Queequeg es un salvaje, pero tiene más valentía, lealtad y respeto por el prójimo que muchos cristianos.
Ismael pone en cuestión sus valores cristianos al conocer a Queequeg. Si bien al comienzo le tiene miedo, rápidamente se da cuenta de que aquel no le hará daño. A su vez, lo ve como una figura en constante transición, entre sus hábitos salvajes y los valores civilizados. En ese sentido, se destacan la valentía y la lealtad de Queequeg. A pesar de ser calificado como pagano y extraño constantemente, es el único personaje que arriesga su vida para salvar a otros en más de una oportunidad.
Ismael dice que quiere ser un cazador de ballenas, pero se dedica principalmente a observar a los otros marineros sin actuar demasiado.
Ismael es aceptado como miembro de la tripulación del Pequod, aunque no tiene experiencia, porque declara con entusiasmo que quiere ser cazador de ballenas. Sin embargo, cuando ya están en alta mar confiesa que se distrae demasiado observando las aguas inmensas y se pierde en sus pensamientos, por lo que no es conveniente contratar a jóvenes melancólicos como él en los barcos balleneros. Así, irónicamente, es un personaje que casi no ejecuta ninguna acción para cazar ballenas a bordo y se dedica a observar, reflexionar y narrar la historia.
Ismael, el único hombre a bordo del Pequod que no tiene ninguna experiencia previa en barcos balleneros, es el único que se salva.
Irónicamente, el narrador se embarca en esta travesía sin experiencia previa en la industria ballenera, pero es el único miembro de la tripulación que sobrevive al ataque de Moby Dick. Si bien el capitán Peleg al comienzo no quiere tomarlo como trabajador del Pequod porque jamás ha sido ballenero, Ismael demuestra cumplir con las tareas a bordo de manera satisfactoria y, finalmente, se escapa del azote fatal. En el "Epílogo" dice que el destino lo ha salvado.