En medio de la mañana, Winston toma un descanso en el trabajo para ir al baño. Nota a la chica de pelo oscuro caminando hacia él. Los dos están solos en el pasillo. La chica se cae y Winston se apresura a ayudarla a levantarse. Mientras lo hace, ella le entrega discretamente un pedacito de papel. Para evitar ser detectado, Winston espera cinco minutos en su escritorio antes de permitirse leerlo, imaginando todo el tiempo que tal vez sea una advertencia o una citación de la Policía del Pensamiento. Finalmente lo mira. Lee: "Te amo". Winston queda pasmado.
Luego, ya en la cama de su departamento, Winston puede pensar en el papel y analizar sus sentimientos. Trata de determinar cómo ponerse en contacto con la chica para concertar una cita. Como ella trabaja en el Departamento de Ficción, sería demasiado obvio si se toparan nuevamente en el pasillo. Durante la semana siguiente, siguen esquivándose en el comedor. Finalmente, se las arregla para sentarse en una mesa vacía, a solo unos pocos asientos de ella. Casi susurrando, y sin mirarse, acuerdan reunirse en la Plaza de la Victoria.
En la Plaza, la emoción de un convoy de prisioneros eurasiáticos causa una multitud, y ambos pueden pararse uno al lado del otro. La chica comienza la conversación de inmediato, delineando un plan para reunirse en un punto específico y distante, en el campo, domingo siguiente por la tarde. Winston está de acuerdo. Justo antes de que la multitud se disperse, la chica le da la mano y, al tocarla, Winston siente que se ha aprendido todas sus partes de memoria.
El domingo Winston viaja al campo siguiendo las instrucciones de la chica. Mientras arranca algunas flores silvestres para ella, ella lo encuentra y se dirigen al apartado lugar que ella tiene en mente. Antes de que algo suceda, Winston le dice que tiene treinta y nueve años y venas varicosas, una esposa y cinco dientes postizos. La chica le responde que no le importa. Comienzan a hablar y Winston se entera de que ella se llama Julia. Ella sabe desde hace tiempo que él es Winston Smith. Él le confiesa haber creído que ella era parte de la Policía del Pensamiento. A Julia le parece una idea bastante graciosa, pero parece contenta de ser tan creíble como devota del Partido.
Julia y Winston pasean por un pequeño enclave. Winston, parado al borde de un pequeño claro, reconoce de repente el paisaje: es el País Dorado de sus sueños. Un pájarito posado cerca de ellos empieza a cantar apasionadamente, y su sonido impresiona a Winston como un ejemplo de pura belleza. Regresan al claro. Tal como lo vio en su sueño, Julia se arranca la ropa y se abrazan. Ella revela que ha hecho esto con muchos miembros del Partido, y Winston explica que cuantos más hombres haya tenido, más la amará. Se ve inspirado por la libertad y la apasionada rebelión de ella, ya que la corrupción dentro del Partido le da esperanza para el futuro. Después de tener relaciones sexuales, Winston compara su romance con un acto político: un golpe contra el Partido.
Cuando Julia se despierta de un breve sueño, se vuelve inmediatamente formal: se viste y analiza dónde deberían reunirse más adelante, ya que es peligroso volver al mismo lugar más de un par de veces. Pueden reunirse de nuevo, en privado, una vez en el mes de mayo, en el campanario de una iglesia en ruinas, pero por lo demás deben saciarse con encuentros menores, aparentemente accidentales e inadvertidos en las calles públicas, durante los que pretenden no conocerse. En la torre de la iglesia, Winston aprende más sobre la vida de Julia: tiene veintiséis años, vive en un albergue con otras chicas y trabaja en la máquina de escribir novelas del Departamento de Ficción. No tiene recuerdos de la vida antes de la Revolución, y casi no conoce a nadie que lo haga. A lo largo de su vida ha sido un miembro ideal del Partido, a menudo seleccionada para funciones de liderazgo en organizaciones juveniles. También confiesa que ha trabajado en Pornosec, la sección de pornografía del Departamento de Ficción, dedicada a la creación de historias pornográficas para los proles. Aparentemente, el Partido cree que las mujeres son más adecuadas para el Pornosec, porque su moral no se verá tan tentada por el material como la de los hombres. Ella tuvo su primera aventura amorosa a los dieciséis años, y no cree en el movimiento clandestino anti-Partido de la Hermandad.
Winston le habla acerca de su propia vida: sobre su esposa, Katharine, llamándola "piensabien", que significa total y completamente leal al Partido, incluso en sus pensamientos más íntimos. Winston la odiaba a ella y a su abordaje frío y distante de su vida sexual. Julia predice que Katharine consideraba el su "obligación para con el Partido", y Winston se sorprende al saber que esta es una frase que se les enseña a usar a las mujeres. Con esta revelación empieza a comprender la profundidad del puritanismo sexual del Partido. Eliminar el sexo permite que la energía se concentre de otra manera, en una violenta lealtad hacia al Partido y en el odio hacia sus enemigos. Además, la eliminación del instinto primario elimina cualquier lealtad que no sea hacia el Partido. Luego, Winston confiesa que una vez, mientras estaba separado de un grupo más grande en medio de una caminata por el campo, consideró asesinar a su esposa, pero no lo hizo. Julia le dice que debería haberlo hecho para liberarse. Winston está de acuerdo.
Después de un momento, Winston empieza a comprender que Julia cree que es posible continuar viviendo una vida secreta, mientras que él sabe que la Policía del Pensamiento los encontrará eventualmente. Expresando esta idea, Winston dice: "Nosotros somos los muertos". Julia postula que aún no están muertos y empieza a describir su plan para volver a verlo.
Análisis
En estos capítulos, Winston da un paso significativo en su rebelión contra el Partido. Comienza una historia de amor, rechazando abiertmente el odio del Partido hacia la atracción sexual y el disfrute. En Julia Winston finalmente encuentra un aliado en su lucha contra el Partido. Ya no está solo. La presencia de Julia respalda los pensamientos y sentimientos antipartidistas de Winston, pero su romance también resalta las diferencias en sus actitudes hacia al Partido. Julia desprecia el Partido pero lo acepta como un gobierno permanente. No se ilusiona con derribar el Partido ni con iniciar una rebelión exitosa contra él. Por el contrario, disfruta encontrar su propia forma de rebelarse, como al planificar eficientemente sus encuentros con Winston. Julia quiere vivir el mayor tiempo posible sin ser atrapada en sus pequeñas rebeliones y dentro de los límites que el Partido le ofrece. En contraste, Winston está seguro de que será arrestado y morirá. En lugar de trabajar para proteger su propia vida, Winston adopta una actitud fatalista mientras mantiene la esperanza de una rebelión contra el Partido y sueña con un futuro libre de él.
Julia y Winston se encuentran en la plaza y observan una procesión de prisioneros de guerra. Aquí vemos la brutalidad del régimen totalitario. El Partido hace desfilas deliberadamente a estos prisioneros por la plaza pública para usarlos como fuente de propaganda, y para unir a la multitud contra ellos. El desfile de presos sugiere que el Partido está teniendo éxito en la guerra y reúne el apoyo de la multitud a los esfuerzos de guerra del Partido. Aquí, nuevamente, el Partido está manipulando magistralmente las mentes de sus súbditos a través de esfuerzos de propaganda cuidadosamente planificados. Además, estos prisioneros, junto a otros que ya están en Oceanía, son los únicos extranjeros en la nación. Los ciudadanos de Oceanía nunca interactúan con extranjeros, lo que constituye otro método de control que impide que los ciudadanos entiendan cómo es la vida más allá de Oceanía o del alcance del Partido. Sin una base de comparación, los ciudadanos de Oceanía no tienen más remedio que contentarse con sus vidas.
El encuentro de Winston y Julia en el País Dorado es un momento importante en la novela. Aquí, Winston ve la imagen de su sueño, que consiste en Julia rasgándose la ropa en medio del País Dorado, transformada en realidad. Además, se emociona con el apasionado canto de un pájaro, que es, a sus ojos, una maravillosa expresión de libertad y belleza. A lo largo de la novela, Winston encuentra una gran inspiración en la música. Aquí se da a través del pájaro, y en gran parte de la novela se dará a través de la mujer prole que canta apasionadamente mientras lava la ropa en su jardín.
Winston habla con Julia sobre su esposa, revelando su frigidez sexual, y Julia no se sorprende. De nuevo, las opiniones puritanas del Partido sobre la sexualidad se hacen evidentes. Winston se anima al enterarse de que Julia ha tenido muchos amoríos, el primero a los dieciséis años. En su opinión, este comportamiento es un gran acto de rebelión política contra el Partido, y está ansioso por participar él también de él. En un nivel más personal, Winston está eufórico por estar finalmente en una relación sexual donde ambas partes están ansiosas por el placer, y en la que el Partido no juega ningún papel.