Electra

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La justicia

La justicia es el tema que más se debate en esta obra, y en torno al cual giran todas las acciones. ¿Qué es justo y qué no lo es? ¿Hay actos moralmente malos que se vuelven justos en determinadas circunstancias? Todos los personajes de la obra justifican su accionar en la idea de justicia, incluso si esa acción es el asesinato: Clitemnestra cree justo haber matado a Agamenón, en tanto Agamenón había matado a su hija, y Orestes y Electra consideran justo y necesario asesinar a Clitemnestra y Egisto por lo que hicieron a su padre. La obra enfrenta constantemente a personajes que dirimen, desde perspectivas opuestas, el grado de justicia de determinado hecho. De algún modo, Sófocles deja expuestas estas opiniones, estos juicios, para que el público termine de dirimir sobre el aspecto justiciero de las acciones que tienen lugar en escena.

La venganza

El tema de la venganza se explicita como una de las preocupaciones principales de los protagonistas de esta obra. Electra espera, desde hace años, que Orestes regrese para vengar a su padre, matando a quienes lo asesinaron. La venganza, el “ojo por ojo”, aparece en la obra como una fuerza capaz de justificar acciones a priori amorales. Se vuelve lícito matar por el simple hecho de que la presunta víctima se haya cobrado una vida antes. La venganza, en la obra, aparece asociada menos a una cuestión personal que a un asunto de lealtad: lo que debe vengarse es el honor de un ser querido que fue humillado, vilipendiado con una muerte que no merecía, y a quien es necesario vengar para retribuir el honor perdido.

El aspecto “cadena” de la venganza se problematiza o plantea en un momento de la obra: si una muerte merece ser vengada con otra muerte, ¿cuándo termina la cadena de asesinatos justificados en la venganza? Pero la sed de venganza no permite a los personajes de la pieza visualizar la situación desde un ángulo cívico, y, en los protagonistas, el rencor es más fuerte que la prudencia.

Roles de género

La crítica lee en la obra de Sófocles cierto posicionamiento del autor en torno a la temática de los roles de género. Desde el título, Sófocles otorgaría a su versión de la historia de Orestes y el asesinato de Clitemnestra un protagonismo particular a un personaje femenino, el de Electra. El personaje, asimismo, en la obra, cuenta con un conjunto de caracteres, comportamientos y actitudes que habrían resultado muy disonantes para el público original de la obra, acostumbrado a asociar a los personajes femeninos con nociones más ligadas a la pasividad y la sumisión. Electra rompe con los estereotipos esperables para una mujer en la época: se niega a someterse a quienes poseen el poder y constantemente grita, expresa su sentir y pensar, sin rendirse. Su actitud es cuestionada por varios personajes al interior de la misma obra, como es el caso de su hermana Crisótemis, quien argumenta que Electra no puede matar ella misma a Egisto y Clitemnestra, puesto que es una mujer y no un hombre.

La idiosincrasia de la sociedad respecto a los roles de género se encuentra, así, representada en varios personajes, como el de Crisótemis, quien considera excesivamente “masculina” la conducta de su hermana. Sófocles problematiza, de este modo, la distribución ideológica de comportamientos y conductas que se le asignan a cada género, dejando en evidencia que no hay nada natural en la pasividad y sumisión que se asocia a lo femenino, sino más bien el resultado de una presión social por sostener un statu quo determinado.

Palabra vs. acción

En la obra se plantea una fuerte disyuntiva entre la palabra y la acción. En muchos momentos del drama, diversos personajes indican que debe dejarse a un lado la palabra, el discurso, para proceder con la acción. Además, en varias discusiones, ciertos personajes, como Electra, critican a su interlocutor por posicionarse solamente en las palabras y no en las acciones, postulando así una suerte de identificación entre la acción y la verdad, y las palabras con el mero disfraz o simulacro. Esta disyuntiva se sostiene a lo largo de la pieza, la cual, sin embargo, avanza hacia la acción solo mediante una serie de discursos y enfrentamientos que se dan por medio de la palabra. Sófocles plantea también en su obra una suerte de necesariedad de la palabra para justificar o motivar la acción: los personajes postulan las razones de sus acciones pasadas o futuras por medio de la palabra, y también impulsan a otros a actuar haciendo uso de la misma.

La mentira, la falsedad, el engaño

Un tema presente en la obra es la falsedad, cuestión problematizada por varios personajes de la obra en sus discursos. En ciertos momentos de la pieza, personajes como Orestes postulan la mentira como algo no moralmente malo si esta conduce a fines justos. Desde el principio de la pieza, los personajes heroicos de la obra exponen a la mentira como parte necesaria de sus planes o estrategias, y justifican este aspecto de su accionar en una supuesta nobleza de sus objetivos. La verdad y la mentira aparecen, entonces, no como entidades absolutamente identificables con abstracciones como el bien y el mal, sino que su moralidad es relativa, contextual, dependiente de la situación en que se enmarca y en los sujetos que hacen uso de ellas.

La mentira aparece en la obra no solo en un aspecto discursivo, sino que también adquiere formas físicas y visuales, en tanto personajes como Orestes o Pedagogo hacen uso de disfraces, falseando sus identidades para engañar a sus interlocutores y conseguir lo que quieren. El elemento del disfraz, de la ilusión que falsea, recubre la realidad se repite en varios momentos de la obra, permitiendo también así consecuentes momentos de revelación que siempre sorprenden a quienes se reconocen previamente engañados.

El luto

La acción de la obra tiene lugar en un contexto de luto, y este concepto aparece tematizado en varios parlamentos. Electra sufre, desde hace años, la muerte de su padre Agamenón, y otros personajes le cuestionan el tiempo en el que se extiende su padecimiento. Si no es el Coro, que le aconseja a la protagonista que se despoje de su sufrimiento, puesto que este no le conducirá a nada, es su hermana Crisótemis quien le ruega modere su comportamiento y se acomode a la situación del palacio, en donde reinan los asesinos de Agamenón. Electra, sin embargo, no da el brazo a torcer, y justifica su comportamiento (la muchacha no duerme y no cesa en sus lamentos y gritos por su padre fallecido) alegando que el ser humano no sabe acostumbrarse a pérdidas como la que ella padece.

El honor

Un tema que aparece como motor de varias acciones de la obra es el del honor. Asuntos como la justicia y la venganza se encuentran estrechamente ligados, en esta pieza, a la cuestión del honor: los personajes actúan generalmente para recuperar un honor perdido, ya sea propio o del linaje al que pertenecen. Así, Electra espera que Orestes regrese para que juntos puedan vengar a su padre y recuperar el honor de quien fuera un rey y murió asesinado brutalmente. En la misma línea, en las discusiones entre Electra y su hermana Crisótemis en torno a si enfrentar o no ellas mismas la venganza contra Clitemnestra y Egisto, se plantea una preocupación acerca de si las hermanas serán honradas o no por la sociedad una vez cometido el acto. El tema del honor estaba muy vigente en la época en que se enmarca la pieza, en tanto se conectaba estrechamente con asuntos de linaje familiar muy propios de la mitología griega.

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