“Estar a solas con Marianne es como abrir una puerta que permite salir de la vida normal y cerrarla tras de sí” (p.14) (Símil)
Cuando apenas empieza a verse con Marianne, Connell es un chico popular en el colegio. Esto implica que su comportamiento, en el ámbito escolar, se rige por las normas sociales de su entorno, vinculadas a cierta hegemonía de popularidad a la que él pertenece y quiere seguir perteneciendo. Marianne, en cambio, se mantiene al margen de todo lo anterior. Con ella, por ende, él puede explorar otra parte de sí mismo, que no puede exhibir en su círculo social. La frase citada muestra, mediante un símil, esa sensación en el protagonista masculino: encontrándose a solas con Marianne, Connell habita un espacio de libertad, en el sentido de que puede descansar de las normativas sociales que rigen en su círculo del colegio y que exigen ciertos patrones de "normalidad".
“Para Marianne es una ventana a la felicidad real, aunque una que ella misma no puede abrir ni tampoco cruzar” (p.217) (Metáfora)
Marianne, a causa de una historia personal difícil, caracterizada por la falta de amor que le otorgó su familia en su crianza, es una joven con dificultades para entablar vínculos felices, tanto consigo misma como con otras personas. En muchos momentos, el relato sugiere que ella se siente incapaz de mantener una relación saludable, incapaz de la felicidad. Esta cita se produce mientras observa, con cariño, la relación que tienen Joanna y Evelyn: "Marianne está tan feliz por Joanna y Evelyn que se siente afortunada hasta de verlas juntas, hasta de oír a Joanna al teléfono decirle alegremente a Evelyn: Vale, te quiero, hasta luego" (p.217). Así, el pasaje ilustra metafóricamente cómo, para ella, el vínculo sano y equilibrado de su amiga Joanna con su pareja le parece rotundamente ajeno. Marianne puede detectar que allí se aloja la felicidad, y puede incluso sentirse contenta por su amiga, pero todo esto se le presenta lejano, imposible de alcanzar en su propia vida.
"Toda ella es un abismo en el que él puede sumergirse, un espacio vacío esperando que él lo llene”(p.225) (Metáfora)
A pesar de que en su historia atraviesan distintas etapas, la jerarquía de poder al interior de la pareja de Marianne y Connell se conserva casi siempre igual: Connell posee un claro poder sobre Marianne. Ante él, ella se siente completamente sometida: más de una vez confiesa que se siente insustancial o vacía, y también que haría cualquier cosa que él le pidiera. La felicidad de Marianne parece depender casi enteramente de la disposición de Connell a amarla y hacerla feliz. Esta dependencia es advertida por el protagonista masculino, que en un momento llega a pensar que Marianne carece de un sentido básico de autopreservación. Él encuentra que la joven es incapaz de oponer resistencia, como si careciera de toda fuerza o tuviera un vacío inmenso en su interior que, como señala la metáfora, se dispusiera por completo a recibirlo.