Falstaff le dice al Príncipe Juan que Coleville es un caballero valiente, aunque en realidad es un cobarde (Ironía dramática)
En la escena III del acto IV, Falstaff se cruza con un caballero rebelde llamado Coleville en medio de la batalla. Este, al ver que su rival es Falstaff, se rinde de inmediato. Cree en el falso mito de que Falstaff es un gran guerrero. Luego, cuando aparece el Príncipe Juan, Falstaff le dice que acaba de vencer a Coleville, al que llama "furiosísimo caballero y valiente enemigo" (p. 190).
Esta es una ironía dramática, ya que los espectadores tienen una información que no tiene un personaje; en este caso, el Príncipe Juan.
Silencio se la pasa hablando y cantando (Ironía verbal)
Uno de los recursos que utiliza Shakespeare en la obra para generar comicidad radica en nombrar a muchos de los personajes a través de alguna cualidad física o de su temperamento. Uno de estos personajes es Silencio, quien, irónicamente, no es para nada callado, sino que se la pasa hablando y cantando. Este nombre, así, resulta irónico, ya que los espectadores esperan que Silencio sea callado, y no lo es ni por asomo.