Las aves (Símbolo)
En Metamorfosis, las aves poseen una fuerte carga simbólica relacionada con la salvación. Son varios los mitos que cuentan cómo un dios transforma a un mortal en ave para salvarlo de la muerte. Un ejemplo de esto es cuando Neptuno transforma en cisne a Cigno, justo antes de que Aquiles lo mate. Asimismo, las aves también pueden asociarse al concepto de libertad, ya que la metamorfosis de los mortales en este tipo de animales los libera del peso humano y les permite volar y ocupar el aire, una dimensión mucho más cercana al Olimpo. Paradójicamente, el mito de Ícaro, hijo del arquitecto del laberinto, Dédalo, transmite el mensaje contrario: en él, Ícaro se acerca tanto al Sol (símbolo de la divinidad), que sus alas se derriten precipitándolo hacia la muerte.
La araña (Símbolo)
En el mito de Aracne, esta presume que es mejor tejedora que Atenea. La diosa castiga su soberbia convirtiéndola en araña. En relación con esto, la araña simboliza los peligros de la soberbia humana, que ha llevado a Aracne a ofender a Atenea y en consecuencia esta última la ha convertido en un insecto que teje constantemente.
La agresión sexual (Símbolo y motivo)
Los dioses (sobre todo, Júpiter y Neptuno) cometen actos de agresión sexual hacia los humanos a lo largo de todo el poema de Ovidio, lo que lleva a la violación a convertirse en un motivo contante de la obra. Estas agresiones sexuales simbolizan el poder que poseen los dioses y, al mismo tiempo, lo vulnerables que son los humanos frente a los caprichos divinos. Asimismo, podríamos decir que estos actos también simbolizan las pasiones más bajas que poseen los dioses, ya que no pueden evitar sentirse atraídos por formas de existencia inferiores, como los mortales.
El laúd (Símbolo)
El laúd es un símbolo de armonía en toda la mitología griega. Sin ir más lejos, cuando Orfeo desciende al Inframundo para convencer a Dis y Proserpina de que liberen a Eurídice, lo consigue tocando su laúd, emocionando a los dioses con la armonía de su instrumento.
El rayo de Júpiter (Símbolo)
El rayo de Júpiter es un símbolo de poder y autoridad. Cuando el dios más importante del Olimpo debe impartir justicia o, simplemente, mostrar su poder, recurre a su rayo. Este es implacable, sumamente destructivo, pero justo, en el sentido de que suele restituir un orden previo que fue desestabilizado, ya sea por otro dios o por los mortales. Por ejemplo, cuando los humanos se encuentran en la Edad de Hierro, Júpiter elimina a toda la especie con su rayo.