Juan María Brausen
Juan María Brausen es un personaje complejo, que lucha por asumir su realidad. Es un publicista que trabaja en la empresa McLeod con su mejor amigo Stein y se encarga de escribir el guion de una película. También está desarrollando un siniestro alter-ego: el bandido Arce, cómplice en el asesinato de La Queca. A través de estos dos personajes, el autor explora la idea de dualidad en la vida de Brausen: los lados claros y oscuros de su personalidad. El carácter de Brausen es de represión, ya que es incapaz de expresar sus verdaderos sentimientos y deseos. Sus emociones reprimidas se manifiestan en sus personajes inventados: Díaz Gray, que representa la tranquilidad y la bondad, y Arce, que representa su lado oscuro de perversión, corrupción y maldad. Esta dualidad de personajes refleja la lucha entre el yo consciente de Brausen y sus demonios interiores. Brausen también se caracteriza por su pasividad. Es una figura nominal en su propia vida, incapaz de tomar las riendas de su destino y actuar.
Stein
Stein es el mejor amigo y compañero de trabajo de Juan María Brausen en el bufete McLeod. Es un amigo comprensivo y leal, que proporciona a Brausen consuelo moral y comprensión a lo largo de la novela. Stein es una figura comprensiva que siempre está ahí para su amigo, incluso cuando las cosas dan un giro inesperado. No juzga a Brausen por sus decisiones y es una fuente de consuelo para él. Stein es un personaje de estabilidad y seguridad; es la voz de la razón en un mundo caótico y la encarnación de la amistad. Es quien intenta dar sentido a la locura que le rodea y quien ayuda a Brausen a mantener la cordura.
Dr. Díaz Gray
El Dr. Díaz Grey es un personaje de ficción creado por Juan María Brausen como representación de la tranquilidad, la bondad y la inocencia. Es el escape de Brausen de la realidad y una figura de esperanza en tiempos difíciles. El doctor Díaz Grey es un símbolo de los sueños inalcanzables de tranquilidad para un ser urbano como Brausen, acosado constantemente por la modernidad. Contrasta con Arce, caracterizado por la maldad. En cierto modo, el doctor Díaz Grey sirve de brújula moral para Brausen, recordándole sus valores y ayudándole a encontrar el camino de vuelta a ellos cuando se ha perdido. En última instancia, el Dr. Díaz Grey es un símbolo de esperanza y moralidad y un recordatorio del poder de los sueños y de la importancia de creer en ellos.
La Queca
La Queca es una prostituta que vive en el mismo edificio que Brausen alquila a Onetti. Es un personaje bastante importante en la historia, ya que es víctima del siniestro alter ego de Brausen, Arce. La Queca es descrita como una joven de rostro dulce, ojos inocentes y alma rota. Ha sido víctima del maltrato y la explotación de los hombres durante toda su vida, y está profundamente traumatizada por sus experiencias. La Queca es un símbolo de vulnerabilidad e inocencia en una sociedad en la que las mujeres son tratadas como objetos y sometidas a abusos y explotación. Es una representación de todas las mujeres que sufren en silencio en una sociedad patriarcal.
Arce
Arce es un siniestro alter-ego de Juan María Brausen. Es un bandido y cómplice en el asesinato de La Queca, una prostituta que vive en un apartamento contiguo y de la que Arce se aprovecha. Arce es visto como una metáfora del lado oscuro de Brausen, su perversión reprimida, su corrupción y su maldad. Es lo opuesto al otro alter-ego de Brausen, el doctor Díaz Gray, que representa la tranquilidad, la bondad y la inocencia. Es un personaje importante en la novela, ya que proporciona a Brausen una vía de escape de su vida aparentemente mundana.
Elena
Elena es la bella y enigmática mujer con la que Brausen comparte lecho, aunque no la ama. Elena es retratada como un personaje más bien pasivo y silencioso, una "presencia ausente" a la que apenas se ve a lo largo de la novela. Se la describe como "una mujer hermosa, elegante y discreta, que nunca decía una palabra". Es la antítesis de Brausen; mientras él lucha constantemente con su doble identidad, Elena está contenta con su vida y permanece pasiva. Bajo su aparente impasibilidad se esconde un profundo conocimiento de la naturaleza humana y una gran sabiduría. Es capaz de aceptar las luchas y la oscuridad de la vida de Brausen sin juzgarlo, lo que habla de su fuerza interior y su resistencia. No intenta cambiarle ni obligarle a encajar en su idea de lo que debería ser, sino que le ayuda a aceptar sus contradicciones y a encontrar la paz dentro de sí mismo. Esto convierte a Elena en un personaje increíblemente poderoso y en una parte vital del viaje de autodescubrimiento de Brausen.
