"Cuando leemos un folleto sobre el cáncer, una página web o lo que sea, vemos que sistemáticamente incluyen la depresión entre los efectos colaterales del cáncer. Pero en realidad no es un efecto colateral del cáncer. La depresión es un efecto colateral de estar muriéndose. (El cáncer también es un efecto colateral de estar muriéndose. La verdad es que casi todo lo es)".
Tanto Hazel como Peter Van Houten consideran el cáncer y la gente con cáncer como efectos colaterales. Esta cita corresponde al inicio de la novela e ilustra, con su humor amargo y su reflexión sobre la vida, cuál será el tono de la narración para el resto del libro.
"-Llegará un día en que todos nosotros estaremos muertos -dije-. Todos nosotros. Llegará un día en que no quedará un ser humano que recuerde que alguna vez existió alguien o que alguna vez nuestra especie hizo algo. No quedará nadie que recuerde a Aristóteles o a Cleopatra, por no hablar de ustedes. Todo lo que hemos hecho, construido, escrito, pensado y descubierto será olvidado, y todo esto habrá existido para nada. Quizás ese día llegue pronto o quizá tarde millones de años, pero, aunque sobrevivamos al desmoronamiento del sol, no sobreviviremos para siempre. Hubo tiempo antes de que los organismos tuvieran conciencia de sí mismos, y habrá tiempo después. Y si te preocupa que sea inevitable que el hombre caiga en el olvido, te aconsejo que ni lo pienses. Dios sabe que es lo que hace todo el mundo".
Estas son las primeras palabras que Hazel le dirige a Augustus, una especie de sermón en el Grupo de Apoyo. Así comienza la historia romántica que se desarrollará a lo largo de toda la novela, con una visión sobre la vida, la muerte y la posibilidad de sobrevivir al olvido que es, a la vez, crudamente realista e ingeniosamente filosófica. Hazel acierta al miedo más profundo de Augustus, y a pesar de que no puede aliviárselo, al menos es capaz de proponerle otra forma de ver la realidad y de correrlo de sus propios pensamientos sobre la necesidad de dejar una marca en el mundo.
"Mi libro favorito, y por mucho, era Un dolor imperial, pero no me gustaba decirlo. Algunas veces lees un libro, sientes un extraño afán evangelizador y estás convencido de que este desastrado mundo no se recuperará hasta que todos los seres humanos lo lean. Y luego están los libros como Un dolor imperial, de los que no puedes hablar con nadie, libros tan especiales, escasos y tuyos que revelar el cariño que les tienes parece una traición".
Los libros y la literatura son un tema recurrente en la novela. Considerando el éxito que la obra de Green ha tenido, Bajo la misma estrella podría ser uno de esos libros que causa amor y deseos de "evangelizar" al mundo para que lo lea. Presentar a Hazel como una ávida lectora también ayuda a que el lector se identifique con ella y genere empatía rápidamente, especialmente los lectores adolescentes a quienes la novela está dirigida.
"Supongo que yo estaba mirando el estímulo de encima de la tele, un dibujo de un ángel con la leyenda: «Sin dolor, ¿cómo conoceríamos el placer?». (Podríamos analizar este estúpido y poco sofisticado argumento sobre el sufrimiento durante siglos, pero baste con decir que la existencia del brócoli en ningún caso afecta el gusto del chocolate)".
La idea de que no puede existir placer sin dolor es abordado múltiples veces a lo largo de la historia. A pesar de que Hazel socava su significado, lo utiliza en su discurso fúnebre para Augustus, explicando que los funerales son para los vivos y que el concepto puede ser reconfortante para su familia y para otros. Si ella realmente lo cree al final de la novela no queda claro, pero quizás su relación con Gus la hacen reflexionar sobre ello, y aceptar que el dolor y la felicidad están intrínsecamente conectados.
"...pero la naturaleza de las estrellas es cruzarse, y nunca Shakespeare se equivocó tanto como cuando hizo decir a Casio: «La culpa, querido Bruto, no la tienen nuestras estrellas / sino nosotros»".
El tema que Van Houten desarrolla en esta carta que le envía a Augustus después de que él le escribiera para contarle de su amor por Hazel es el de la falta de autonomía. A pesar de que Casio dice que el problema no es el destino sino las decisiones que toma cada individuo, Van Houten argumenta que eso es fácil de decir cuando uno es un privilegiado, pero que no es cierto cuando uno atraviesa verdaderas adversidades. El título de la novela, entonces, hace referencia directamente a este tema y a la idea de las estrellas de los amantes que se cruzan, y la imposibilidad de llevar sus vidas por otro rumbo.
"Mientras leía, sentí que me enamoraba de él como cuando sientes que estás quedándote dormida: primero lentamente, y de repente de golpe".
Hazel, quien usualmente se muestra muy racional para ser una adolescente, especialmente cuando se trata de evitar las acometidas románticas de Augustus, piensa esto mientras Gus le lee un pasaje de su libro favorito. Hazel mantiene su amor hacia Gus en secreto por mucho tiempo, y eso marca un conflicto interno entre el amor y la seguridad, al que cede recién en Ámsterdam. Cuando Augustus recae, Hazel comprende que quizás es mejor permitirse enamorarse, como manifiesta en esta cita, incluso ante la posibilidad de terminar lastimada.
"Estoy enamorado de ti, y no tengo ganas de privarme del sencillo placer de decir la verdad. Estoy enamorado de ti y sé que el amor es solo un grito en el vacío, que es inevitable el olvido, que estamos todos condenados y que llegará el día en que nuestros esfuerzos volverán al polvo. Y sé que el sol engullirá la única tierra que vamos a tener, y estoy enamorado de ti".
Al contrario de Hazel, Augustus no teme enamorarse y manifestarlo; incluso expresa que no quiere privarse de los placeres más simples, como decir la verdad. Esta actitud coincide con su deseo de lograr dejar marcas en el mundo, y tiene que ver con el lema, muy popular entre los adolescentes alrededor de 2010: YOLO - You only live once, es decir, "solo vives una vez".
"Había dedicado buena parte de mi vida a intentar no llorar delante de las personas que me querían, así que sabía lo que estaba haciendo Augustus. Aprietas los dientes. Miras al techo. Te dices a ti misma que si te ven llorando, sufrirán, y solo serás tristeza para ellos, y no debes convertirte en mera tristeza, así que no llorarás, y te dices todo esto a ti misma mirando el techo, y luego tragas saliva, aunque la garganta no la deje pasar, y miras a la persona que te quiere y sonríes".
Esta cita es un ejemplo del lenguaje cargado de imágenes sensoriales y de emoción propio de la escritura de John Green. Hazel debe lidiar con mucho más que los problemas típicos de los adolescentes, y a través de sus momentos más difíciles ha desarrollado la habilidad de proteger a sus allegados de la tristeza. Por eso trata muchas veces de ocultar sus sentimientos: para no dañar a la gente que la quiere, lo que constituye su mayor miedo. Cuando ve a Gus atravesado por las mismas emociones, Hazel siente mucha empatía hacia él y lo apoya incondicionalmente. En ese momento, justamente, la novela da un giro drástico: ahora es Gus, y no ella, quien se convierte en la granada que puede explotar en cualquier momento y dañar a todo su entorno.
"El mundo no es una fábrica de conceder deseos".
Esta frase la utilizan Hazel, Augustus y Peter Van Houten a lo largo de toda la novela. Puede asumirse que Van Houten la escribió en su libro Un dolor imperial, de donde la han recuperado Hazel y Augustus. En general, los personajes la utilizan como una frase de aceptación de las adversidades contra las que se enfrentan. El cáncer, cuando uno está rodeado de las personas que ama y de los recursos necesarios, no es lo peor del mundo, e incluso si lo fuera, eso solo contribuiría a la idea de que el mundo no se preocupa por los sentimientos individuales ni es justo con las personas.
"Entre el 0 y el 1 hay infinitos números. Están el 0,1, el 0,12, el 0,112 y toda una infinita colección de otros números. Por supuesto, entre el 0 y el 2 también hay una serie de números infinita, pero mayor, y entre el 0 y un millón. Hay infinitos más grandes que otros. Nos lo enseñó un escritor que nos gustaba. En estos días, a menudo siento que me fastidia que mi serie infinita sea tan breve. Quiero más números de los que seguramente obtendré, y quiero más números para Augustus de los que obtuvo. Pero, Gus, amor mío, no puedo expresar lo mucho que te agradezco nuestro pequeño infinito. No lo cambiaría por el mundo entero. Me has dad una eternidad en estos días contados, y te doy las gracias".
Para el discurso de prefuneral que le pide Augustus, Hazel se inspira en la paradoja de Zenon de la que le ha hablado Peter Van Houten durante el desastroso encuentro en Ámsterdam. El hecho de que Hazel haya reflexionado sobre este concepto y lo utilice en su discurso demuestra su madurez y su capacidad para procesar la muerte de su amado y poder seguir adelante.