El lector Elementos Literarios

Ficción psicológica

Ambientada en la Alemania de posguerra, comienza en 1958 en la ciudad de Hamburgo. La novela se mueve entre el presente de Michael, su pasado y su época de estudiante en la facultad de Derecho.

Está narrada en tercera persona, desde la perspectiva de un narrador omnisciente. El narrador se centra principalmente en el protagonista, Michael Berg, y en su historia y experiencias. El libro también cambia frecuentemente al punto de vista de Hanna Schmitz.

El tono es sombrío, reflexivo y contemplativo. A menudo es melancólico, ya que la historia trata temas difíciles como la culpa, la memoria y la redención. El estado de ánimo de la novela es triste.

El protagonista es Michael Berg, un antiguo estudiante de Derecho que, cuando era adolescente, tuvo una aventura con una mujer mayor que él. La antagonista es Hanna Schmitz.

El conflicto principal es el dilema moral al que se enfrenta el protagonista, Michael Berg, mientras lucha con su amor por una antigua guardia de un campo de concentración nazi, Hanna Schmitz. Michael debe enfrentarse a la culpa que siente por su relación pasada con Hanna, así como al hecho de saber que ella fue responsable de la muerte de 300 prisioneros judíos. Michael se ve obligado a enfrentarse a las implicaciones morales de su pasado y debe decidir cómo seguir adelante con su vida.

El clímax se produce cuando Michael descubre la verdad sobre Hanna. Descubre que fue guardia en Auschwitz y que formó parte de un grupo de guardias que encerraron a mujeres judías en una iglesia en llamas, lo que provocó la muerte de las mujeres que estaban dentro.

Al principio de la novela, la madre de Michael le advierte con frecuencia que no sea demasiado confiado y que tenga cuidado con las relaciones. Estas advertencias prefiguran el trauma que Michael experimenta cuando Hanna es condenada y enviada a prisión.

Cuando Hanna es acusada de su crimen, el narrador utiliza el eufemismo para enfatizar la injusticia de su situación describiéndola como algo extraño que le ha ocurrido.

Cuando Michael conoce a Hanna en un café, alude a la mujer del libro de poemas. Esta alusión hace referencia al poema de Goethe "Der Erlkönig", que cuenta la historia de un padre y su hijo que cabalgan por un bosque cuando se encuentran con un espíritu maligno. La mujer con el libro de poemas simboliza el espíritu maligno, y el hecho de que Michael reconozca esta alusión sugiere que es consciente de las implicaciones más oscuras de su relación con Hanna.

La imaginería se utiliza para retratar las emociones, la atmósfera y los escenarios de la novela. Por ejemplo, al describir la sala del tribunal, Schlink describe un ambiente severo y una sensación de temor, diciendo que la sala era fría y olía a cera.

La paradoja es que el protagonista, Michael, se siente atraído y repelido a la vez por la anciana ex guardia nazi Hanna Schmitz. Michael se siente atraído por la fuerza y la vulnerabilidad de Hanna, pero también horrorizado por su pasado. La paradoja ayuda a ilustrar la complejidad de la moralidad y la naturaleza humana.

La novela se divide en dos partes: la primera, centrada en la relación entre Michael y Hanna, y la segunda, contada desde la perspectiva del Michael adulto que reflexiona sobre los acontecimientos del pasado. El paralelismo radica en el uso de la repetición para enfatizar los mismos temas a lo largo de la historia, como la culpa, la moralidad y el poder de la memoria. La forma en que se desarrolla la relación entre Hanna y Michael, el modo en que afrontan las consecuencias de sus actos y la manera en que cada uno reflexiona sobre su pasado son ejemplos de paralelismo.

Un ejemplo de metonimia se produce cuando el autor se refiere a los nazis como los "abrigos negros" para describir al partido nazi.

En el pasaje, a los libros se les atribuyen cualidades humanas como la comprensión y la capacidad de ser comprendidos. Esta personificación ayuda a subrayar la importancia y el valor de los libros en la vida de Michael.