"El vino en cambio ya no le disgustaba tanto y siempre que apañaba algunas perras" (Capítulo 2, p. 28) (Ironía verbal)
En toda la novela, la ironía es utilizada como un anestésico para el dolor que provoca la realidad. La descripción de la madre de Pascual está cargada de ironía, aquí utilizada para hablar del alcoholismo de su madre, que es asimismo una mujer muy sucia y detesta el agua.
"El pelo que en vida lo tuviera siempre de la apagada color de la ceniza, le brillaba con unos brillos tan lozanos que daba por pensar que hubiera resucitado al él morir." (Capítulo 5, p. 53) (Ironía verbal)
Mario, que siempre ha sido un niño sucio y desatendido, adquiere con su muerte grotesca un halo casi angelical. Esto se da porque su pelo se vuelve rubio, pero no por la belleza de su espíritu, sino por el efecto del aceite en que se ahogó. Así, este flamante y lozano aspecto consiste en una ironía muy oscura.