El absurdo del mundo
Desde la propia perspectiva nihilista de Castel, sus conflictos personales son, relativamente hablando, situaciones patéticas y superficiales. Es irónico que Juan Pablo piense que el absurdo del mundo se relaciona con las catástrofes del siglo XX, y que después deposite su odio en una empleada de turno del Correo Central que no quiere devolveré una carta, por dar un ejemplo. La misantropía de este personaje queda expuesta como absurda, en contraposición con sus exposiciones acerca de la miseria humana.
Cegueras y sorderas
Es una ironía que Juan Pablo acuse a María de engañar a su marido ciego pero que no pueda reconocer su propia ceguera, que consiste en una distorsión de la realidad, como cuando confirma sin evidencia concreta el amorío de Hunter y María. El protagonista también se muestra sordo en sentido figurado, porque admite que nada de lo que le diga María lo puede alejar de sus dudas. Asimismo, es irónico que Castel, que tanto anhela saber los pensamientos de María, no la escuche cuando ella finalmente se abra a él en la escena del acantilado, porque está perdido en sus propios pensamientos.