Resumen
Acto I, Cuadro III, Escena I
El tercer cuadro comienza en la cueva de la Novia. La Madre y el Novio la visitan para pedir su mano. Los recibe una Criada. Se describe una decoración bastante ampulosa. La Madre se queja de que la casa de la Novia queda muy lejos, y de que viven muy apartados.
Acto I, Cuadro III, Escena II
Aparece el Padre de la Novia. Tienen una conversación sobre el campo, sobre las tierras que son propiedad de cada uno. El Padre comenta sobre la fuerza y bondad de su hija. La Madre, sobre la honra de su hijo. Se bendicen y combinan la boda para el jueves siguiente, coincidiendo con el cumpleaños número veintidós de la Novia. La Madre vuelve a sacar el tema de sus muertos. Luego se presenta la Novia.
Acto I, Cuadro III, Escena IV
Se saludan, y el Padre dice a la Novia: "No debes estar seria. Al fin y al cabo ella va a ser tu madre". Ella le contesta "Estoy contenta. Cuando he dado el sí es porque quiero darlo".
La Madre le describe el matrimonio a la Novia como “Un hombre, unos hijos y una pared de dos varas de ancho para todo lo demás”. Le ofrece los regalos que le compraron. El Padre ofrece vino, pero el Novio no bebe. El Padre contesta "Mejor". Se despiden y el Novio le dice a la Novia: "Cuando me voy de tu lado siento un despego grande y así como un nudo en la garganta". Ella le responde: "Cuando seas mi marido ya no lo tendrás". El Novio y la Madre despiden a la Criada y se van; el Padre sale con ellos.
Acto I, Cuadro III, Escena V
Quedan la Criada y la Novia. La Criada le insiste para que le muestre sus regalos. Le dice: “Parece como si no tuvieras ganas de casarte”. La Novia se pone hostil y le impide ver sus regalos. Se vuelve a hacer mención a la fuerza física de la Novia (la Criada le dice: “Tienes más fuerza que un hombre”, y la Novia comenta: “Ojalá fuera”). Luego, la Criada le cuenta que vio a Leonardo en su caballo, frente a la ventana de la Novia, a las tres de la madrugada del día anterior. La Novia le contesta de mal modo, pero ambas ven aparecer en ese momento al caballo con su jinete.
Análisis
En el comienzo de este acto vemos muy presente el tema del matrimonio y las instituciones sociales que rigen en la comunidad donde tiene lugar la obra. El Novio y la Madre asisten a la casa del Padre y la Novia, para que el joven pida la mano de la muchacha. Se trata de una cuestión muy ritualizada, donde para la unión de dos personas se involucra a los parientes cercanos, además de una serie de intercambios y acuerdos que rigen los lazos y las instituciones sociales. En este hecho está muy presente la importancia de la familia y los lazos paternos / maternos como tema central de la obra, y también el tema de los mandatos y las formas sociales relativamente estrictas que estos personajes deben seguir.
Todo este cuadro tiene la fuerza de un ritual bastante estructurado, que refleja las tradiciones y los usos y costumbres de la época y el lugar. Los personajes representan todo el protocolo que amerita, en su contexto, un casamiento: que los padres del Novio vayan a conocer a los de la Novia para pedir su mano, e incluso pongan en común cuestiones económicas. Cuando la Madre le dice a la Novia que el matrimonio es “Un hombre, unos hijos y una pared de dos varas de ancho para todo lo demás”, también se expresan las ideas que rigen estas instituciones sociales, y los saberes populares que, de generación en generación, se transmiten sobre ellas.
A su vez, podemos ver algunos resquicios de los sentimientos contradictorios de la Novia. Esto sucede, por ejemplo, cuando el Padre le dice: "No debes estar seria" frente a su futura suegra, o cuando la Criada luego afirma: "Parece como si no tuvieras ganas de casarte". Su propio comentario, en respuesta de la expresión sentimental del Novio ("Cuando seas mi marido ya no lo tendrás"), podría también provocar, en el lector/espectador de la obra, cierta sospecha sobre la verdadera voluntad de la Novia en relación a la inminente boda.
Cuando la Novia responde a la Criada "Ojalá fuera [hombre]", podemos sentir su desazón en relación al rol social que le toca, y se produce un juego de inversos con la expresión de deseo con el que la Madre del Novio abre el primer cuadro, cuando dice que preferiría que su hijo fuese mujer. En este entrecruzamiento de ideas, se construye un desencuentro de ambos personajes con su propio rol en la historia y, a su vez, para con su propia identidad. Sobre este tema se profundiza en "El género", en la sección "Temas" de esta guía.
Finalmente, con el cierre de este primer acto queda planteado de forma explícita el tema que desencadena todo el conflicto en la obra: la relación oculta entre la Novia y Leonardo, que se evidencia cuando la Criada y la Novia observan juntas al hombre con su caballo del otro lado de la ventana. En esta conversación con la Criada, se pone de manifiesto la tensión de la información oculta que el público / lector sospecha: la Criada, habiendo visto el caballo de Leonardo, provoca a la Novia diciéndole "Parece como si no tuvieras ganas de casarte". Aquí, aparece también el rol ambivalente de la Criada que, por un lado, alienta a la Novia para la producción y el disfrute de su casamiento pero, a su vez, es punzante cuando la interroga, sabiendo lo que oculta.
Finalmente, hay que destacar que las didascalias que figuran en la apertura de este tercer cuadro señalan que la Novia vive en una “cueva”. Las cuevas son las viviendas tradicionales de las zonas gitanas: algunos de los grupos de gitanos se han instalado históricamente en terrenos laderos a relieves montañosos, armando cuevas con las paredes pedregosas de la montaña. Estas están armadas del mismo modo que una casa clásica, solo que su techo y/o sus paredes son, muchas veces, la pared de roca de la montaña. Además, esta misma didascalia señala que dicha cueva tiene una cruz sobre una pared. Se trata del símbolo cristiano tradicional, representando así los valores religiosos de esta familia. Estas acotaciones sirven para situar a los personajes y los hechos en determinado marco geográfico, sociocultural y simbólico.