Lopajin refiere a los tiempos de esclavitud como positivos porque los amos golpeaban a sus siervos (Ironía verbal)
En el segundo acto, Firs habla en contra de la emancipación de los siervos que tuvo lugar en 1861. El personaje es un viejo siervo que, sin embargo, decidió seguir abocando su vida a servir a quienes fueran sus amos. En respuesta a su comentario, Lopajin alude a los momentos previos a la emancipación: "Aquellos eran buenos tiempos. Por lo menos les daban azotes" (Acto II, p.127). El parlamento de Lopajin es claramente irónico, en tanto para él los tiempos de esclavitud son del todo condenables. Con su comentario intenta quizás llamar la atención de su interlocutor y hacerle entender la gravedad de sus dichos, pero Firs tiene problemas de sordera y sigue su discurso, sin dar cuenta de la ironía de Lopajin.