en su beneficio. Al terminar la novela, con Winston derrotado en todos los sentidos del término, Orwell sugiere con claridad que no hay esperanzas de sofocar la expansión ni el crecimiento de un régimen tan perfectamente establecido. Y, lo que es más importante, Orwell advierte que, en ese momento, este resultado estaba dentro del ámbito de las posibilidades si el mundo apoyaba y abrazaba el comunismo.
La propaganda
Un factor principal en el dominio del gobierno del Partido sobre Oceanía radica en su máquina de propaganda, muy bien organizada y efectiva. El Ministerio de la Verdad, que es, irónicamente, donde Winston trabaja, es responsable de difundir todas las publicaciones e información del Partido. Todas las cifras y hechos provienen del Ministerio de la Verdad, y todo es dictado por el Partido. En otras palabras, el Partido elige exactamente qué decirle al público, independientemente de que sea cierto. La efectividad de esta máquina de propaganda, que constantemente corrige el material antiguo para reflejar la posición actual del Partido sobre cualquier tema, desde las raciones de chocolate hasta la lealtad de un individuo específico, permite al Partido dominar por completo el rango de la información difundida al público. Por lo tanto, como señala O'Brien, la máquina determina qué constituye la realidad.
Además de las cantidades masivas de información adulterada que el Partido difunde al público, también hay formas básicas de propaganda, como los Dos Minutos de Odio, la Semana del Odio, grandes carteles del Gran Hermano y la participación diaria obligatoria en las Sacudidas Físicas. El Partido utiliza literalmente cada oportunidad para inculcar sus ideales en los ciudadanos, y tiene un éxito sorprendente en el logro de su objetivo de lealtad absoluta. En 1984 vemos el vigor y la lealtad que esta propaganda inspira en los ciudadanos. Los ciudadanos de Oceanía están llenos de odio hacia los enemigos declarados del país, pero este odio es fácilmente redirigido si el enemigo cambia. Esta eficiencia es bastante preocupante. La presentación de Orwell del poder de la propaganda apoya significativamente su advertencia contra el totalitarismo. Si la propaganda gobierna toda la información, es imposible entender la realidad. El mundo es como lo define el Partido.
El amor / La sexualidad
El Partido trabaja para sofocar todas las sensaciones físicas del amor, y despersonaliza el sexo hasta el punto en que se lo conoce como un "deber al Partido" (a los fines de la procreación). Algunas organizaciones del Partido incluso abogan por la abstinencia total y por la procreación exclusivamente a través de la inseminación artificial. Winston sufre la eliminación, por parte del Partido, del disfrute personal en las relaciones en su fallido matrimonio con Katharine. Más tarde, cuando conoce a Julia, a Winston le encanta la libertad de poder amar a alguien física y emocionalmente. Gran parte de la aparente rebelión de Winston resulta ser guiada e influenciada por el mismo Partido (el señor Charrington, O'Brien, la Hermandad), pero su relación con Julia no lo es. Winston solo puede rebelarse contra el Partido a través de su aventura con Julia, a pesar de que este amor es destruido al final.
La discusión de Orwell sobre el amor no solo queda relegada al amor romántico. A través de los recuerdos de Winston de su madre, y del contraste entre cómo ella se preocupaba por él y su hermana y cómo se desarrollan las relaciones de las familias típicas del Partido es sorprendente. La madre de Winston amaba profundamente a sus hijos, e hizo todo lo que pudo para protegerlos tras la Revolución y el ascenso al poder del Partido. En la época de Winston, el Partido ha eliminado tal lealtad interfamiliar, exigiendo que todo el amor y la lealtad se reserven para el Gran Hermano y el Partido. De esta manera, los vínculos entre padres e hijos se rompen. Peor aún, los niños suelen denunciar a sus padres ante la Policía del Pensamiento, colocando al Partido por encima de la vida de sus padres. El objetivo final del Partido es destruir por completo la unidad familiar y criar a todos los niños en las instalaciones del Partido. El Partido no tiene lugar para el amor, al menos que ese amor se dirija con toda su fuerza al Gran Hermano y Oceanía.
La independencia / La identidad
A través de sus efectivas tácticas de manipulación psicológica, el Partido destruye todo el sentido de independencia e individualidad. Todos usan la misma ropa, comen la misma comida y viven en los mismos departamentos. La vida es uniforme y ordenada. Nadie puede destacarse, y nadie puede ser único. Tener un pensamiento independiente bordea lo criminal. Por esta razón, escribir como Winston lo hace en su diario ha sido prohibido. A las personas solo se les permite pensar lo que el Partido les dice, lo que lleva a lo que Syme llama "pathablar". El pensamiento independiente puede ser peligroso, ya que podría conducir a la rebelión.
Este tema llega a un punto crítico durante la tortura a Winston, cuando este insiste en que él es un hombre, y como es un hombre, O'Brien no puede decirle qué pensar. O'Brien le contesta que si es un hombre, es el último sobre la tierra. Además, sugiere que esta independencia es prueba de locura. La visión de O'Brien representa la pureza de un régimen totalitario, en el sentido de que el pensamiento independiente debe ser destruido para proteger las necesidades y los objetivos del Partido. La perdición de Winston y Julia sucede porque ellos creen que son especiales. Su arresto y tortura, sin embargo, rompe este espíritu. Una vez más, a través de esta pérdida final del pensamiento individual, somos testigos de la advertencia de Orwell contra abrazar cualquier versión de gobierno totalitario.
La música
A lo largo de la novela aparecen canciones, con mayor frecuencia cuando Winston reflexiona sobre el estado del mundo. La música parece inspirar a Winston y le permite ver la belleza y la simplicidad en un mundo violento, feo y temerario. Ve una poderosa sensación de tragedia en "Bajo el Nogal de las ramas extendidas"; respeto por el verdadero e intocable pasado en la rima de "San Clemente"; esperanza por un futuro mejor en el canto de un pájaro, y libertad y esperanza en la pasión con la que la mujer prole canta mientras cuelga su ropa. A continuación, se enumeran en orden cronológico los eventos musicales que ocurren en la novela.
Winston describe sentarse en el Café del Nogal, observando a Jones, Aaronson y Rutherford claramente destruidos, derrotados y trágicamente tristes, mientras la canción "Bajo el nogal de las ramas extendidas, / yo te vendí y tú me vendiste" se reproduce sobre la pantalla. La canción parece reflejar los espíritus rotos de estos tres hombres, que una vez fueron miembros del Partido Interior y que ahora han perdido todo.
El señor Charrington le enseña a Winston la rima que comienza con "Naranjas y limones / dicen las campanas de San Clemente", que es un vestigio del pasado. A lo largo de la novela, Winston se aferra a este fragmento y trata de descubrir el resto de la rima. Lo logra, con la ayuda de Julia, que recuerda algunas líneas más que el señor Charrington, y de O'Brien, que termina el poema para Winston.
Julia y Winston están en el País Dorado, comenzando su aventura. Mientras están uno al lado del otro examinando el paisaje, un pequeño zorzal comienza a cantar junto a ellos. Winston está atrapado por la ilimitada libertad del pájaro y se pregunta qué lo hace cantar tan bellamente. Para Winston, la canción del pájaro representa todo lo que desea en la vida. Es exactamente lo contrario del Partido.
Winston escucha a la mujer prole en el patio detrás de la casa del señor Charrington mientras trabaja. Ella canta la melodía sin ninguna vacilación, entregándose a la música con una pasión que Winston admira.
Winston le cuenta a Julia sobre el poema que el señor Charrington le enseñó, y ella le agrega dos versos. Su abuelo le había enseñado la rima cuando era chica, y Winston desea eufóricamente aprender las siguientes líneas de la pieza. Esta cooperación revela un fuerte vínculo entre Winston y Julia.
Winston analiza la Canción del Odio, creada por el Partido únicamente para la celebración de la Semana del Odio. Esta es la única vez que escuchamos una canción creada exclusivamente con un objetivo negativo. Winston señala que la Canción del Odio no es tan popular entre los proles como algunas de las melodías más simples que el Ministerio de la Verdad ha producido para ellos.
O'Brien completa la rima del señor Charrington, y Winston está inmensamente satisfecho de saber finalmente la pieza completa. Siente que obtener de O'Brien la última pieza del rompecabezas representa simbólicamente su vínculo rebelándose contra el Partido y persiguiendo un futuro lleno de libertad.
Winston oye nuevamente a la mujer de los proles cantando apasionadamente mientras lava y reflexiona sobre lo primitivo de la canción. Winston piensa en los millones de personas en todo el mundo que, al igual que esta mujer, encuentran tanto placer, poder y libertad en la música, y pueden abrazarla en sus vidas. Es arrestado inmediatamente después de esta breve escena, que cumple con la última línea de la canción "San Clemente": "Aquí tienes un hacha para cortarte la cabeza".
Winston se sienta en el Café del Nogal, tal como Jones, Aaronson y Rutherford alguna vez lo hicieron. Oye la misma canción que escuchó al mirar a esos tres hombres: "Bajo el nogal de las ramas extendidas, yo te vendí y tú me vendiste". Aquí, la canción habla de la destrucción de la independencia de Winston y de su amor, recientemente descubierto, por el Gran Hermano.
La lealtad
El partido es alimentado por la lealtad, y por lo tanto exige que sus ciudadanos apoyen todas y cada una de las acciones necesarias para garantizar una gran Oceanía. Para el Partido, la lealtad significa aceptar sin dudas ni condiciones. Irónicamente, cuando Winston compromete su lealtad a la Hermandad, también acepta las metas y los requisitos de la Hermandad sin preguntas ni dudas. Acepta hacer cualquier cosa que la Hermandad requiera, incluso si eso significara asesinar inocentes. Sin embargo, Winston también es leal a Julia y se niega a separarse de ella para siempre. Esta lealtad dividida es lo que le separa a Winston de los otros miembros del Partido. Los miembros del Partido son solo leales al Partido, al Gran Hermano y a Oceanía. Las relaciones personales no tienen importancia.
Mientras estaba en el Ministerio del Amor, O'Brien nota esta debilidad en la mente de Winston y la elimina de manera efectiva. A través de una dolorosa tortura física, O'Brien le enseña primero a Winston que la perspectiva del Partido es la verdadera. Luego, amenazándolo con ratas carnívoras, O'Brien rompe finalmente la lealtad de Winston hacia Julia. En la última escena de la novela, Winston llega a amar al Gran Hermano, y su transición, de una lealtad dividida a una total hacia el Partido, ya está completa.
Pobreza vs riqueza
La sociedad de Oceanía presenta una dicotomía clara en las condiciones de vida. Los miembros del Partido Interior viven lujosamente, con sirvientes y departamentos exuberantes y bien amueblados. Los miembros del Partido, por otro lado, viven en departamentos deteriorados de una sola habitación, sin comodidades, y comen comida insípida y de baja calidad. Los proles viven en la pobreza absoluta. El abismo entre la pobreza y la riqueza en la novela es sorprendente, y es más obvio durante las incursiones de Winston en la sociedad prole. Los edificios en los que viven los proles se están pudriendo, y la ciudad de Londres está llena de ruinas bombardeadas. Mientras que el Partido Interior vive en el lujo, los ciudadanos de Oceanía sufren, viviendo con lo mínimo en una ciudad que se desmorona.
Orwell presenta esta dicotomía para demostrar cómo las sociedades totalitarias promueven la riqueza del régimen gobernante al tiempo que disminuyen la calidad de vida de todos los demás miembros de la sociedad. Esos gobiernos hacen gala, a menudo, de sus esperanzas en establecer una sociedad igualitaria, cuando en realidad la separación entre sus condiciones de vida y la de los ciudadanos es enorme. Winston mira la ciudad de Londres y ve un mundo agonizante. Mientras tanto, O'Brien mira la ciudad de Londres y ve una sociedad atrapada en un solo momento en el tiempo, definida y controlada por el Partido.
La tecnología
Como se señaló anteriormente, la tecnología es una herramienta extremadamente importante que el Partido usa para mantener el control sobre sus ciudadanos. Sin la telepantalla, la Policía del Pensamiento no sería tan efectiva, y la propaganda no sería tan generalizada. La supervisión constante de la telepantalla encarcela eficazmente a los ciudadanos de Oceanía en su vida cotidiana: siempre están siendo observados
Irónicamente, otras áreas del desarrollo tecnológico están sorprendentemente estancadas. Por ejemplo, las máquinas de impresión en el Ministerio de la Verdad son aún bastante básicas, y cada superestado continúa construyendo las mismas bombas que utilizaban décadas antes. El progreso científico está detenido, con la excepción de los casos en los sirve a los objetivos del Partido (como la inseminación artificial o nuevos métodos para la manipulación psicológica). En el mundo de Oceanía no existe el progreso por el progreso mismo; solo hay poder en busca de poder. Cuando los desarrollos tecnológicos sirven a este poder, se los promueve. Cuando no lo hacen, son detenidos.
El lenguaje
La Neolengua juega un papel extremadamente importante en la sociedad de Oceanía y en el control del Partido sobre su población. Como dice Syme, la Neolengua reduce y limita el número de palabras en el idioma, eliminando palabras usadas para describir la rebelión o la independencia (con el objetivo final de eliminar la capacidad de los ciudadanos de pensar en contra del Partido). Curiosamente, el Partido trabaja para formar un lenguaje a su alrededor en lugar de aceptar y asumir naturalmente el idioma de las personas que conforman el país. De esta manera, el lenguaje se usa como otro mecanismo de control mental.
Eliminar el idioma original de una nación sirve para reducir la importancia del pasado de la misma. Los idiomas se desarrollan a lo largo de los siglos y están profundamente entrelazados con la cultura y la historia. Redefinir y forzar un idioma en una población, como se hizo a menudo en la era postcolonial, niega a la sociedad de su individualidad. El Partido cumple este objetivo con gran eficacia.