Nefer, una joven de dieciséis años, está embarazada. Desde el comienzo, se encuentra sumida en sus pensamientos, ya que no desea tener un hijo y, además, su embarazo es secreto. Pertenece a una familia de peones rurales en la pampa húmeda, es decir, en el campo argentino. Le preocupa mucho cómo puedan reaccionar los demás al enterarse de su situación. También piensa mucho en el Negro, un joven que vive en una estancia cercana. Nefer está enamorada de él, y al comienzo de la novela asegura que es el padre del bebé, pero de inmediato se corrige a sí misma: él no es el padre, sino el responsable del embarazo.
Algunas semanas antes, durante el casamiento de Porota, su hermana mayor, Nefer pretende acercarse al Negro e interactuar con él para que se enamore de ella. Sin embargo, el joven está con otra chica llamada Delia. Muy angustiada por ello, Nefer se aleja un poco del galpón donde se lleva a cabo la celebración. Es entonces cuando la intercepta Nicolás, un hombre que trabaja en las vías del tren, quien la viola en medio del campo.
En el presente, Nefer tiene vómitos y está profundamente angustiada por su embarazo. De manera recurrente, imagina su propia muerte y siente deseos de morir. También piensa en diferentes formas de resolver su problema. Aunque la palabra "abortar" solo se menciona explícitamente más adelante, hacia el final de la novela, la protagonista considera diferentes opciones para interrumpir su embarazo. Por ejemplo, galopa muy fuerte por mucho tiempo y visita a una vieja curandera que practica abortos, aunque se arrepiente a último momento y regresa a su casa. También imagina soluciones mágicas, como rezar para limpiar sus pecados. Piensa que, si reza lo suficiente, Dios la ayudará a resolver su problema. A medida que se despliega la narración, la protagonista continúa pensando en el Negro y, recurrentemente, tiene pensamientos suicidas.
Una tarde de lluvia, doña María, madre de Nefer, insiste en que debe comer más, pero ella siente náuseas y se niega. Madre e hija comienzan a discutir, hasta que la joven, en crisis, confiesa que está embarazada. La madre reacciona de manera violenta y hasta le da una cachetada. Al día siguiente, la mujer la lleva al médico para confirmar el embarazo. Tras revisarla, el médico da a entender que es posible practicar un aborto sin usar en ningún momento esa palabra de manera explícita. Luego, doña María le dice a su hija que al día siguiente podrán acabar con todo. De todos modos, Nefer se niega porque, por un instante, piensa en el feto como su amigo, como una compañía que la hace sentirse menos sola.
Al día siguiente, arrepentida, la protagonista le pide a su madre que la ayude a ponerle fin al embarazo, pero la mujer se niega y la maltrata. Doña María le ha contado todo a doña Mercedes, patrona y dueña de la estancia, y la mujer, que es católica y está en contra del aborto, ha decidido que Nefer debe casarse con Nicolás. A la muchacha la idea la horroriza; revive imágenes y sensaciones de la violación, pero no reacciona de ninguna manera. Nicolás, por su parte, se muestra tranquilo y hasta contento con la idea del matrimonio y el futuro hijo. En el capítulo final, Nefer se pone un vestido blanco de novia usado que le ha prestado la hija de la patrona, y toda la familia se sube a un tren hacia el pueblo para concretar el casamiento.