Michael/niño (símil)
“Todo me resultaba familiar. Cuando el corazón empezó a latirme más despacio y dejó de arderme la cara, aquel encuentro entre la cocina y el recibidor ya estaba lejos. Me enfadé. Había echado a correr como un niño, en lugar de reaccionar con la madurez que esperaba de mí mismo. Ya no tenía nueve años sino quince. Eso sí, no podía siquiera imaginarme en qué habría consistido una reacción madura”.
Cuando Michael va por segunda vez a la casa de Hanna, por sugerencia de su madre, pretende agradecerle la ayuda de la vez anterior. Sin embargo, dentro de la casa, Hanna debe cambiarse de ropa y, si bien se encuentra en otra habitación, Michael alcanza a verla en ropa interior y no puede evitar desearla.
Como se trata de una mujer más grande que él, Michael no sabe bien qué hacer y se va rápidamente. Luego, en la calle, reflexiona sobre lo que le sucedió y usando este símil que lo acerca más a un niño que a un adolescente, siente vergüenza por no haberse quedado ante Hanna, si bien no hubiera sabido bien qué hacer, dado que tampoco era todavía un adulto.
Familiares/animales domésticos (símil)
“A veces me daba la sensación de que nosotros, su familia, éramos para él como animales domésticos. el perro que se saca a pasear, el gato con el que se juega, y también el gato que se acurruca en el regazo y ronronea y se deja acariciar, pueden despertar afecto, en cierto modo pueden hacerse hasta necesarios, y sin embargo puede ser un engorro comprarles la comida, limpiar lo que ensucian y llevarlos al veterinario”.
Este símil es usado por Michael para dar a entender cómo siente la relación con su propio padre. Michael siente que su padre considera a sus familiares como si fuesen animales domésticos. El símil se desarrolla con la descripción de las conductas típicas que se tienen ante las mascotas. Esta cita coloca en evidencia que Michael ve a su padre como una persona que no se expresa emocionalmente y que no sabe conectar bien con sus seres queridos.
Verano/vuelo sin motor (metáfora)
“El verano fue el vuelo sin motor de nuestro amor. O, mejor dicho, de mi amor por Hanna; de su amor por mí no sé nada”.
Cuando termina su curso del colegio, Michael sigue viendo a Hanna, pero él no se da cuenta de que su amor es como un avión que está a punto de estrellarse, solo que aún no se siente que los motores se han apagado. Es decir, siguen con los rituales de lectura y encuentros íntimos, pero Hanna está a punto de irse de la vida de Michael sin avisarle y sin volver jamás.