“Yo soy Amada y ella es mía. La veo llevar flores lejos de las hojas las pone en una canasta redonda las hojas no son para ella llena la canasta escarba en el césped y yo la ayudaría pero las nubes se interponen en el camino como puedo decir cosas que son imágenes yo no estoy separada de ella no hay lugar donde detenerme su cara es la mía propia y quiero estar allí en el lugar donde su cara está y además estar mirándola una cosa caliente”. Capítulo 22, pág. 210
Amada continúa con recuerdos fragmentados de un hombre muerto encima de ella y su fascinación con dientes puntiagudos y blancos y al mismo tiempo refiriéndose a ‘una cosa caliente’. Habla acerca de hombres blancos que hacen cosas sin especificar a Amada y a otros desconocidos. Habla acerca de poder ver a una mujer con una canasta redonda de flores, luego con hierro alrededor de su cuello y luego con pendientes de diamantes—pero no puede alcanzarla. Cree que la mujer la va a sonreír, pero entonces dice:
“Veo la oscura cara que me va a sonreír es mi oscura cara que me va a sonreír el circulo de hierro está alrededor de nuestro cuello ella no tiene elegantes pendientes en sus orejas o una canasta redonda entra en el agua con mi cara”. Capítulo 22, pág. 212
Luego habla acerca de estar parada de pie en un puente para mirar a la mujer en el agua que le va a sonreír y como espera y desea que su cara se una a esa cara. Pero la cara en el agua se come a la suya y su propio yo se aleja flotando en el agua. Después de que su antiguo cuerpo se aleje flotando en el agua, busca un sitio donde ir y encuentra 124.
“No estoy muerta me siento el sol cierra mis ojos cuando los abro veo la cara que perdí la cara de Sethe es la que me abandonó Sethe ve que la miro y veo la sonrisa su cara sonriente es el lugar para mí es la cara que perdí ella es mi cara sonriéndome finalmente sonriéndome una cosa caliente ahora nos podemos unir”. Capítulo 22, pág. 213
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