Gente normal

Gente normal 'Gente normal': amor y crítica social en la tradición romántica

Gente normal es una novela difícil de categorizar: tiene elementos típicos de una novela de aprendizaje y también de lo que se conoce como novela universitaria o de campus. Al mismo tiempo, encaja en una tradición de ficción de crítica social. Aquí analizaremos otra categoría en la cual esta obra puede encasillarse, que es el género de la novela romántica. Este género nace con el Romanticismo, movimiento que se origina en Europa en el siglo XVIII, extendiéndose hasta el XIX. El Romanticismo fue un movimiento cultural que puso los sentimientos y las pasiones sobre lo racional. No es de extrañar, entonces, que sea en su seno donde pueda encontrarse el origen de la novela romántica.

La historia de Gente normal se centra en el amor entre dos personajes, así como en los malentendidos y obstáculos que los separan. Su combinación entre historia de amor y crítica social hizo que la crítica comparara a Rooney con la clásica y célebre Jane Austen. Las novelas de Austen también realizan una crítica a las costumbres sociales de las clases altas, mientras centran su historia en una relación amorosa. La literatura de Austen, como la de Rooney, ha generado controversia: ciertos sectores de la crítica valoran las críticas sociales de sus tramas, mientras que otros desvalorizan dicha potencia crítica debido a que califican de conservadoras sus historias de romance.

Lo cierto es que, desde los principios de la tradición romántica, el amor y la crítica social se encuentran entrelazados. A principios del siglo XVIII, escritoras como Eliza Haywood y Mary Davys publican las primeras ficciones románticas. Pamela, de Samuel Richardson, es otra de las primeras novelas románticas de renombre. En estas producciones, el conflicto de clases sociales suele tomar parte del enredo amoroso. En Pamela, una sirvienta se casa con su amante, para quien trabaja, pero solo después de que este la amenace. De este modo, se hace visible la pretendida instrucción moral y la castidad que se exigía a las mujeres en la época. Shamela, de Henry Fielding, satiriza la construcción de inocencia de la protagonista escrita por Richardson, reescribiendo el libro desde el punto de vista de una intrigante seductora. Para entonces, la novela romántica ocupa ya el centro de las conversaciones de la sociedad inglesa, preocupada por el lugar que tiene en la representación literaria instituciones como el matrimonio, la servidumbre y la iglesia.

Mientras tanto, a finales del siglo XVIII se hace popular un nuevo género: el romance gótico. Una de sus principales exponentes es Ann Radcliffe, autora de la popular novela Los misterios de Udolfo. Novelas como esta reinventan la trama romántica, incorporando a sus tramas elementos de lo sobrenatural o lo aterrador. Las historias se desarrollan en entornos misteriosos, lúgubres, como mansiones en ruinas, e incorporan usualmente a lo que se conoce como “héroe byroniano”: un protagonista masculino misterioso, intrigante, siniestro y seductor, hacia quien la heroína siente una atracción profunda e irresistible. Escritoras como Radcliffe y Jane Austen generalmente retratan a heroínas inocentes, con dificultades para distinguir entre lo sobrenatural y lo racional. Así, critican las siniestras realidades de su época, dominada por estructuras heteronormativas y patriarcales, señalando cómo las mujeres carecen de una instrucción suficiente que les permita comprender el mundo y manejarse con racionalidad e independencia en él. Por la misma época, Mary Wollstonecraft ahonda en este tema en su texto de crítica feminista Una reivindicación de los derechos de las mujeres.

Aunque las novelas románticas son más diversas hoy en día, críticos y lectores debaten si estas tienen o no un valor de crítica social. Lo cierto es que se trata de una tradición que, históricamente, parece justamente hacer uso de una historia de amor para poner en abismo los usos y costumbres de una época, y el modo en que las normas sociales condicionan los aspectos más íntimos de los individuos. En efecto, en Gente normal, Rooney relata una historia de amor para ahondar en la sociedad de su época, en las clases sociales, las instituciones educativas, artísticas, familiares. La dimensión y potencia de su crítica social funciona, justamente, porque se hace visible desde la intimidad y cotidianidad de personajes que habitan la época retratada.

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