El túnel (1948) es la primera novela publicada por Ernesto Sabato. Es considerada como el momento más nihilista de la obra de este escritor argentino.
La novela de Sabato surge en un clima de posguerra desencantado con las promesas de progreso humanista que había pronosticado el siglo anterior. En el panorama internacional, El túnel es elogiada por intelectuales como Albert Camus, que reconocen en Sabato una misma preocupación por el ser humano en crisis.
La obra de Sabato también es apreciada en el contexto nacional como una auténtica representación del malestar de una sociedad que todavía no se recupera de la década infame (1930-1943), que da inicio a una larga serie de gobiernos dictatoriales en Argentina.
Con El túnel, Ernesto Sabato entra en la historia de la literatura argentina como integrante de la "Generación intermedia", aquella que publica y se hace conocida alrededor de la década de 1940. Esta generación propone una suerte de síntesis de dos grupos literarios anteriores, Florida y Boedo, al reunir, en una nueva narrativa, los intereses de renovación formal del primero y las preocupaciones por la cuestión social del segundo. Esta propuesta rechaza además los intentos del realismo de representar el mundo de una manera racional y objetiva. En cambio, explora las preocupaciones metafísicas y éticas del individuo a través de una literatura de la subjetividad, que utiliza recursos como la narración en primera persona, el monólogo interior y la subjetivación del tiempo para poner de manifiesto la ambigüedad de lo real.
Esta vertiente de neorrealismo literario está estrechamente relacionada con las corrientes de pensamiento existencialista de la época, que se preguntan por el destino del ser humano y por su relación con el mundo. Algunos críticos, sin embargo, sugieren que El túnel es una novela más psicológica que existencial, puesto que nos permite indagar la complejidad de la mente humana en una de sus expresiones cercanas a la locura.