Resumen
En esta sección analizaremos, a partir de cinco poemas representativos, la producción poética de Emily Dickinson que tiene como temas centrales al reconocimiento, el éxito y la fama.
No soy Nadie! ¿Quién eres tú?
En la primera estrofa del poema, la voz afirma que no es Nadie. Luego se dirige a alguien para preguntarle quién es y si también es Nadie (esta palabra aparece escrita con mayúscula en todo el poema). Tras realizar estas preguntas, le dice que no debe contar que ellos son Nadie porque se enterarían, pero no se dice quién se enteraría. En la segunda estrofa, la voz afirma que debe ser triste ser alguien y pone como ejemplo a la rana, que repite su nombre durante todo el verano mientras recorre el pantano.
Una dignidad nos espera
En primera persona del plural, la voz afirma que a todos nos espera una tarde en la que seremos homenajeados. Habrá lacayos, carrozas y multitudes a nuestro alrededor. Sonarán las campanas cuando recorramos el pueblo. Cientos de sombreros se alzarán para saludarnos. Finalmente, la voz se dirige a una segunda persona a la que le dice que dicha tarde solicitarán el rango de la muerte.
¡Cuánta alegría! ¡Sí, cuánta alegría!
La voz comienza imaginando la alegría que sentirá si llegara a ganar (no dice qué pretende ganar). Luego afirma que si llegara a perder, esa alegría se convertiría en pobreza, pero que otros tan pobres como ella se aventuraron y lograron ganar todo. Sin embargo, temblaron tras obtener la victoria. Después, la voz afirma que la vida es solo vida, la muerte es solo muerte, la dicha es solo dicha, el aliento es solo aliento y la derrota es solo derrota: no es tan grave perder. Entonces la voz vuelve a imaginar lo que sucederá si gana: cañones sonarán en el mar, las campanas repicarán en las torres. Finalmente, afirma que es muy distinto imaginar el cielo que despertar súbitamente en él. Eso sería como la muerte.
La fama es una abeja
La voz afirma que la fama es una abeja, ya que tiene una canción y un aguijón. Luego, como si lo recordara de improviso, la voz agrega que además la fama tiene una sola ala.
Estaría más sola
La voz comienza afirmando que si no estuviera con su soledad estaría más sola. Si la paz llegara podría interrumpir la oscuridad y ocupar todo el cuarto. Luego, afirma que no está acostumbrada a la esperanza. Si esta llegara sería una intrusa que podría profanar el lugar que está dedicado al sufrimiento. Finalmente, la voz dice que probablemente sea más fácil fracasar divisando la tierra que conquistar su azul península y perecer de deleite.
Análisis
Pese a que su trabajo prácticamente no fue publicado en vida, Dickinson reflexionó largamente en su poética acerca de la importancia del reconocimiento, el éxito y la fama.
En primer punto, en estos poemas aparece una recurrente contradicción: la voz sueña con obtener la fama y el reconocimiento, pero desconfía de la dicha que puede otorgar la fama, de su verdadero valor. Por ejemplo, en “No soy Nadie! ¿Quién eres tú?”, dice:
Qué triste ― ser ― Alguien!
qué público ― como una Rana ―
decir su propio nombre ― a lo largo del Verano
a un admirativo Pantano! (2013, p. 23).
Aquí, con un tono claramente humorístico, la voz da a entender que la fama se sustenta en el banal hecho de pasar el tiempo repitiendo el nombre de uno mismo. Además, denomina metafóricamente “Pantano” al público que admira a aquellos que tienen reconocimiento. Por supuesto, esta metáfora no es halagüeña. Alude a la idea de que este público forma una unidad desagradable que absorbe cualquier cosa, sin discriminar. Esta idea de que el éxito es banal prevalece en los autores del Romanticismo oscuro, para quienes el artista debe ser un genio incomprendido y, por lo tanto, carecer de toda fama.
Es interesante destacar que los siete poemas que Dickinson publicó en vida salieron a la luz con nombres apócrifos. Es decir, en las pocas oportunidades que tuvo Dickinson de exhibirse públicamente como autora decidió no decir su nombre. Decidió no ser como la rana, ser nadie.
Veamos ahora un poema en el que la voz de Dickinson se imagina alcanzando un gran reconocimiento. En “Una dignidad nos espera”, y tras describir un homenaje que sería realizado en su honor, afirma el yo lírico en la última estrofa:
La pompa excederá a la del armiño
cuando tú y yo —sencillos como somos—
presentemos nuestro sumiso escudo
para solicitar el rango de la muerte (2019, p. 17).
Lo que el lector descubre en esta estrofa es que el reconocimiento, si llega, llega con la muerte. En la última metáfora del poema, Dickinson compara dicho reconocimiento con el momento en que los soldados, tras luchar en una batalla, entregan sus escudos. Lo que esta metáfora da a entender es que el reconocimiento se obtiene tras dejar de luchar en la vida y aceptar la muerte. En este punto, el poema puede considerarse visionario, ya que Dickinson como poeta alcanzó el reconocimiento tras fallecer.
La idea de que el reconocimiento o el éxito llegan junto a la muerte está presente en varias obras del Romanticismo oscuro, sobre todo en los cuentos de Poe. Por ejemplo, en “La máscara de la muerte roja”, Próspero, el protagonista, organiza una fastuosa fiesta para celebrar su riqueza y su éxito, pero sobre el final de su gran noche termina muriendo repentinamente. En este cuento, sin embargo, es el histrionismo narcisista del personaje, que celebra mientras su pueblo muere como consecuencia de una plaga, lo que lo lleva a su funesto destino. En todo caso, el éxito y la fama también son presentados aquí como una peligrosa amenaza.
Veamos ahora otro poema de Dickinson en el que el reconocimiento se enlaza con la muerte. En “¡Cuánta alegría! ¡Sí, cuánta alegría!”, la voz dice:
Y si gano, ¡oh, cañones en el mar,
campanas en las torres!,
¡repítanlo al comienzo lentamente!
Es muy distinto imaginar el cielo
que despertar en él de súbito.
¡Para mí sería la muerte! (2019, p. 26).
Aquí, el éxito es presentado como algo que se gana repentinamente, como si fuera un juego de lotería. La voz compara el hecho de ganar con la sensación de despertar de súbito en el cielo. Esta sensación tiene dos caras: el cielo puede ser la apoteosis de la felicidad, pero también puede ser la muerte. He aquí una idea que atraviesa gran parte de estos poemas de Dickinson: alcanzar lo máximo es también alcanzar el fin. Al alcanzar el fin, se pierde el deseo, la voluntad de seguir intentando. En un juego meramente especulativo, podría decirse que, de acuerdo a este concepto, para que la producción poética de Dickinson tenga la enorme vastedad que tiene, ha sido fundamental que la autora no haya obtenido éxito o reconocimiento alguno.
Esta idea también aparece en el poema “Estaría más sola”:
Quizá sea más fácil fracasar
divisando la tierra
que conquistar mi azul península
para perecer de deleite (2019, p. 40).
En estos versos “divisar la tierra” funciona como una metáfora del sueño de recibir reconocimiento. Alude al momento en el que el marinero ve que el barco se acerca a la tierra a la que hace tiempo anhela llegar. “Conquistar la azul península” funciona entonces como metáfora de cumplir ese sueño y obtener reconocimiento: alude al momento en el que marinero efectivamente llega a tierra y conquista el territorio. A través de esta alegoría, Dickinson postula que obtener reconocimiento puede llegar a matarla de dicha, y quizás sea entonces mejor fracasar soñando con ello.
En resumen, podemos afirmar que el éxito, el reconocimiento y la fama son presentados como una farsa y también como una amenaza. Por un lado, el éxito se obtiene a través de la banalidad. Por otro lado, obtener éxito puede llegar a quitar la voluntad y el deseo de seguir intentando, de seguir viviendo. Tal como lo dice la voz en “La fama es una abeja”, la fama tiene una canción que puede ser dulce a nuestros oídos, pero también tiene un aguijón que nos puede lastimar y, además, tiene solo un ala. Es decir, es absolutamente inestable.