Capítulo 13
La tía Alexandra decide que (y convenció a Atticus de que) lo mejor para la familia sería si ella se quede con ellos por “un tiempo”, algo que preocupa a Scout, aunque sabe que no puede hacerse nada al respecto. La tía Alexandra se establece en el vecindario y continúa fastidiando a los niños sobre lo que se debe hacer y lo que no. Es anticuada y formal, y a menudo se refiere a los habitantes de Maycomb según la historia familiar de cada uno. Parece creer que los comportamientos y los rasgos de personalidad son hereditarios y pasan de generación en generación: una familia podría tener una tendencia al juego, otra una tendencia a la maldad u otra una tendencia a lo ridículo. También juzga a las familias según cuánto tiempo llevan asentados en el mismo lugar. Aquellos que viven en el mismo lugar durante generaciones son “personas refinadas”, mientras que Scout pensaba que las “personas refinadas” eran aquellas que “actuaban lo mejor que podían con el criterio que poseían”. Scout razona que, según la visión de la tía Alexandra, los Ewell, que son muy pobres, son “personas refinadas” porque se quedan en la misma tierra, allí en el vertedero del pueblo, durante generaciones, lo cual claramente no es el caso.
Scout recuerda cómo Maycomb se fundó alrededor de una vieja taberna que le pertenecía a un hombre llamado Sinkfield (el apellido evoca un baldío hundido, etimológicamente). Su ubicación estaba muy adentrada y alejada del único medio de transporte de aquella época, las barcas. Por lo tanto, las familias originarias del pueblo tendían a casarse entre ellas normalmente, hasta que casi todos en el pueblo revelaban algún rasgo de parentesco con el resto. Casi no llegaba gente nueva, y cuando una persona nueva se casaba con alguien de Maycomb, los genes nuevos se hacían notar. La mayoría de los ancianos todavía se conocen tan bien que cada conducta es de algún modo predecible y repetitiva.
La tía Alexandra quiere que los niños sepan todo sobre la familia Finch y defiende su herencia refinada, pero Atticus nunca les contó la historia familiar completa. En lugar de eso, les contó historias emocionantes, como la forma en que el primo Josh se volvió loco en la universidad. La tía Alexandra intenta presionar a Atticus para que les explique a los niños por qué deben comportarse bien y “mantener el buen nombre de la familia”. Atticus hace un intento, pero cuando Scout comienza a molestarse con este lado extraño de su padre que jamás había visto, él vuelve a sus principios de siempre y se descubre incapaz de transmitirles lo que la tía Alexandra considera importante. Scout se siente aliviada cuando su padre retoma sus viejas costumbres y dice que ella reconoce sus esfuerzos, pero que “se precisa una mujer para esa clase de trabajo”.
Capítulo 14
Scout le pregunta a su padre qué significa “violar”. Él le responde que es “conocer carnalmente a la hembra por la fuerza y sin su consentimiento”. Más tarde, la tía Alexandra descubre que Scout y Jem fueron a la iglesia afroamericana con Calpurnia e intenta prohibirle a Scout que visite la casa de Calpurnia. Aún más, la tía Alexandra intenta hacer que Atticus despida a Calpurnia, pero él se niega porque Calpurnia ha hecho un trabajo excelente en lo que respecta a mantener la casa y a criar a los niños, y los niños la aman. Jem se para junto a Scout y le demanda que no contradiga a su tía. Él y Scout se golpean con los puños; Atticus interrumpe la pelea y le explica a Scout que ella no tiene que obedecer a Jem a menos que él pueda obligarla a hacerlo.
Esa noche, Scout siente algo debajo de su cama y piensa que una serpiente esté escondiéndose allí. Investiga con ayuda de Jem, y descubren que Dill está escondido debajo de la cama de Scout. Dill les cuenta una larga historia sobre estar encerrado y aprisionado en un sótano y escapar con un circo. Entonces les cuenta la verdadera historia de cómo robo dinero de la cartera de su madre, se huyó, y terminó caminando y haciendo dedo desde la estación de trenes hasta la casa de los Finch. Dill está hambriento, y Scout le trae un poco de pan de maíz frío para que coma algo. En ese momento, ella piensa que Dill ahora está en “casa”. Jem dice que Dill debería decirle a su madre dónde está y le comenta a Atticus lo que está sucediendo. Scout señala que al hacerlo, Jem “rompió el código inviolado de nuestra infancia”. Sin embargo, Atticus es indulgente y llama a la señorita Rachel para informarle de la situación y preguntarle si Dill puede quedarse esa noche. La señorita Rachel aparece en el lugar y regaña a Dill, pero le permite quedarse. Dill y Jem duermen en la habitación de Jem, al lado de la de Scout.
Más tarde esa noche, Dill despierta a Scout y le pregunta si puede dormir con ella. Le explica que su nuevo padre no parece interesarse por él, y ese es el motivo por el que se fue. Sus padres eran amables con él, pero parecían no necesitarlo cerca. Según Dill, preferían pasar su tiempo entre ellos que con él. Scout se da cuenta de lo afortunada que es por tener una familia que la necesite. Entonces Dill sugiere que tengan un bebé juntos, y aunque sabe cómo se hacen los bebés, éste inventa una larga historia fantasiosa sobre una isla mágica en donde los bebés se recogen como flores. Scout se pregunta por qué Boo Radley no huye, y Dill responde que tal vez Boo no tiene a dónde huir.
Capítulo 15
A Dill le permiten quedarse durante el verano. Tan solo una semana después, los sucesos que rodean al juicio alcanzan un punto crítico. Primero, un grupo de hombres van a la casa de Atticus; Jem y Scout miran desde afuera. Los hombres hacen alusión a que Tom será trasladado a la prisión de Maycomb al día siguiente (domingo) porque el juicio comienza el lunes. Están preocupados por un grupo que se llama “la turba de Sarum” ya que temen que cause problemas, pero Atticus cree que no se atreverían a hacer nada (como un linchamiento) un domingo por la noche. El señor Link Deas le advierte a Atticus que tiene mucho para perder en el juicio, pero Atticus dice que quiere que la verdad salga a la luz. Jem está preocupado por que los hombres de afuera quieran dañar a Atticus, pero Atticus le asegura que aquellos son sus amigos y no parte de una banda o del Ku Klux Klan, que desapareció y jamás volverá, según Atticus. Jem escucha a la tía Alexandra advirtiéndole a Atticus que va a traer desgracia a la familia. Jem todavía se preocupa por la seguridad de Atticus.
Ese domingo hay más gente en la iglesia de lo que Scout puede recordar, incluso el señor Underwood del periódico local está allí, y él casi nunca asiste. Más tarde ese día, Atticus se marcha de la casa en su auto, lleva consigo una extensión eléctrica de la que cuelga un foco. No permite que Jem y Scout lo acompañen. Alrededor de las 10 de la noche, Jem comienza a cambiarse y le dice a Scout que él ira al pueblo. Scout insiste en ir, y pasan por Dill en el camino. Buscan a Atticus en su oficina, pero al final lo espían sentado en las escalinatas de la cárcel del condado, con el foco que ilumina lo suficiente para que él pueda leer su libro. Los niños se mantienen a una distancia segura de modo que Atticus no los vea. Jem se siente mejor por saber dónde está su padre. Sin embargo, cuando están por regresar a su hogar, aparecen cuatro autos en el pueblo. Un grupo difuso de hombres emerge. Atticus les informa que el sheriff está cerca. Los hombres responden que lo llamaron y engañaron con acusaciones falsas para que fuera al bosque. Atticus permanece imperturbable. De repente, Scout entra corriendo al círculo, y la toma por sorpresa el darse cuenta de que no conoce a estos hombres. Atticus les ordena a los niños que se vayan a casa, pero Jem se niega. Un hombre toma a Jem del cuello, y Scout lo patea en la entrepierna. Jem todavía rehúsa irse.
Scout se interesa en los hombres, quienes huelen a “whiskey y pocilga”, y están vestidos con ropas oscuras de invierno a pesar de la noche de verano. Intentando encontrar a alguien conocido, ella reconoce al señor Cunningham, el padre de Walter, un niño de su clase. Tratando de ser cordial, inocentemente comienza a hablarle al señor Cunningham sobre lo buen muchacho que es Walter; le cuenta de cuando lo invitaron a su casa a cenar y le pide que lo salude de su parte. Entonces intenta hacerlo hablar del tema de su mayorazgo, algo de lo que su padre habló alguna vez, pero se da cuenta de que todos la miran. El señor Cunningham se pone en cuclillas para estar a la altura de Scout y dice: “Le daré tus saludos, damita”. Los hombres deciden irse y se marchan en sus autos. El señor Underwood aparece con un arma en una ventana cercana y les informa que los tuvo vigilados el rato entero. La familia Finch y Dill vuelven a casa.
Capítulo 16
Scout llora esa noche, y Jem la consuela. Atticus dice que el señor Underwood desprecia a la gente afroamericana, pero aun así estaba dispuesto a defender a Atticus. La tía Alexandra le pide a Atticus que no hable así delante de Calpurnia, pero Atticus se queja como de costumbre y alega que la justicia y la honestidad son importantes. Scout se pregunta en voz alta por qué el señor Cunningham quería hacerle daño a Atticus si suele ser su amigo. Atticus explica que algunas personas se pueden olvidar de que son seres humanos cuando forman parte de una turba. Claramente afectado por la situación, Atticus le explica que se necesitó de una niña de ocho años para hacerlos entrar en razón.
Comienza el juicio a Tom Robinson; y a pesar de las advertencias que les hizo Atticus para que se queden en casa, Scout, Jem y Dill van al tribunal, donde los habitantes del pueblo están todos haciendo un picnic en el parque. Los niños observan que el señor Dolphus Raymond está tomando alcohol de una bolsa de papel y está sentado con gente afroamericana. Jem dice que Raymond se casó con una mujer afroamericana y tiene hijos “mestizos”. Jem explica que estos niños están “tristes” porque sienten que ninguna de las dos razas los acepta, aunque si los aceptan en el norte. Ven a uno de los niños mestizos, y Scout piensa que se parece un afroamericano. Le pregunta a Jem cómo es posible distinguir si alguien es “mestizo” o no, y Jem responde que no se puede saber a simple vista, sino que es necesario conocer su historia. En la familia Finch, todos son blancos, pero Jem considera que durante los tiempos bíblicos, es posible que algunos de sus ancestros vinieran de África. Sin embargo, Jem menciona que probablemente eso no cuente porque ya pasó demasiado tiempo. En el condado de Maycomb (y en todos los estados unidos que otorgaban derechos distintos a blancos y negros), si alguien tiene tan solo una gota de sangre afroamericana, la sociedad (y la ley) considera negra a esa persona. En un tribunal atestado de gente, los niños tienen problemas en conseguir asientos hasta que el reverendo Sykes les ayuda a ubicarse escaleras arribas, en el balcón donde se sientan los afroamericanos. Scout observa al juez Taylor, a quien considera un juez más bien bueno y sensible.
Capítulo 17
El juicio comienza con el testimonio del sheriff, Heck Tate. El abogado de la fiscalía, el señor Gilmer, le pregunta sobre los sucesos que rodean a Tom Robinson y a la hija del señor Ewell, Mayella. El señor Tate declara que el 21 de noviembre, el señor Ewell lo fue a buscar porque “un negro violó a su hija”. Dice que encontraron a Mayella tendida en el suelo, golpeada, y que Mayella aseguró que Tom Robinson se había aprovechado de ella y le había dado una paliza. Atticus interroga a Tate a continuación y le pregunta si alguien llamó al médico. El señor Tate dice que no. Atticus le pregunta en dónde habían golpeado a Mayella, y el señor Tate dice sin titubear que tanto su ojo derecho como todo el lado derecho de su cara estaban con moretones y que tenía rasguños alrededor de todo su cuello.
El señor Ewell es el siguiente testigo. Scout recuerda mentalmente la forma en que los Ewell viven: en una choza hecha de tablas y planchas de hierro acanalado recubiertas con botes de hojalata aplanados, rodeados de basura sacada del vertedero cercano. En un rincón del patio, hay algunos geranios que Mayella plantó en comederos de chanchos y que parecen ser lo más cuidado de la propiedad. Scout llega a la conclusión de que lo único que separa al señor Ewell de la gente afroamericana que lo rodea, en términos de posición social, es su piel blanca.
El señor Ewell es malhumorado y grosero como testigo, pero el juez, quien claramente no tiene respeto por el hombre, se las ingenia para mantener todo en orden. El señor Gilmer le pregunta al señor Ewell por su versión de los hechos. El señor Ewell declara que cuando regresaba del bosque con leña, escuchó gritar a Mayella; y que corrió hasta la casa para encontrarse a Tom Robinson teniendo sexo con ella. El señor Ewell dice que en ese momento salió corriendo a buscar al sheriff. Le implora al juez que “limpie” esa “madriguera de negros” que son sus vecinos, con la excusa de que el vecindario se está volviendo peligroso.
Atticus interroga al señor Ewell y le pregunta si llamaron a un médico, a lo que el señor Ewell nuevamente dice que no, que jamás llamó a un médico en su vida y jamás se le ocurrió hacerlo. Atticus le pregunta si estaba de acuerdo con la descripción de las lesiones de Mayella que hizo el sheriff; el señor Ewell dice que sí. Atticus le pregunta al señor Ewell si sabe escribir, y este responde que sí, así que Atticus le pide que escriba su nombre en un sobre. Al hacerlo, se devela que el señor Ewell es zurdo.
Capítulo 18
Ahora Mayella pasa como testigo. Está muy perturbada y llora en el estrado porque dice temerle a Atticus. Finalmente, le dice al señor Gilmer que su padre le pidió que partiera un viejo armario ropero para hacerlo leña, pero no se sentía lo suficientemente fuerte. Cuando Tom Robinson entró, le preguntó si podía hacerlo por una monedita. Dice que cuando fue a buscar el dinero, Tom la siguió, la empujó, la tiró al piso y se aprovechó de ella mientras que ella pataleaba y gritaba por ayuda. Entonces llegó su padre, y Tom huyó. Después de que el señor Gilmer le permitiera a Mayella contar su historia, era el turno de Atticus.
Atticus interroga a Mayella, pero primero le hace algunas preguntas de su historia con el fin de mostrarle al jurado a qué clase de familia pertenece. Al principio, Mayella se opone a que Atticus le diga “señorita Mayella”, y el juez le explica que Atticus solo está hablando de manera educada. Él trata a todos los del estrado de la misma manera, sin importar quiénes son o de dónde vienen. En su contrainterrogatorio, nos enteramos de que Mayella tiene diecinueve años y de que su familia recibe cheques de subsidio, pero que no hay comida suficiente; su padre parece ser alcohólico. Mayella asistía a la escuela pública durante unos años, pero ninguno de sus ocho hermanos lo hacen. Además, su madre murió. Mayella aparentemente no tiene amigos. Atticus le pregunta si el señor Ewell es un padre cariñoso, y sin titubear Mayella dice que es “tolerable”, excepto cuando toma alcohol. Sin embargo, insiste en que jamás le puso las manos encima o la golpeó. Atticus le pregunta si es la primera vez que invita a Tom Robinson a su casa, y Mayella da un pequeño salto involuntario antes de contestar que “era la primera vez”. Él le pregunta a Mayella si recuerda ser golpeada en la cara, y, al principio, dice que no, para luego decir que sí. Atticus le pide que identifique a la persona que la violó, y Mayella señala a Tom, a quien Atticus llama al estrado. Todos en el tribunal observan que el brazo izquierdo de Tom es unos centímetros más corto que el brazo derecho, culpa de un accidente que sufrió de joven cuando su brazo se atoró en una desmotadora de algodón. Atticus le pide que dé más detalles sobre la lucha, luego le hace muchas preguntas que Mayella no contesta: ¿por qué no la escucharon gritar sus hermanos?, ¿dónde estaban?, ¿por qué no entraron corriendo?, ¿comenzó a gritar cuando vio a su padre en la ventana?, ¿fue su padre quien la golpeó, y no Tom Robinson?
Mayella se limita a decir que se ha aprovechado de ella y que, si los caballeros de clase alta no deciden sentenciar a Tom, será prueba de que sean unos cobardes. Atticus pareciera experimentar su intercambio con la jovencita con disgusto. El tribunal se toma un receso de diez minutos, pero nadie abandona el lugar.
Análisis
Las opiniones de la tía Alexandra tipifican el consenso general de las conjeturas tradicionales que la comunidad de Maycomb defiende. Ella le presenta la idea de “personas refinadas” a Scout, quien quedará eternamente perpleja sobre cuál es el criterio que se usa para determinar si una familia encaja o no en esta categoría. La rigidez de los patrones de conducta en los que la tía Alexandra (y el resto de Maycomb) creen demuestra que los individuos de las familias de raza blanca también están sujetos a cierto grado de discriminación sobre la base del estatus social y socioeconómico de su familia. A los individuos no se los juzga por sus cualidades, sino según estereotipos que se les imponen a sus familias. Dado el alto nivel de racismo en Maycomb, es muy poco probable que los blancos sean capaces de tratar a los afroamericanos con respeto. Según la forma de pensar de la tía Alexandra, la deshonestidad y la inferioridad son rasgos de algún modo genéticamente endémicos a toda la raza. Ese modo de pensar sigue vigente en los estados unidos y en todo el mundo, y lamentablemente la novela de Lee sigue tópico y corriente hasta el día de hoy.
La tía Alexandra intenta convertir a Scout en una dama sureña como corresponde, y encuentra una gran oposición. Tiene una idea muy firme de cómo debe comportarse una mujer de la familia Finch, basada en años de tradición familiar, e intenta imponérsela a Scout. De esta manera, Scout también es víctima de este sistema anticuado de juzgar individuos y, mientras la tía Alexandra intenta transformarla en la imagen de la dama sureña, vive en carne propia lo que es estar atada a una identidad estereotipada en lugar de que se le permita expresarse de forma natural e individual.
La conducta de Jem en el Capítulo 14 parece traicionar a Dill y demuestra su progreso hacia la vida adulta. Además, es él que sugiere a Scout que sea menos desafiante con su tía y se pone del lado de los adultos en la pelea, cosa que enfada a Scout. La interacción entre los dos sugiere que los niños (como Scout) son más inmunes a las actitudes y mentalidades de la sociedad que los rodea, pero al ir creciendo (como Jem), se encuentran involuntariamente reproduciendo y reforzando las opiniones conservadoras de la sociedad.
La historia de Dill sobre sus experiencias con sus padres le muestra a Scout todo por lo que debe estar agradecida. Incluso el hecho de que su tía la fastidie continuamente es una señal de que se interesa por ella, que es mucho mejor que la ambivalencia que experimenta Dill por parte de sus padres. Dill disfruta de la fantasía, como queda demostrado en su fantasiosa historia sobre cómo se hacen los bebés. Aunque sepa la verdad, prefiere la historia que inventa. La imaginación de Dill es un modo de escape, como su escape físico de Meridian, al mundo donde se siente más en “casa”. Cuando la vida cotidiana no lo satisface, puede encontrar consuelo nuevamente en su mundo imaginario.
La relación de Scout y Dill, aunque cercana, es aún infantil e inocente, como se ve al fin del capítulo. Su discusión sobre los bebés también sugiere que Scout sabe menos de los hechos de la vida de lo que dice en capítulos posteriores, y que es posible que todavía no tenga claro el significado de “violar”.
En el Capítulo 15, que Atticus se quede en la puerta de la prisión es simbólico de su papel a lo largo del libro. La noche está oscura, como la cultura de la intolerancia y la ignorancia en Maycomb. La luz de Atticus ilumina la noche, de la misma manera que intenta enseñarle a su comunidad la verdad y exponer su injusticia. La luz es un detalle inusual agregado a la escena: si Atticus no la llevara, no sucedería fuera de la prisión. De igual manera, sin gente como Atticus que intente salvar a otros, la oscuridad del prejuicio podría perpetuarse indefinidamente. Atticus no tiene un arma para disparar ni un arma de ningún otro tipo, solo tiene un libro. Está determinado a proteger los derechos humanos elementales de Tom y de los otros tan solo usando su conocimiento y experiencia en leyes. Con sus fuertes valores, Atticus no se rebajará a medidas violentas como hacen otros, ni siquiera en defensa propia.
Atticus también revela su falla fatal: a veces tiende a guardar esperanzas irrealistas o a ser demasiado optimista. Por ejemplo: su predicción de que el Ku Klux Klan jamás volvería está muy equivocada, y aunque crea que nadie causaría problemas en la prisión un domingo por la noche, los miembros del pueblo prueban lo contrario. Tampoco está claro si Atticus sabía que el señor Underwood lo estaba protegiendo hasta después de que la turba se dispersa. Si no lo sabía, entonces estaba sometiéndose a un peligro considerable.
La conversación de Scout con el señor Cunningham enfatiza que ella conoce al joven Walter Cunningham y le recuerda al señor Cunningham por los lazos humanos que conectan a todos en el pueblo. Cuando lo identifica entre el grupo anónimo de hombres, Scout lo saca del anonimato y le devuelve la individualidad al llamarlo por su nombre y al recordarle a su hijo y a la vinculación. Cuando las personas se unen en una turba, pierden el sentido de responsabilidad de sus acciones porque actúan como un grupo en lugar de actuar como individuos autónomos. La habilidad de Scout de separar al señor Cunningham del resto del grupo es resultado de la inocencia pura de sus dichos, lo que demuestra qué tan inconcebible es la violencia para ella, y los obliga a reconsiderar su accionar. El señor Cunningham, cuando se lo confronta con los vergonzosos planes del grupo y se le recuerda su propia responsabilidad en ellos, decide alejarse de la escena, y todos los siguen.
En el Capítulo16, la discusión entre Scout y Jem sobre los niños “mestizos” demuestra la irracionalidad de los prejuicios. Un niño “mestizo” puede lucir completamente afroamericano o completamente blanco, pero se lo consideraría afroamericano de todos modos. Además, la historia familiar también es un determinante deficiente de raza, porque, como señala Jem, la raza humana se originó en África o el Medio Oriente, y tan solo una gota de sangre afroamericana ya hace a la persona “negra”. Por lo tanto, ni la imagen ni la historia familiar son infalibles. Y así se prueba que la discriminación es todavía más arbitraria e ilógica. Los niños Finch nuevamente se encuentran aceptados e incluso honrados entre los afroamericanos cuando el reverendo Sykes los invita al balcón, y hasta se desocupan las sillas de la fila delantera para ellos.
En el Capítulo 17, los Ewell pertenecen a la clase más baja de blancos de Maycomb. El señor Ewell prueba ser arrogante y bruto. Maycomb, muy a su pesar, ha hecho excepciones a la ley por los Ewell, y los modos del señor Ewell son de alguien que está más allá de la ley. Es descrito como un “gallo de pelea” que se pavonea por el pueblo muy ufano y ridículo, intentando hacer reír al público, se queja al juez de que se le pida demostrar que sabe escribir y ofende a todos con su lenguaje, lo que causa un alboroto que dura cinco minutos en el tribunal. El capítulo lo representa como bruto, insensible y confiado en que se saldrá con las suyas cometiendo perjurio abierto.
En este capítulo, Atticus demuestra cuán capaz es como abogado. Atticus trata tanto al sheriff como a Ewell con respeto y hace preguntas que encuentran huecos en el testimonio de Ewell. Por ejemplo: él determinó primero las lesiones exactas que tenía Mayella y luego manipuló a Ewell para que revele que es zurdo; y probablemente sea un hombre zurdo quien golpeó a Mayella, causándole más moretones en el lado derecho de la cara.
En el Capítulo 18, nos enteramos de que la vida de los Mayella es una de pobreza y carencias. Ella muestra que está acostumbrada a ser tratada irrespetuosamente cuando piensa que Atticus se burla intencionalmente de ella al decirle “señorita”. Parece una inmadura incorregible para tener diecinueve años, y su actitud quejosa o llorosa sugiere una sutil y astuta manipulación de su público, como si de alguna manera quisiera aprovechar toda la pena que puede provocar por su estatus social y expandirla hacia su estatus ficticio de supuesta víctima de violación. También parece tenerle bastante miedo a Atticus. Hay bondad en Mayella; sus flores son lo único bello que hay en la casa de los Ewell. Scout piensa que Mayella parece hacer un esfuerzo por mantenerse “limpia” de culpa en el caso, pero sus acciones parecen motivadas por la cobardía. Al principio no quiere decir el nombre de Tom cuándo se le pregunta cómo se llama su violador, pero el temor la vence y lo acusa por nombre, y de ese modo pone su miedo a la humillación pública por encima del valor de la vida de Tom.
Scout y Jem escuchan atentamente todo lo que se dice en el tribunal. Aquí, Scout y Jem ven a su padre en acción. Él muestra ser un hombre muy respetado, y resalta cuidadosa y deliberadamente cada pieza de evidencia. Atticus nunca muestra desaprobación hacia el señor Ewell o la señorita Mayella, y es amable y caballero, a pesar de los insultos que recibe. Este capítulo contribuye significativamente al suspenso del juicio, mientras el lector comienza a entender la situación de Atticus. Él sabe que Tom Robinson es inocente y parece que el señor Ewell es casi seguro el que causó las lesiones de Mayella. Claramente, pronto se sabrá más.