Narradora (“Chico sucio”)
La narradora vive en el peligroso barrio de Constitución por decisión personal y no por razones económicas. Destaca por sobre los demás vecinos por su condición de profesional de clase media. Es muy amiga de Lala, peluquera del barrio. Vive en el caserón desde donde se ve el colchón donde duermen el chico sucio y su madre.
Chico sucio (“Chico sucio”)
Vive con su madre sobre un montón de colchones desvencijados en la esquina de la casa de la narradora. Un día, luego de tocarle la puerta a la narradora y pasar un rato con ella, desaparece..
Lala (“Chico sucio”)
Es la peluquera del barrio, amiga de la narradora. “Hace años que Lala había decidido ser mujer y brasileña, pero había nacido varón y uruguayo” (p.13), dice la narradora. Lala duerme con la narradora después de que se enteran del crimen del niño degollado.
La madre del chico sucio (“Chico sucio”)
Raquítica y sucia, la madre del chico es adicta al paco, una droga tóxica de bajo precio hecha a partir de la pasta base de cocaína.
Florencia (“La Hostería”)
Es la narradora del cuento. Hermana de Lali, se muda con su familia a La Rioja. Junto a su amiga Rocío, intentan vengarse de Elena, la dueña de la Hostería que despidió al padre de Rocío.
Lali (“La Hostería”)
Es la hermana mayor de la narradora. Ya en plena adolescencia, se maquilla mucho y se lleva muy mal con Florencia. La amenaza con revelar su inclinación sexual.
Rocío (“La Hostería”)
Amiga de siempre de Florencia, vive en La Rioja. Le pide ayuda para vengar el despido de su padre.
Elena (“La Hostería”)
Es la dueña de la hostería y presunta amante del padre de Rocío. Según Rocío, despide a su padre por haber contado en sus tours la verdad sobre los orígenes de la Hostería.
El padre de Rocío (“La Hostería”)
Despedido por Elena, el padre de Rocío era el guía turístico del lugar, célebre por contar siempre la verdadera historia del establecimiento (había sido en tiempos de la última dictadura militar una Escuela de Policía). Es celado por su hija.
Narradora (“Los años intoxicados”)
La narradora es una adolescente que tiene dos amigas con las que comparte absolutamente todo. Se prometen fidelidad eterna y prometen nunca ponerse de novias. La narradora percibe la crisis económica, pero no le importa. Se contenta con drogarse, escuchar música y disfrutar con sus amigas.
Paula (“Los años intoxicados”)
Es amiga de la narradora y de Andrea. No tiene una gran participación en el relato hasta que, al final, es quien le clava un cuchillo al novio punk de Andrea.
Andrea (“Los años intoxicados”)
Es la más linda de las tres, según la narradora, especialmente por su delgadez. Rompe la promesa y en 1993 se pone de novia. Al año siguiente, Paula le clava un cuchillo al joven en casa de Roxana.
Roxana (“Los años intoxicados”)
Es la vecina de la narradora. Tiene dieciocho años y vive sola. Vende cocaína, y las introduce a las chicas en esta droga. La fiesta de cumpleaños de Paula se hace en su casa.
El novio punk (“Los años intoxicados”)
Es el novio de Andrea. Toma ácido en la fiesta de la casa de Roxana y pierde su característica expresión arrogante. Presa del pánico, luego de recibir un golpe de la narradora y un tijerazo en la cabeza de Paula, busca, desesperado, la puerta para huir. Paula le clava un cuchillo al final del relato.
Clarita ("La casa de Adela")
Clarita es la hermana menor de Pablo. Ambos son amigos de Adela y los tres juntos deciden entrar a una casa que parece estar embrujada. Luego de la desaparición de Adela y el suicidio de su hermano, Clarita sigue frecuentando la casa, pero no se anima a entrar en ella.
Pablo ("La casa de Adela")
Es el hermano mayor de Clarita. Junto con Adela, le cuentan a la niña historias que toman de películas de terror, pero también otras que, según ellos, les cuenta la casa. Luego de la desaparición de Adela, Pablo decide suicidarse arrojándose a las vías del tren.
Adela ("La casa de Adela")
Adela es amiga de los hermanos Pablo y Clarita. Le falta un brazo, pero no queda claro por qué, ya que ella se ocupa de inventar diferentes historias para explicar la ausencia del miembro. Es tenaz y valerosa; no se acobarda ante el acoso verbal que sufre en la escuela. Desaparece en la casa embrujada a la que entra con sus amigos.
Pablo (“Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo”)
Pablo acaba de ser padre y trabaja como guía turístico en la ciudad de Buenos Aires. Basa el recorrido en los crímenes más importantes de la ciudad. Entre ellos, su favorito es el del Petiso Orejudo. Pablo ve al fantasma del Petiso Orejudo más de una vez; está obsesionado con él. A su vez, no reconoce a su propia familia: se siente alejado de su mujer desde que tuvieron al bebé.
El Petiso Orejudo (“Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo”)
El Petiso Orejudo es un personaje basado en un caso real. El Petiso fue un niño asesino y agresor de otros niños que terminó preso en la cárcel de Ushuaia, en Tierra del Fuego, Argentina. No habla en el relato, pero se le aparece frecuentemente a Pablo y lo observa de lejos.
La esposa de Pablo (“Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo”)
La esposa de Pablo acaba de ser madre por primera vez. Toda su atención está centrada en su bebé, según la mirada de Pablo. No tiene paciencia para la obsesión de su marido con el caso del Petiso Orejudo, y confronta con él varias veces.
Narradora (“Tela de araña”)
La narradora, oriunda de la provincia de Corrientes, está casada hace poco con Juan Martín, porteño. Lo lleva a conocer a su familia. Ella siente vergüenza de su marido, que no deja de hacer comentarios hostiles sobre el lugar y la gente de la provincia. No es supersticiosa en demasía, pero cree en las historias del lugar y en su prima Natalia.
Natalia (“Tela de araña”)
Natalia es prima de la narradora. Desde el primer momento, percibe que en el matrimonio de su prima algo no anda bien. Es muy seductora. Se vincula afectivamente con el camionero que los asiste cuando tienen un problema con el coche. Natalia tiene visiones premonitorias y una sensibilidad mística, razón por la cual choca constantemente con el marido de la narradora.
Juan Martín (“Tela de araña”)
Juan Martín es un joven de Buenos Aires. Casado con la narradora, va a conocer a su familia a la provincia de Corrientes. Desprecia el campo y la cultura popular; a su vez, la narradora percibe que las historias de desapariciones en la ruta, típicas de la zona, le infunden temor.
Narradora (“Fin de curso”)
La narradora está en quinto año del colegio y se encuentra fascinada por su compañera Marcela, célebre por autolesionarse y padecer trastornos psíquicos. Cuando Marcela deja de ir al colegio, la narradora va hasta su casa. Necesita hacerle preguntas. Ella misma comenzó hace poco a cortarse con una trincheta y quiere saber más sobre Marcela.
Marcela (“Fin de curso”)
Es la nueva compañera de escuela de la narradora. Se viste como una anciana y falta mucho al colegio. Un día comienza a arrancarse las uñas de las manos. A partir de allí, no para de autolesionarse. Según ella, alguien la obliga.
Narradora (“Nada de carne sobre nosotras”)
Es una joven que se encuentra completamente obsesionada con una calavera que encontró, a la que llama “Vera”. Detesta a su novio y desea ser flaca; no tener carne sobre sus huesos.
Patricio (“Nada de carne sobre nosotras”)
Es la pareja de la narradora y es descrito por ella como gordo y aburrido. Se asusta mucho con la calavera, al punto de separarse de la narradora e irse de la casa que comparten.
Paula (“El patio del vecino”)
Es una joven que, por negligencia, perdió su trabajo como asistente social. Deprimida, comienza a ver en la casa del vecino a un chico atado en el patio. Cree que, salvándolo, puede compensar sus errores del pasado.
Miguel (“El patio del vecino”)
Es el marido de Paula. Desde que ella perdió el trabajo por descuidar a una niña del orfanato, no la ve con los mismos ojos. Descree de la psiquiatría y tiene ataques de ira cuando Paula tiene lo que para él son alucinaciones.
Marina Pinat ("Bajo el agua negra")
Es la fiscal que investiga el caso de dos jóvenes a los que la policía arrojó al Riachuelo y se ahogaron. Comprometida con su trabajo, va personalmente a la villa a cerciorarse de que el rumor de que uno de los muertos ha vuelto es falso.
Emanuel López ("Bajo el agua negra")
Es uno de los dos jóvenes de quince años asesinados por la policía en el Riachuelo. Acusado falsamente por los agentes, es golpeado hasta quedar casi inconsciente y arrojado al agua junto a Yamil Corvalán. A diferencia de Yamil, su cuerpo no aparece. Sí lo hacen sus zapatillas, que son reconocidas por los padres. Según una testigo que visita a la fiscal, Emanuel vuelve a la villa. La gente se asusta, dice, pero Emanuel la quiere conocer.
Yamil Corvalán ("Bajo el agua negra")
Junto con Emanuel, es arrojado por los policías al río. Su cuerpo aparece más adelante, a un kilómetro del puente. Yamil llevaba consigo un cuchillo, pero nunca se comprueba el intento de asalto del cual, en teoría, lo acusaban los policías.
El padre Francisco ("Bajo el agua negra")
El padre Francisco preside la capilla que está en la Villa Moreno, en la que vivían Emanuel y Yamil. Cuando la fiscal lo encuentra, Francisco está borracho, aterrorizado y fuera de sí. Roba el arma de la fiscal y se pega un tiro en la cabeza.
Narradora ("Verde, rojo, anaranjado")
La joven narradora es una asidua usuaria de Internet. Tuvo, a lo largo del tiempo, muchos amigos virtuales, algunos de ellos con fobia social, como su amigo Marco, el otro protagonista del relato. Ella quiere a su amigo, pero, a la vez, le irrita que él no quiera salir de su habitación. Habla seguido con la madre de Marco, que está más desesperada que irritada, pero no encuentra cómo consolarla.
Marco ("Verde, rojo, anaranjado")
Es un joven que vive con su madre. Es definido por la narradora como un "hikikomori", es decir, alguien que no sale de su habitación más que para comer. Marco sufre de depresión y ha dejado su medicación hace no tanto tiempo. Van casi dos años que está encerrado en su cuarto y no sale más que para buscar la comida que su madre le deja. Chatea con su amiga, la narradora, pero cada vez habla menos.
La madre de Marco ("Verde, rojo, anaranjado")
Es una madre soltera extremadamente preocupada por su hijo, desesperada por saber cómo está. Por ende, llama y busca a la narradora, muy amiga de su hijo, para informarse sobre él. Ella, al igual que el chico, tiene una presencia fantasmal en el relato. En su caso, es debido al sueño al que se autoinduce con psicotrópicos.
Silvina ("Las cosas que perdimos en el fuego")
Es la protagonista del cuento. Tras el asesinato de una joven en manos de su pareja, ella y su madre se sienten interpeladas a actuar. Comienzan a participar en las manifestaciones y, posteriormente, en las hogueras organizadas por mujeres que se queman a sí mismas en forma de protesta. No es la narradora, pero el cuento se focaliza en ella. A diferencia de su madre, Silvina tiene muchas dudas con respecto a las hogueras y a las Mujeres Ardientes.
La madre de Silvina ("Las cosas que perdimos en el fuego")
La madre de Silvina es una mujer de gran fortaleza que comienza a trabajar con las mujeres que se queman en las hogueras en forma de protesta. Dice que ya está grande para pasar ella misma por el ritual, pero trabaja en los hospitales clandestinos en los que hacen las curaciones a las jóvenes que caminan hacia el fuego en las hogueras. Espera que su hija Silvina se decida a pasar por el ritual.
María Helena ("Las cosas que perdimos en el fuego")
Es amiga de la madre de Silvina. Trabaja también ayudando a las mujeres que se prenden fuego.
La joven quemada del subte ("Las cosas que perdimos en el fuego")
La joven quemada del subte sobrevivió a un ataque femicida de su pareja y ahora pide dinero en los vagones. Su cara está quemada casi por completo; su cuerpo es esbelto e imponente. Silvina y su madre vuelven a verla en las manifestaciones por el femicidio de otra joven.