Pocos autores se dedicaron tan extensamente a escribir sobre lo que se conoce como el "boom latinoamericano” como José Donoso. En su momento, hacia fines de los años 60, el tema dio lugar a encendidos debates. En su libro Historia personal del "boom", Donoso intenta sistematizar sus observaciones sobre la literatura de sus contemporáneos y sus propias memorias, para dar sentido al entorno literario en el que escribió sus grandes obras. En su Historia, podemos observar las contradicciones que surgían en torno al “boom”, quizá debido a que quienes intentaban dar sentido a este fenómeno eran sus actores.
Ahora bien, cuando hablamos del “boom”, ¿hablamos de un movimiento literario? ¿de una generación literaria? ¿podemos clasificar bajo una misma etiqueta a autores tan diversos como Cortázar, Donoso, Vargas Llosa, García Márquez? El gran problema que supone una definición precisa de este fenómeno es el hecho de que los hilos que unen a los autores del "boom" suelen ser extraliterarios. Es por ello que, hoy, en la mayoría de los casos, los críticos no se refieren al "boom" como un movimiento literario, dado que no hay suficientes elementos formales que establezcan un mismo modo de hacer literatura. En cambio, sí podemos establecer puntos en común en lo ideológico y en sus esfuerzos por renovar la novela latinoamericana. De todas maneras, los modos en los que renovaron la narrativa del continente fueron sumamente diversos.
Según Carlos Fuentes, célebre escritor mexicano y amigo personal de Donoso, en su libro La gran novela latinoamericana, el “boom” es una generación literaria. Lo que une a los autores que la componen es, principalmente, un esfuerzo por ampliar los recursos técnicos, incentivar la creación individual, superar los límites de los géneros literarios y valorar la imaginación como creadora de realidades. Además, los cambios introducidos en el modo de contar, en la temática y en los géneros que se cultivaban vinieron acompañados por un desarrollo del mercado editorial y una progresiva internacionalización de la lectura de textos producidos en Latinoamérica.
En la obra de Donoso, en particular, Fuentes observa una constante renovación en lo formal, en los modos de decir, en los géneros literarios y estilos narrativos para decir algo que es cierto hace mucho tiempo: que en Latinoamérica estamos sometidos a rígidas jerarquías sociales. Esto lo podemos observar ya en El lugar sin límites, a pesar de que es en El obsceno pájaro de la noche donde se torna más experimental y logra con mayor éxito integrar nuevas técnicas narrativas para mostrar las inequidades de la jerarquía social chilena. El mismo autor define El lugar sin límites como una novela “melódica”, mientras que, en El obsceno pájaro, considera que consiguió verdaderamente la polifonía. Sin embargo, El lugar sin límites presenta ya esbozos de las múltiples focalizaciones que va a llevar al extremo en su novela cúlmine. Asimismo, la temática es definitivamente social, ya que revela las profundas desigualdades de un sistema que ha sido heredado de la colonia.