Resumen
En el mes de febrero de 1829, un montonero que viaja para incorporarse a las divisiones de López tiene una pesadilla que lo hace gritar. Isidora Cruz, la mujer que duerme a su lado, se despierta por el grito. Al día siguiente, el hombre muere cuando la caballería de Suárez ataca a los suyos. Tiempo después, Isidora da a luz a Tadeo Isidoro Cruz.
Análisis
Con este relato, Borges retoma una historia que ha alcanzado la condición de mito en la cultura popular argentina, El gaucho Martín Fierro. A diferencia del original, su reescritura no tiene como protagonista a Fierro sino a Cruz, un personaje secundario cuya historia se asemeja en muchas cosas a la del primero. Sobre esta semejanza Borges estructura su relato.
Lo primero con lo que nos encontramos los lectores al sumergirnos en esta lectura es con un título que despierta cierto extrañamiento, que engendra dudas respecto al carácter ficcional del cuento: “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829-1874)”. Esta primera impresión no hace más que pronunciarse gracias a las distintas alusiones a elementos reales de la historia argentina que abundan al comienzo del relato. Se dice, por ejemplo, que el padre de Cruz es un montonero hostigado por Lavalle que “marchaba desde el Sur para incorporarse a las divisiones de López” (63). También se narra que la noche siguiente a la del sueño muere “en una zanja, partido el cráneo por un sable de las guerras del Perú y del Brasil” (ídem) luego de que lo acorralara la caballería de Suárez.
La cantidad de información histórica contenida en tan solo unas líneas resulta desconcertante, sobre todo para aquellos que no se encuentran versados en la historia argentina del siglo XIX. Según Barrenechea, una de sus críticas más citadas, lo fantástico en Borges se produce como efecto de una serie de estrategias que tienen como objetivo poner en duda la verosimilitud del mundo, tanto narrativo como real. En este caso, el hecho de que Borges presente el cuento como una biografía y utilice información histórica como materia prima para la elaboración ficcional confirma con creces la hipótesis de la autora. Vale, por ello, una breve aproximación a los acontecimientos históricos narrados en esta primera sección.
En la Argentina del siglo XIX comenzaron a crearse las montoneras, unidades militares irregulares, muchas veces compuestas por población civil, a cuyos integrantes comenzaron a llamarlos montoneros. Durante la guerra civil protagonizada por las facciones federales y unitarias entre los años 1828 y 1831, estas unidades militares fueron utilizadas por las distintas fuerzas en pugna. En cuanto a los acontecimientos recuperados en el cuento, se menciona los que, bajo el mando del caudillo federal Estanislo López, cumplieron la función de desgastar las tropas militares del general unitario Lavalle.
Otro tanto se puede decir respecto a la muerte del padre de Cruz, quien muere, “partido el cráneo por un sable de las guerras del Perú y de Brasil” (63), acorralado por la caballería del coronel Suárez. Este coronel no fue otro que Manuel Isidoro Suárez, bisabuelo de Borges por rama materna que participó en las guerras de independencia hispanoamericanas en Perú, y luego en las batallas contra el Imperio de Brasil.
Como vemos, Borges consigue entremezclar, en tan solo unas líneas, la historia nacional y la de la gloria militar de su familia, con la tradición gauchesca y su propia literatura. En esta imbricación podemos advertir el carácter eminentemente intertextual de la producción borgeana, entendido aquí como el “hecho de que en muchas obras literarias se percibe la presencia o al menos la influencia de otras” (2001: 187 y 188), como explica la especialista Hanne Klinting en su análisis del cuento. En Borges, suele afirmarse, la escritura siempre es reescritura, y en ello descansa la clave para comprender cabalmente “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”. Nos encontramos, con este cuento, ante “una glosa al Martín Fierro” (197), como afirma el propio Borges. Se trata de la reescritura de uno de los mayores clásicos de la literatura argentina; una reescritura que integra, además, elementos de heterogénea procedencia, como la historia nacional y la familiar (ver sección “Martín Fierro: una figura en disputa” para más información).
En esta línea, vale mencionar la relevancia del epígrafe con el que comienza la historia; unos versos del poema “The Winding Stair”, del irlandés William Butler Yeats: “I’m looking for the face I had / Before the world was made” (63). Aunque estos versos -cuya traducción es la siguiente: “Estoy buscando el rostro que tuve antes de que el mundo fuera hecho”- no pertenezcan al cuerpo del cuento, deben considerarse como una parte constitutiva suya y funcionan como una señal de lo que será el desenlace del relato: la adquisición de Cruz de una identidad y un sentido de vida que le estaban predestinados.