Resumen
Capítulo 21: Embarcando
Elías vuelve a cruzarse con Ismael, le pregunta si va a embarcar e intenta detenerlo. Sin embargo, el narrador y Queequeg suben al Pequod y encuentran un gran silencio. Ismael cree ver unas sombras en el barco. Luego, ambos conocen al primer oficial de la embarcación, Starbuck. La tripulación sube a bordo en grupos de dos o tres marineros. Mientras tanto, el capitán Ahab se recluye en su cabina, invisible ante la tripulación.
Capítulo 22: Feliz Navidad
El barco zarpa y se alejan de la costa hasta que, en un punto, Peleg y Bildad vuelven hacia la tierra en un barco más pequeño; ellos no participan de la travesía. A Bildad esto le genera cierta melancolía. Peleg lo vive como un filósofo, como una instancia de reflexión.
Capítulo 23: La costa a sotavento
El Pequod se arroja hacia el interior del mar. Ismael ve a bordo a Bulkington, un hombre peligroso que ya ha cruzado en la posada de Peter Coffin. Bulkington acaba de regresar de un arduo viaje de cuatro años, pero vuelve al mar de inmediato. Ismael reflexiona y considera que es más digno morir en el mar que en la tierra.
Capítulo 24: El abogado defensor
Ismael argumenta contra aquellos que piensan que el asunto de la caza de ballenas no es respetable. Los hombres que ejercen las profesiones liberales no reconocen esta industria y tienen prejuicios sobre los individuos que se dedican a ella; para ellos, son como carniceros. El narrador sostiene que, por el contrario, es un negocio muy importante, como demuestran figuras históricas holandesas o la flota ballenera equipada especialmente por Luis XVI de Francia. Ismael refuta la idea de que la caza de ballenas no tiene una literatura citando a Job, autor del primer registro sobre el Leviatán, un monstruo marino fantástico. Concluye que la caza de ballenas es digna, que se trata de una profesión imperial, y asegura que los barcos balleneros han sido su Yale y su Harvard, es decir, sus universidades, su educación.
Capítulo 25: Post Scriptum
Ismael agrega que el aceite que se usa para coronar a los reyes es esperma, o sea aceite de ballena, en su estado natural, como pura materia prima.
Capítulo 26: Caballeros y escuderos
En este capítulo y los siguientes, el narrador presenta a los miembros más destacados de la tripulación. Starbuck, primer oficial, es nativo de Nantucket y pertenece a una familia de cuáqueros. Es delgado y tiene la piel dura y seca por el sol. Parece consumido pero no tiene aspecto de enfermo. No se trata de un cruzado en busca de peligros: piensa en la valentía en términos prácticos, no como un sentimiento. Al observarlo y describirlo, Ismael reflexiona sobre la “inmaculada hombría” que en términos ideales todos los hombres, no solo los reyes y sacerdotes, tienen en su interior. Defiende la “divina igualdad” y al “gran Dios democrático” como sus valores principales.
Capítulo 27: Caballeros y escuderos
Stubb es el segundo oficial del viaje, un hombre nacido en Cape Cod, con una actitud despreocupada y relajada. Tiene buen humor. Para el narrador, es imposible saber qué piensa Stubb sobre la muerte, y se pregunta cómo es posible para él mantener esa alegría y ese aire despreocupado ante un mundo tan duro y cruel. Ismael atribuye esa actitud al hábito de fumar de Stubb. El tercer oficial del barco se llama Flask. Es un hombre de Martha’s Vineyard que tiene una actitud muy combativa contra las ballenas. Starbuck, Stubb y Flask son autoridades de la embarcación. El Pequod lleva tres barcos más pequeños que bajan al mar cuando se avistan ballenas, solo para aproximarse a ellas y cazarlas. Cada uno de estos barcos tiene como jefe a Starbuck, Stubb y Flask respectivamente. Starbuck elige a Queequeg como arponero. Stubb elige a Tashtego, un indígena de Martha’s Vineyard, y Flask, a Daggoo, un hombre negro proveniente de África y de gran tamaño que mantiene costumbres “salvajes”, es decir, no se comporta como cristiano. De acuerdo con Ismael, los isleños suelen ser los mejores balleneros y los llama “isolatos” porque viven aislados, cada uno en su propio pequeño continente.
Capítulo 28: Ahab
Durante muchos días después de abandonar Nantucket, nadie ve a Ahab en el barco. Ismael comienza a sentirse perturbado por la reclusión del capitán y recuerda los comentarios de Elías como signos de mal augurio. De todos modos, reconoce que es imposible encontrar tres mejores oficiales a cargo de un barco. Finalmente, Ahab aparece en cubierta un día; no muestra ninguna señal de estar enfermo. Es un hombre imponente, que el narrador ve como si estuviera hecho de bronce. Una marca fina, como una vara, atraviesa su rostro; puede ser una cicatriz o una mancha de nacimiento. Ahab camina sobre una pierna de marfil, fabricada con el hueso de la mandíbula de un cachalote. Se aparece y exhibe una gran fortaleza, pero rápidamente vuelve a recluirse en su cabina. A partir de esa mañana, se hace ver todos los días entre la tripulación, y de a poco va dejando su enclaustramiento. En una oportunidad incluso parece que llega a sonreir levemente.
Capítulo 29: Entra Ahab; tras él, Stubb
Pasan algunos días y el Pequod llega a la región de Quito, donde disfrutan de una primavera tropical. Cada 24 horas, durante las noches, Ahab ayuda a los marineros en algunos trabajos. Esa tranquilidad nocturna inspira en él un “toque de considerada humanidad”. Una de esas noches Stubb hace un chiste sobre Ahab y este lo regaña con severidad, lo llama "perro" y luego "burro", "mula" y "asno". Finalmente, patea a Stubb. El segundo oficial se pregunta cómo es posible que el capitán duerma apenas 3 horas por noche, y supone que debe tener sucia la conciencia. Cree que haber conocido a este hombre lo ha cambiado: está como dado vuelta, de revés.
Capítulo 30: La pipa
Stubb se retira y Ahab se queda un rato apoyado sobre la amurada, en estado reflexivo. Allí fuma su pipa y se da cuenta de que ya no lo alivia como en otras épocas. Entonces decide dejar de fumar y arroja la pipa al agua.
Capítulo 31: La Reina Mab
Stubb le cuenta a Flask que ha soñado que Ahab lo pateaba con su pierna de marfil y que, cuando él intentaba patearlo, le sacaba la pierna postiza. Stubb considera las diferencias entre una pierna de carne y hueso y una falsa, y afirma que un golpe dado con la mano es cincuenta veces más fuerte que un golpe dado con un bastón. Flask replica que una patada de Ahab es un signo de honor, como el cachetazo de una reina.
Capítulo 32: Cetología
La cetología es el estudio de las ballenas. Ismael repasa el tema, que ha sido estudiado por muchos autores, incluyendo al capitán Scoresby, el mayor especialista en la ballena de Groenlandia o ballena franca. El narrador asegura que solo existen dos libros que intentan analizar al cachalote y lo logran con éxito: uno escrito por Bennett y otro por Beale, ambos cirujanos con experiencia en balleneros ingleses. Finalmente, Ismael retoma la concepción “sagrada” de Job y define a las ballenas como peces con pulmones, sangre caliente y una cola horizontal. Luego, plantea una clasificación de los diversos tipos de ballenas. Asegura que la explicación es necesaria en este libro.
Capítulo 33: El “Specksynder”
En la época en que primaban las flotas holandesas en la caza de ballenas, el jefe de los arponeros era denominado “Specksynder”, y se lo consideraba una autoridad suprema. En la cultura estadounidense, cuenta Ismael, no solo se trata de un oficial importante sino que, además, bajo determinadas circunstancias, es el comandante de cubierta de la embarcación. Después de considerar algunos rasgos típicos de los hombres balleneros, el narrador observa que Ahab se enmascara detrás de las costumbres de alta mar. Además, el capitán es intelectualmente superior, y eso lo lleva a comportarse de manera dictatorial. Ahab tiene una “sombría rudeza de hombre de Nantucket”.
Capítulo 34: La mesa de la cabina
Al mediodía, Buñuelo, joven camarero del Pequod, anuncia que la comida está servida para los oficiales del barco. Ahab preside la mesa como un león marino silencioso rodeado de sus cachorros, pero no parece arrogante. La mesa se mantiene en silencio, pero en realidad Ahab no prohíbe la conversación, aunque él mismo se mantenga callado. Flask es el último en sentarse a la mesa y el primero en levantarse; desde que se ha convertido en oficial, está hambriento todo el tiempo. En contraste, la mesa de la cabina, donde come el resto de la tripulación, es enérgica y conversadora. Buñuelo se siente nervioso cuando debe atender a Queequeg y a Tashtego.
Capítulo 35: La cofa
La cofa es el lugar donde se ubican los vigías que, desde lo alto, observan qué se encuentra en el camino de la embarcación. El narrador explica que en la mayoría de los balleneros estadounidenses hay un marinero en la cofa prácticamente desde el inicio del viaje. Luego cuenta una larga historia sobre las cofas que se remonta al Antiguo Egipto. Un historiador de Nantucket, Obed May, confirma que desde tiempos muy lejanos, para la caza de ballenas, los barcos que zarpaban desde Nantucket erigían unas cofas primitivas para vigilar las costas, pero esa costumbre se ha vuelto innecesaria. Ismael es enviado a la cofa y se distrae contemplando el mar. Cree que las autoridades no deberían mandar a marineros como él para estas tareas de vigilancia, porque su mente se distrae demasiado en reflexiones estimulado por el azul del mar.
Capítulo 36: El alcázar
Ahab sube desde su cabina a cubierta y la recorre como es habitual. Su marcha es ruidosa y astilla cada vez más el piso. Luego de dar algunas vueltas en estado pensativo, llama a toda la tripulación. Les pregunta qué harán cuando vean una ballena, como arengándolos para estimular su energía. Les dice que aquel que aviste y señale una ballena de cabeza blanca, con la frente arrugada y la mandíbula torcida, recibirá un doblón de oro, una moneda muy valiosa. Tashtego le pregunta si esta ballena es la llamada Moby Dick, y Starbuck le pregunta si Moby Dick es el cachalote que le ha quitado la pierna. Ahab responde que sí. Starbuck le dice a Ahab que esta obsesión con Moby Dick es una locura. El capitán responde que todas las cosas son máscaras, pero que detrás de cada hecho hay una verdad oculta que los hombres deben tratar de develar. El gran cachalote blanco es esa máscara para Ahab. Para él, vencer a Moby Dick representa una redención personal, y es un modo de alcanzar claridad y paz. Asegura que Moby Dick es lo que más aborrece, y le otorga grandes significados simbólicos; para Ahab, la legendaria ballena representa los misterios de la vida.
Capítulo 37: Crepúsculo
Ahab se sienta solo en la cabina y mira hacia afuera por las ventanas ojo de buey. Este capítulo está narrado desde el punto de vista de Ahab, y relata el pensamiento del capitán. Afirma que en el pasado ha recibido la nobleza y la luz del sol, pero ya no. Se ha atrevido y ha actuado, y hará lo que quiere, aunque Starbuck lo considere un loco. Él no es loco sino demoníaco, es “la locura enloquecida”. Menciona una profecía según la cual sería desmembrado, y como ya ha perdido una pierna, cree que la profecía se está cumpliendo.
Capítulo 38: Anochecer
Este capítulo está narrado desde la perspectiva de Starbuck, que reflexiona apoyado sobre el palo mayor. Cree que su alma está sujeta a las decisiones de un loco y se lamenta. Piensa que verá el final trágico de Ahab, y siente que él mismo debe ayudarlo a cumplir con su destino. Sin embargo, mantiene cierto sentimiento de esperanza.
Capítulo 39: Primera guardia nocturna
Stubb se encuentra solo arriba de la cofa, y este capítulo está narrado desde su punto de vista. Reflexiona sobre la importancia de la risa: considera que es la respuesta más sabia y sencilla ante todas las cosas extrañas. Se considera a sí mismo un hombre sensato y canta una “valiente estrofa”.
Capítulo 40: Medianoche, castillo de proa
Este capítulo tiene una forma semejante a las obras de teatro: hay diversos fragmentos que coresponden a las voces de varios arponeros y marineros del Pequod. Entre todos cantan a coro una canción popular y, luego, hombres de diferentes nacionalidades expresan sus opiniones sobre el viaje, las aventuras y la vida en alta mar. Al final, la tripulación avista una gran ballena blanca y profiere gritos de excitación.
Análisis
En esta sección, Ismael se presenta como un personaje meditativo: cuando contempla el mar se siente inmerso en sus pensamientos y reflexiones. Al hundirse en sus ideas, el texto presenta dos cuestiones: por un lado, las líneas de su reflexión sobre muchos temas, como la historia de la industria ballenera y la grandeza de los cachalotes; por el otro, descripciones del paisaje marítimo donde se destaca el color azul, la enorme vastedad y los peligros que implica el mar. Por su profundidad y tamaño, el océano es un territorio desconocido para los hombres; parece infinito, eterno.
A su vez, aquí se presenta con nitidez el motivo de la aventura como instancia de aprendizaje. El narrador asegura que las travesías en barcos son su escuela, su universidad, ya que las compara con Yale y Harvard, instituciones antiguas y prestigiosas de los Estados Unidos. Ismael aprende de muchas maneras: a partir de los libros y a partir de las experiencias, muy relacionadas con el peligro y con el encuentro de culturas diferentes. Él mismo sostiene que todos los saberes son igual de importantes. Este doble origen de los aprendizajes también es característico del capitán Ahab, quien se destaca entre los marineros por haber estudiado en la universidad y haber aprendido de la vida entre pueblos "salvajes". En este punto se puede establecer una conexión con la vida del autor: Melville también trabaja como marinero antes de dedicarse plenamente a la escritura, y conecta los libros con las experiencias que ha vivido en tierras lejanas.
Gracias a sus aprendizajes, Ismael puede explicar muchas costumbres de los marineros, así como las partes y el funcionamiento de un barco ballenero, cuestión que profundiza a lo largo de toda la novela. Al presentar a la tripulación, también ofrece una imagen fuerte de su organización jerárquica: el capitán es la máxima autoridad; lo siguen los oficiales ordenados en primero, segundo y tercero, cada uno con su propio arponero. La lealtad y la obediencia son valores muy importantes en alta mar y, en este caso, marcan el paso del destino trágico del Pequod. Ahab es un capitán loco, obsesionado con su venganza, y, al obedecerlo, la tripulación se dirige directamente hacia la fatalidad. Aunque Starbuck se da cuenta de ello, no puede hacer mucho más que conversar con el capitán. De este modo, el tema de la muerte, ya presente en los primeros capítulos de la narración, se expande en esta sección.
El narrador también ofrece apartados explicativos, donde detiene la narración y comparte información sobre las ballenas, como en el capítulo titulado "Cetología", donde enuncia: "Me gustaría hacer ante el lector una exposición sistematizada de la ballena en toda la amplitud de su género" (212). Algunos críticos consideran que la obra es una combinación de dos libros: uno que relata las aventuras del Pequod y otro que informa sobre la caza de ballenas típica del período. Para redactar estos apartados, Ismael se basa en libros de todo tipo: científicos, religiosos, literarios, históricos. Usa referencias de autoridad para confirmar la veracidad de lo que escribe y, al mismo tiempo, se configura a sí mismo como una autoridad en el tema de las ballenas.
El Capítulo 23 es el primero en que Ismael interrumpe la narración para proporcionar información sobre la caza de ballenas. Declara la importancia de hacerlo: "los que viven en tierra consideran que se trata de una ocupación nada poética y la desacreditan, por esa razón deseo convencer a ustedes de la injusticia que de esa manera se nos hace a quienes cazamos ballenas" (179-180). En esa cita encontramos muchas líneas importantes de la novela: Ismael se reconoce a sí mismo como cazador de ballenas y habla del tema en primera persona, combina y entremezcla la ficción con las informaciones científicas, se dirige directamente a los lectores (como una autoridad que puede explicar sobre un asunto poco conocido), contrasta la vida en la tierra y la vida en el mar y busca darle a la industria ballenera el valor, el poder y la relevancia que se merece.
Otro aspecto central de esta serie de capítulos es que comenzamos a encontrar algunas acotaciones semejantes a las didascalias (indicaciones teatrales). La obra de Melville es compleja y combina muchos tipos textuales diversos. En la narración no solo se entremezclan fragmentos explicativos sino también extensos diálogos y pasajes dramáticos. Por ejemplo, el título del capítulo 29, "Entra Ahab; tras él, Stubb", es una indicación escénica. Lo mismo ocurre con una acotación ubicada justo después del título del Capítulo 26: "(Entra Ahab: Luego, entran todos.)" (258). Otro recurso propio del teatro se hace presente en el Capítulo 31, "La Reina Mab", que funciona como "alivio cómico", es decir, permite relajar la gran tensión generada en los episodios anteriores.
Por su parte, esta parte de la novela expande la caracterización del capitán Ahab. Se lo presenta como un héroe (o antihéroe) trágico, épico. Es el conductor de una aventura peligrosa, lo cual implica valentía, audacia, talento y conocimientos. El capitán aparece desde el inicio como una figura imponente tanto en su aspecto físico como en su personalidad. Es una gran autoridad y se destaca por su enorme intelecto, superior al de la mayoría de los hombres. Es un personaje grandioso con una misión épica (combatir al legendario y monstruoso cachalote). No obstante, también se ve atormentado por su pasado y esto lo condena a su destino trágico.
En ese sentido, se destaca la escena en que Ahab aparece por primera vez y el narrador lo describe como un hombre fuerte e imponente pero, al mismo tiempo, tétrico, por las marcas corporales de haber vivido como marinero y haberse enfrentado a Moby Dick: tiene una extraña cicatriz en el rostro y le falta una pierna, que reemplaza con una ortopédica hecha de marfil. Estos aspectos se ponen de manifiesto cuando vuelve a protagonizar la escena para contarle a la tripulación que su verdadera búsqueda es vengarse del terrible cachalote. Los marineros prestan juramento y así unen sus destinos a la fatalidad de Ahab; ese compromiso está simbolizado en el doblón de oro que ofrece a aquel que aviste a Moby Dick para capturarla.
Otro aspecto en el que esta serie de capítulos exhibe una diversidad interesante es el hecho de que, en los últimos, el punto de vista se desplaza hacia otros personajes. Durante cuatro capítulos no encontramos la voz narradora de Ismael, sino que se presenta brevemente la perspectiva de Ahab, Starbuck y Stubb, respectivamente, cada uno en su propio capítulo, y luego, el Capítulo 40 da lugar a las voces de todos los marineros del Pequod, incluso varios que no volverán a presentarse en toda la novela. Este rasgo es un tanto extraño, ya que todo el resto del libro es narrado por Ismael. De acuerdo con especialistas como Rolando Costa Picazo, estos son apartados más cercanos al teatro que a la narrativa y dan cuenta de la gran hibridez genérica de Moby Dick, es decir, demuestran cómo la obra se compone de géneros literarios y discursivos muy divergentes. Además, esta sección sirve para explorar la interioridad de cada personaje y representar de manera plural la aventura que experimentan: desde la obsesión de Ahab y la preocupación de Starbuck hasta la entrega más despreocupada de Stubb (que se ríe de los peligros) y de los marineros que se dan ánimos. Estos últimos, a su vez, son hombres de muchísimas nacionalidades diferentes, lo cual acentúa el encuentro de culturas que propone la novela.