Resumen
Escena I
Esta escena transcurre en una calle de Londres. Allí están la Posadera, Garra y Trampa, un oficial de policía. La Posadera le ha hecho una denuncia a Falstaff porque este le debe una gran cantidad de dinero y le ha prometido casamiento, pero no ha cumplido. Estos personajes están allí esperando que Falstaff aparezca para apresarlo, aunque Trampa advierte que no será fácil, dado que Falstaff se defenderá con vigor y valentía.
Falstaff entra con Bardolfo (no se debe confundir a Bardolfo con Lord Bardolfo). Trampa intenta apresar a Falstaff. Se produce una discusión verbal. Entra en escena Lord Justicia y pone orden. Tras escuchar los reclamos de la Posadera, le exige a Falstaff que le pague el dinero que le debe. Falstaff se niega y se va con la Posadera aparte para platicar en privado.
Entra en escena Gower y le informa a Lord Justicia que el rey y el príncipe están por llegar. Mientras tanto, Falstaff convence a la Posadera de que le retire la denuncia y le preste un poco más de dinero. Luego, Lord Justicia le informa a Falstaff que el rey se está preparando para enfrentar a Northumberland, y que él debería estar reclutando hombres para colaborar con el ejército real.
Escena II
Esta escena transcurre en otra calle de Londres. Allí están el Príncipe Hal y Poins. Hal admite sentirse un poco cansado y extrañar la sensación de beber tranquilamente una cerveza. Conversan entonces sobre la constante disyuntiva que existe entre las obligaciones de la nobleza y los placeres corporales. En medio de esta conversación, Hal le dice a Poins que el rey se encuentra muy enfermo, y afirma que no sabe si va a llorar en el momento de su muerte. Le pregunta a Poins qué pensaría él si llorara cuando el rey muriera. Poins le responde que lo consideraría un hipócrita. Durante toda su vida, Hal ha sido un pícaro malviviente. Sus lágrimas no le parecerían honestas. El príncipe, entonces, afirma que oculta su pena precisamente para no parecer un hipócrita.
Entra Bardolfo en escena. Trae una carta de Falstaff en la que este informa que estará cenando en la Taberna del cerdo y los invita a cenar junto a él. Poins y el príncipe deciden disfrazarse de camareros para espiar a Falstaff.
Escena III
Esta escena transcurre en el castillo de Northumberland. Northumberland, su esposa y Lady Percy, la viuda de Hotspur, discuten acerca de la batalla que se aproxima contra el ejército real. Lady Percy le ruega a Northumberland que no participe en la batalla, ya que no podría soportar su muerte. A su vez, le recrimina no haber ayudado a Hotspur en Shrewsbury. La esposa de Northumberland también considera que lo mejor es que su esposo no participe en la batalla, y sugiere que se refugien por un tiempo en Escocia. Northumberland accede al pedido.
Escena IV
Esta escena transcurre en la Taberna del cerdo. Allí, dos mozos comentan que deberán dejarle su ropa a Poins y al príncipe.
Entran en escena Falstaff, Bardolfo, la Posadera y Dorotea Rompe-Sábana. Dorotea y Falstaff discuten por celos. La Posadera interviene y pide que hagan una tregua, ya que Falstaff está a punto de irse a la guerra.
Entra un mozo y le avisa a Falstaff que ha llegado el portainsignia Pistola, ayudante militar de Falstaff. La Posadera y Dorotea se niegan a que Pistola entre en la taberna, ya que es un camorrero y no quieren problemas allí. Falstaff las ignora y ordena que lo hagan pasar. Apenas entra, Pistola se insulta con Dorotea y desenvaina su espada. Interviene Falstaff en defensa de Dorotea. Finalmente, es Bardolfo quien logra sacar de la taberna a Pistola. Dorotea se fascina por la valentía de Falstaff. Lo mima y lo llena de elogios. Le pregunta cuándo llegará su tiempo de dejar de batallar y entregarse a sus cuidados.
Entran en escena Hal y Poins disfrazados de camareros. Escuchan durante un tiempo a Falstaff hablando pestes sobre ambos. Luego, antes de que este se vaya a la cama con Dorotea, lo confrontan. Falstaff dice, entonces, que, en realidad, él estaba hablando mal del príncipe para protegerlo. Argumenta que los villanos que están allí en la taberna, al escuchar que el príncipe es un mal hombre, se mantendrían alejados de él.
Llega Peto e informa que Hal y Falstaff deben marchar de inmediato rumbo a la batalla. Los hombres salen mientras las mujeres lloran. Al final de la escena, Bardolfo le dice a Dorotea que se reúna con Falstaff para un encuentro de último momento.
Análisis
En términos estilísticos, una de las características fundamentales de Enrique IV: segunda parte es la constante mezcla entre comedia y drama. Esta combinación entre códigos teatrales a priori opuestos ya había sido utilizada con éxito por Shakespeare en la primera parte de Enrique IV. Aquí, en Enrique IV: segunda parte, Shakespeare no solo mantiene esa combinación entre drama y comedia, sino que exacerba la polarización. Es decir, los momentos dramáticos de la secuela son mucho más dramáticos que los de la precuela. Y lo mismo sucede con los momentos cómicos, que, en esta segunda parte, son muchos más en cantidad, y, a la vez, son mucho más desopilantes.
Veamos entonces cómo, en este segundo acto de la obra, Shakespeare va hilando con maestría la seriedad de su drama histórico con el humor de la comedia teatral.
La primera escena, sin dudas, busca hacer reír a los espectadores. Aquí preponderan elementos recurrentes de las comedias shakesperianas, como los juegos de palabras, el contraste entre personajes de diferentes géneros o roles sociales, las burlas relacionadas con ciertas características físicas, los gestos o movimientos vulgares, y las alusiones y connotaciones eróticas. Veamos un ejemplo en el que Shakespeare condensa con maestría estos diferentes elementos cómicos.
En la discusión entre la Posadera y Falstaff por el dinero adeudado (discusión que ya existía en la primera parte de la obra), la Posadera dice: “Quiero que me devuelvas algo o he de cabalgar sobre ti todas las noches como una pesadilla” (p. 146). Falstaff le responde: “Me parece más probable que sería yo quien cabalgara la yegua, por poco que me favoreciera el terreno” (p. 146). “Pesadilla” en inglés se dice “nightmare”. Este término está compuesto por “night” (que significa “noche”), y “mare” (que significa “yegua”). De allí el juego de palabras con el que le responde Falstaff a la Posadera. Este juego de palabras también tiene una connotación erótica. Falstaff está dando a entender que es más probable que él se suba sobre ella por las noches, aunque ella no sea una mujer deseable (“un terreno favorable”). He aquí también una burla relacionada con una característica física. Además, aquí aparece el contraste entre dos personajes de diferentes géneros y clases sociales: Falstaff, aunque sea un pelafustán, es un hombre perteneciente a la nobleza, mientras que la Posadera es una mujer humilde.
Otro elemento relativo a la comedia en el que hay que reparar, no solo en este acto sino en toda la obra, es en la elección de los nombres. Una gran cantidad de personajes son denominados a través de un término que alude a alguna característica de su físico o su personalidad. Destaquemos aquí algunos de ellos: Lord Justicia (llamado así por su deber de impartir justicia), Dorotea Rompe-Sábana (llamada así por su oficio de prostituta), Enclenque (llamado así por su debilidad física), Juez Trivial (llamado así por su carácter banal); Silencio (llamado así por su sumisión), Pistola (llamado así por su carácter violento), y Garra y Trampa (llamados así por trabajar de policías).
La segunda escena del acto mantiene el tono cómico de la primera, aunque con menor efusividad. La conversación entre Hal y Poins oscila constantemente entre la broma y la seriedad. Por ejemplo, el Príncipe le dice a Poins: “¿Qué mayor desgracia para mí que recordar tu nombre? ¿O reconocer mañana tu cara?” (p. 150). El tono cómico está aquí presente: hay una burla física relativa a la fealdad de Poins (en ambas partes hay burlas relacionadas con el tamaño de su nariz). Pero también hay un trasfondo serio en dicha broma: el príncipe está cuestionando las condiciones de su naturaleza noble y de su futuro como rey. El príncipe sabe que no debería conocer ni el nombre ni la cara de un ser vulgar como Poins. Y, sin embargo, Poins es su amigo. Lo mismo le sucede en torno a sus “ganas de beber una cerveza ordinaria”. El príncipe sabe también que sus días de disfrutar placeres mundanos están acabando. El Rey Enrique IV está enfermo de muerte, y pronto Hal se convertirá en el nuevo rey. Entonces se acabará el tiempo de las bromas, la cerveza ordinaria y las compañías de seres del bajofondo como Poins y Falstaff.
El tono de esta segunda escena se vuelve aún más dramático cuando el príncipe se lamenta porque no podrá llorar la muerte de su padre. Sabe que si derrama lágrimas será considerado un hipócrita por parte del pueblo, y que antes de poder demostrar su sensibilidad, primero deberá demostrar su rectitud.
Es importante destacar que uno de los temas fundamentales de Enrique IV: primera parte es la vida descarriada del Príncipe Hal. Durante toda la obra, el rey está sumamente preocupado y disgustado por el estilo de vida que lleva el heredero de la corona. Ahora bien, en el final de la segunda escena del primer acto de la precuela, Hal afirma que, en realidad, está viviendo como un descarriado para sorprender al pueblo cuando se convierta en un rey recto y moderado. Esta transformación comienza sobre el final de la primera parte, cuando Hal demuestra su valentía y su inteligencia en la Batalla de Shrewsbury, y termina en esta segunda parte cuando se convierte en rey y destierra a Falstaff. Además, sobre el final de la primera parte hay una reconciliación parcial entre el Rey Enrique IV y su hijo, pero como vemos aquí, esa reconciliación no se ha mantenido en el tiempo. El príncipe debe seguir esforzándose y cambiando su estilo de vida para ganarse el afecto y el respeto de su padre.
En la tercera escena de este segundo acto, el tono cómico desaparece por completo y vuelve a imperar el tono dramático. Northumberland es convencido por su nuera y su esposa de no combatir contra el Rey Enrique IV y refugiarse en Escocia hasta que termine el conflicto. Como hemos dicho previamente, Northumberland, en la primera parte de la obra, ya mostró su cobardía al no participar de la Batalla de Shrewsbury. Aquí, nuevamente, decide no tomar las armas y escapar de un conflicto que él mismo orquestó.
Tras este momento dramático, Shakespeare vuelve a divertir a los espectadores. La última escena de este segundo acto, en la que el príncipe y Poins se disfrazan de mozos para espiar a Falstaff, es la más hilarante de la obra. Cabe destacar que en Enrique IV: primera parte, el Príncipe Hal y Poins también se disfrazan y le juegan una pesada broma a Falstaff. En aquel caso, se disfrazan de ladrones y le roban a Falstaff lo que este, a su vez, acaba de robar. Así demuestran que es un cobarde. En esta segunda parte, al disfrazarse de mozos y escuchar lo que dice Falstaff de ellos, desenmascaran su hipocresía y su falsedad.