Tal como señala Juan del Solar, Thomas Mann escribe La muerte en Venecia cuando “se estaban apurando las postrimerías de la belle époque, y poco faltaba para que estallase la Primera Guerra Mundial” (6). La noción de la belle époque remite al periodo de prosperidad, relativa paz y esperanza en las mejoras del progreso que caracterizaron la escena internacional en las últimas décadas del siglo XIX. Para del Solar, el progresivo desgaste de este periodo de prosperidad en Europa fue rápidamente percibido por Thomas Mann y volcado en su obra a partir de la tematización de los tópicos de la decadencia y la degeneración.
Este contexto histórico sustenta La muerte en Venecia como una materia prima fundamental para su realización, a la que se suman las propias referencias autobiográficas que Mann deja traslucir a través de su prosa: “Los críticos han reconocido en efecto que los rasgos profesionales del personaje ficticio reproducen con solo leves cambios, y muy deliberadamente, los del hombre que lo concibiera” (8). Sobre esto, cabe mencionar que el protagonista de la novela es, al igual que su creador, hijo de un burgués alemán y de una madre extranjera, alcanzó cierto renombre como autor a una edad relativamente corta y presenta las mismas inclinaciones homoeróticas de Thomas.
Más aún, el crítico y filólogo Ronchi señala que Mann escribe esta novela luego de unas vacaciones realizadas en Venecia con Katia, su esposa, en 1911. En esas vacaciones, Thomas pretendía escribir acerca del amor que sintió el escritor romántico Goethe por una adolescente llamada Ulrika von Levetzow. Sin embargo, en su permanencia en el hotel del Lido, “un adolescente polaco cuya gracia física y espiritual encadenó la atención de Thomas Mann” (1984: 459) orientando su obra hacia un registro más autobiográfico.
Ahora bien, más allá de las referencias biográficas e históricas, cabe mencionar que la obra de Thomas Mann se produce en la confluencia de varios estilos literarios. En el cambio de siglo, reinaba el naturalismo -movimiento emparentado con el realismo- como género cultivado en Europa, y Mann intentó diferenciarse de escritores naturalistas como Zola e Ibsen, que se caracterizaban por transcribir hasta los detalles más ínfimos de la vida cotidiana. A diferencia de estos, la precisión que persigue Mann se orienta más a describir la subjetividad de los personajes que la objetividad exhaustiva de los acontecimientos.
Además, Mann estuvo influenciado por otros maestros, como Tolstoi y Flaubert, y fue un gran seguidor de la filosofía nietzscheana. Cabe mencionar que Nietzsche fue una gran autoridad en el análisis de la decadencia de la cultura europea y, tal como analizamos en el tema “La polaridad nietzscheana”, teorizó acerca de las figuras mitológicas de las deidades Apolo y Dionisio para pensar a través de ellas el desarrollo del arte en la cultura occidental. Ambos aspectos de su teoría son incorporados por Mann como pilares fundamentales en La muerte en Venecia.
El compositor romántico alemán Richard Wagner también influyó significativamente en la obra de Mann. Wager popularizó el recurso del leitmotiv, que alude a la repetición, dentro de una composición, de un segmento o frase melódica asociada a un personaje o situación particular. Este recurso se trasladó finalmente a la literatura a través de la aparición de temas o motivos dominantes y recurrentes. Esta novela es considerada una obra ejemplar de su uso temprano.
Debemos mencionar, por último, que la presencia del tema de la homosexualidad en La muerte en Venecia afectó negativamente a la recepción de la novela. Sin embargo, Thomas Mann no fue el único en tematizar esta cuestión en la época. La homosexualidad no era una práctica aceptada en la Europa de principios del siglo XX y otros grandes artistas como Gide, Wilde y Rimbaud se encontraban en el mismo periodo trasladando esta problemática a su obra, muchas veces, pagando las consecuencias sociales de ello. En este caso, aunque los propios diarios y escritos de Thomas evidencian sus inclinaciones homosexuales, La muerte en Venecia nunca llega a ofrecer una mirada positiva de la homosexualidad, sino que la presenta como un síntoma de la naturaleza obsesiva, enfermiza y decadente su protagonista.