Resumen
Winston vive en la ciudad de Londres, en la Franja aérea 1. Londres está localizada dentro del superestado de Oceanía, antes conocido como Gran Bretaña. La primera parte del libro consiste, en buena medida, en contar las reflexiones personales de Winston sobre su existencia en el mundo en el que vive. Oceanía es un estado totalitario dominado por los principios del Ingsoc (el socialismo inglés) y está gobernado por una organización ominosa conocida simplemente como "el Partido", del que el Gran Hermano es la figura principal. Existen en el mundo otros dos superestados, además de Oceanía, que se llaman Eurasia y Asia Oriental, y los tres están siempre involucrados en una serie cambiante de alianzas y enfrentamientos. Winston es un miembro del Partido y usa el uniforme correspondiente: los "monos" azules.
En las primeras páginas, encontramos a Winston, luego de subir los siete pisos a su departamento con lentitud debido a su molesta úlcera en el tobillo, mirando por la ventana de su departamento y notando la inmensa y ominosa presencia de los cuatro edificios de los Ministerios: el Ministerio de la Verdad, que maneja las noticias, el entretenimiento, la educación y las bellas artes relacionadas con el Partido; el Ministerio de la Paz, que se encarga de los asuntos de guerra; el Ministerio del Amor, que administra la ley y el orden, y el Ministerio de la Abundancia, que administra los asuntos económicos. En Neolengua, el idioma oficial de Oceanía, estos ministerios están conocidos como Miniver, Minipax, Minimor y Minidancia. Winston ve con claridad el Ministerio de la Verdad desde la ventana de su departamento, e incluso puede distinguir los tres lemas del Partido esculpidos en la gran estructura del hormigón blanco con forma de pirámide: "La guerra es la paz", "La libertad es la esclavitud" y "La ignorancia es la fuerza".
El departamento de Winston tiene una telepantalla, una placa de metal oblonga como un espejo embotado que recibe y transmite información simultáneamente. La máquina lanza constantemente propaganda del Partido, pero también monitorea a cada miembro del Partido, escucha sus palabras y observa sus acciones en busca de cualquier evidencia de deslealtad. Las telepantallas son una herramienta clave de la Policía del Pensamiento, cuya única responsabilidad es identificar a los desleales del Partido, incluso con una sola palabra, frase o expresión facial. Curiosamente, la telepantalla de Winston está colgada en un ángulo tal que un rincón de una pequeña alcoba no es captada por la cámara. Él se sienta en un escritorio en esa alcoba y comienza a escribir en un diario que compró discretamente en una tienda de antigüedades. En 1984 en Oceanía, las personas no conservan documentación personal. Tal comportamiento se considera peligroso, ya que promueve la independencia y el pensamiento individual. Al prepararse para escribir en este diario, Winston sabe que está cometiendo un crimental, o crimen del pensamiento y, por lo tanto, está arriesgando su vida. Winston escribe "4 de abril de 1984" y luego se da cuenta de que ni siquiera está seguro del año, ya que es imposible saber si la información que el Partido difunde es cierta.
Winston empieza a escribir sobre una violenta película de guerra con vívidas escenas de muerte. A continuación, recuerda un evento de ese mismo día que lo inspiró a empezar escribir en su diario. Ocurrió alrededor de las once de esa mañana (el tiempo se mantiene en el sistema horario de veinticuatro horas) durante los Dos Minutos de Odio, una presentación diaria de propaganda, orientada a grupos en sus lugares de trabajo, que alaba al Gran Hermano, a Oceanía y al Partido, y denuncia a Emmanuel Goldstein, figura central del capitalismo, enemigo número uno del Partido y enemigo actual en la guerra de Oceanía. Mientras estaba rodeado de otros miembros del Partido, atrapados en el fervor de denunciar a sus enemigos, literalmente gritando, lanzando cosas a la telepantalla y alabando al Gran Hermano y a Oceanía, Winston tomó nota de los que lo rodeaban. Observó a la chica de cabello oscuro que había visto en el Ministerio, a quien odiaba basado en su aparente adoración al Partido, y también a un hombre llamado O'Brien, miembro del Partido Interior a quien también veía con frecuencia en el Ministerio de la Verdad . O'Brien y él se miraron a los ojos, y Winston sintió inmediatamente que ambos pensaban lo mismo, asumiendo que O'Brien también encontraba esta práctica y la propaganda del Partido desagradables. O'Brien, de repente entendió, también deseaba libertad individual. Respaldado por lo que percibía como un apoyo no verbal de sus sentimientos antipartidistas, Winston decidió empezar a escribir en su diario ese misma día.
Al recordar este evento, Winston descubre que, sin darse cuenta, ha escrito "ABAJO EL GRAN HERMANO" una y otra vez en su diario. Siente un poco de pánico, pero luego se recuerda a sí mismo que ya sabe que un día será arrestado. Es solo una cuestión de tiempo. Un golpe en la puerta interrumpe sus pensamientos. Winston supone que la Policía del Pensamiento ya lo ha encontrado, pero pronto descubre que su visitante es la señora Parsons del otro lado del pasillo. Su esposo trabaja con Winston en el Ministerio de la Verdad, y la señora Parsons ha venido a pedirle a Winston que la ayude a desatascar el fregadero. Él la ayuda, y al hacerlo conoce a su hijo y a su hija, miembros de la Liga Juvenil de Espías y fervientes partidarios del Partido, ansiosos por mostrar su lealtad. De hecho, le ruegan a su madre que los lleve al ahorcamiento de un enemigo declarado del Partido, un evento lamentablemente común. Winston predice que, muy pronto, estos niños denunciarán a sus inocentes padres ante la Policía del Pensamiento, y serán públicamente llamados "héroes infantiles".
Winston regresa a su departamento y empieza a reflexionar sobre la imposibilidad de escaparse del Partido. Empieza a pensar de nuevo en O'Brien, recordando cómo hace siete años soñó que estaba caminando por una habitación oscura, cuando de repente escuchó la voz de O'Brien decir: "Nos encontraremos en el lugar donde no hay oscuridad". Desde ese sueño, Winston ha entendido cada vez mejor la percepción compartida de O'Brien sobre el Partido. Continuando, reflexiona sobre los principios sagrados del Ingsoc y la mutabilidad del pasado, y le parece "estar recorriendo las selvas submarinas, perdido en un mundo monstruoso cuyo monstruo era él mismo". Winston se siente solo en su rebelión interna y se pregunta para quién está escribiendo el diario. Las posibilidades de que cualquier humano que no sea miembro de la Policía del Pensamiento lea alguna vez sus palabras es bastante pequeño. Antes de regresar al trabajo, Winston escribe algunos pensamientos finales en su diario: "Desde esta época de uniformidad, de este tiempo de soledad, la Edad del Gran Hermano, la época del doblepensar... ¡muchas felicidades!". Finalmente, con una solemne comprensión, señala: "El crimental (el crimen de la mente) no implica la muerte; el crimental es la muerte misma". Para asegurarse de que no lo descubran, Winston se quita la tinta cuidadosamente de las manos y coloca el diario en el cajón de su escritorio con polvo en la tapa frontal, un dispositivo de seguridad que revelará si otras manos han tocado su precioso libro.
Análisis
En estos primeros capítulos de 1984 conocemos al personaje principal, Winston Smith, y aprendemos sobre el régimen totalitario en el que vive como ciudadano de la Franja aérea 1 en Oceanía. Winston vive una vida dura y limitada: lo observan en todo momento y lo obligan a someterse al Partido en casi todos los aspectos de su existencia. En Oceanía, aquellos que no se someten al Partido sufren la ira de la Policía del Pensamiento. Los paralelismos que establece Orwell con los regímenes totalitarios de principios del siglo XX, como el de la Alemania nazi y la Unión Soviética de Stalin, y el grado de control que mantenían sobre sus ciudadanos, son claros. En 1984, el Partido mantiene el control sobre sus ciudadanos mediante el uso de telepantallas que transmiten constantes flujos de propaganda a la vez que observan a los ciudadanos; actos de propaganda organizados y obligatorios, como la Semana del Odio y los Dos Minutos de Odio, y el miedo a la Policía del Pensamiento y a los castigos por los crimenes del pensamiento, o crimentales, en general. El Partido controla a sus ciudadanos y mantiene su poder mediante el uso de una profunda manipulación psicológica.
Winston ve con tristeza y desdén las regularidades de su mundo: el rostro del Gran Hermano, la telepantalla, los departamentos derruidos y la triste existencia de su vecino y de los hijos de este, que adoran al Partido. Tiene profundas reservas respecto al Partido y cree que debe haber esperanza en un futuro más brillante, en el que existan libertades personales. Sin embargo, le asusta la fuerte fidelidad de los hijos de su vecino hacia el Partido. Ve cómo las mentes jóvenes pueden ser adoctrinadas a favor del Partido a través de organizaciones como la Liga Juvenil de Espías, que alienta a los niños a reportar al Partido a cualquier persona que crean que es un delincuente, incluso si se trata de sus propios padres. Este control e influencia sobre los miembros más jóvenes de la sociedad de Oceanía nos habla del grado y la masividad del control psicológico que el Partido ejerce sobre sus ciudadanos, y nuevamente nos ofrece una comparación con las organizaciones totalitarias del siglo XX, como la Juventud Hitleriana.
Cuando conocemos a Winston, estas ideas rebeldes se han ido alimentando, claramente, por bastante tiempo. Ahora, al escribir su diario, está dando el primer paso físico hacia una rebelión total. Al poner su pluma sobre el papel, Winston sabe que está cometiendo un crimental. Ahora se ha convertido en un criminal, y sabe que su eventual arresto es inevitable. Esta perspectiva fatalista permanece con Winston a lo largo de la novela. Como le dice a veces a Julia, "Nosotros somos los muertos". Él no tiene ninguna esperanza real de rebelión en su época, pero no puede someterse al Partido. Este estado intermedio lo obliga a recordarse constantemente su eventual arresto, tortura y muerte.
Winston es un ciudadano único de Oceanía. Aunque fue criado desde muy pequeño en el seno del Partido, Winston alberga un fuerte sentido de libertad individual, mientras quienes lo rodean parecen empaparse en la propaganda del Partido y no encontrar ninguna falla en las constantes y obvias revisiones de la historia del Partido. Al enfatizar la importancia de que Winston arriesgue su vida a través del acto físico de la escritura, Orwell demuestra lo extraño de la libertad personal y de la autoexpresión en regímenes totalitarios, y echa luz sobre el masivo grado de control que ejerce el Partido sobre los ciudadanos. Al mismo tiempo, la determinación de Winston de empezar un diario (y su escritura inconsciente de "ABAJO EL GRAN HERMANO") nos muestra la fuerza de estos sentimientos antipartidos de Winston. Se siente solo en su acto de rebelión y en su actitud hacia al Partido, pero tiene la esperanza de que O'Brien comparta su punto de vista. En estos capítulos conocemos también a O'Brien, un hombre que se convierte en un símbolo de rebelión en la mente de Winston, por primera vez. Sin embargo, al final es O'Brien quien guiará a Winston hacia su caída, y lo torturará hasta su completa sumisión.
Winston tiene vívidos sueños que demuestran ser proféticos. Escucha la voz de O'Brien en un sueño, diciéndole que "se encontrarán en el lugar donde no hay oscuridad". Eventualmente se encontrarán en este sueño, pero el "lugar donde no hay oscuridad" no está asociado con la libertad, como Winston había esperado. Más bien, es el interior del Ministerio del Amor, donde los criminales del pensamiento como Winston son torturados, y donde las luces están siempre encendidas.
La ironía en la denominación de cada ministerio es una obvia anotación sobre la naturaleza contradictoria del Partido. Los criminales son torturados en el Ministerio del Amor, la guerra es librada por el Ministerio de la Paz, la desinformación y las mentiras se distribuyen regularmente desde el Ministerio de la Verdad, y el Ministerio de la Abundancia supervisa y maneja la débil economía de Oceanía, donde la mayoría de los ciudadanos viven en la pobreza. De hecho, Londres se encuentra en un grave estado de decadencia urbana que el Partido simplemente ignora, afirmando en cambio, con una actitud celebratoria, cuán maravillosas y abundantes son las vidas de los ciudadanos de Oceanía. Los lemas del Partido exhiben contradicciones similares: "La guerra es la paz", "La libertad es la esclavitud" y "La ignorancia es la fortaleza". El Partido está construido y prospera sobre tales contradicciones. Forzar la aceptación de inexactitudes así de descaradas elimina la capacidad del individuo de cuestionar al Partido o pensar de una manera independiente.