Poética

Poética Resumen y Análisis Capítulos 1-5

Resumen

Aristóteles dedica el primer capítulo de su Poética a presentar un esquema general de lo que abordará en toda la obra: la estructura del poema, el número y la naturaleza de las partes que lo componen, y todas las consideraciones que puedan surgir de estas cuestiones.

Para ello, el filósofo comienza por definir la poesía dentro de las “especies de la imitación” (p. 48), es decir, como una forma de arte que imita o, más bien, representa aspectos de la vida. La poesía puede imitar distintos aspectos de la realidad, desde el carácter y la emoción de los seres humanos hasta las acciones o los objetos cotidianos.

La definición de poesía que elabora Aristóteles abarca la poesía épica, la tragedia, la comedia, la poesía ditirámbica y la música (la flauta y la lira), y lo que diferencia cada tipo de poesía es la naturaleza de su imitación. Señala en relación a esto los siguientes aspectos:

1. El medio de imitación: en general, la poesía se vale del ritmo, el lenguaje y la armonía, que pueden emplearse de forma conjunta o separada.

2. El objeto de imitación: la poesía se propone imitar las acciones humanas llevadas a cabo por agentes (personajes) de carácter moral bajo o elevado: la tragedia suele presentar a los héroes de una condición moral superior, mientras que la comedia presenta hombres de la “peor condición moral” (p. 51). Cada autor tiene sus propias maneras de representar las condiciones morales. Los personajes de Homero, por ejemplo, “representan a hombres del más elevado carácter moral” (p. 51), mientras que los de Cleofón los representan tal cual son, y los de Hegemón de Taso “representan a hombres de la peor condición moral” (p. 51).

3. El modo o la forma de imitación: el poeta puede imitar a través de una narración directa (el yo en primera persona), de una narración en la que toma otra personalidad (un yo omnisciente que mira los eventos como si se tratara de un observador), o de forma dramática, por medio del diálogo, “como si en verdad fueran los agentes de los hechos narrados” (p. 52). Esta última forma es la que corresponde a las representaciones teatrales.

Tras realizar este primer esbozo estructural, Aristóteles vuelve en el Capítulo 4 sobre le origen de la poesía y, especialmente, de la tragedia. Tal como lo plantea, la poesía surgió de dos fuentes: del instinto del hombre por imitar cosas, y del instinto de la armonía y del ritmo. Luego, la poesía se dividió en dos clases, según el carácter de cada autor: aquellos que imitaban las acciones nobles de los espíritus virtuosos, por un lado, y aquellos que imitaban las acciones de los hombres más ruines, por el otro. El primer grupo produjo la tragedia, mientras que el segundo produjo la comedia.

La tragedia surge a partir de los poetas épicos, mientras que la comedia nace a partir de los poetas satíricos que utilizaban el verso yámbico. Sin embargo, ambas provienen de un mismo origen: las improvisaciones rituales. La tragedia se origina, entonces, en los ditirambos, mientras que las comedias surgen de las canciones fálicas.

Como se explica en el Capítulo 5, la comedia comienza como una imitación de caracteres vulgares y de personas de “calidad moral inferior” (p. 57). Sin embargo, los defectos que se representan no causan malestar ni pesadumbre, sino que sirven como una forma de ilustrar lo indigno. Si bien no está claro para Aristóteles el origen de la comedia, cree que sus formas elevadas provienen de Sicilia y fueron introducidas por Epicarmo y Formio.

Finalmente, la epopeya es otra forma en verso que representa caracteres morales elevados, pero presenta la acción de forma narrativa y no posee un límite preciso de tiempo, dos factores que la diferencian de la tragedia.

Análisis

La Poética de Aristóteles comienza de forma rápida y programática: el autor no se demora en justificar las razones que ameritan su investigación, sino que inmediatamente establece el esquema de su obra y comienza un análisis sistemático.

Como señala Sergio Albano, traductor al español de la Poética,

Los tratados de Aristóteles, como los diferentes escritos sistemáticos de los autores antiguos que alcanzaron la forma escrita, parecen responder a una estética común consistente en una serie de mediaciones y recursos: presentación del tema, desarrollo y conclusión final. La presentación o “exordio” solía incluir el germen del tema para desarrollar; el desarrollo, el tratamiento exhaustivo conforme a los principios expuestos en la introducción; y el final era enunciado mediante sentencias del tipo “y lo dicho hasta aquí es suficiente”, etc.” (p. 47).

En el exordio, Aristóteles adelanta que el tema nuclear de su obra es “el arte poético en sí mismo y sus diferentes géneros” (p. 47), y que se propone analizar la estructura del poema y todos sus componentes.

Los primeros tres capítulos de la Poética están llenos de información, y casi cada frase debe tratarse con cuidado, ya que Aristóteles presenta una buena cantidad de definiciones, conceptos y categorías. La primera cuestión importante implica comprender qué denomina el autor bajo el término de "poética". En pocas palabras, para Aristóteles la "poesía" no es el producto final, sino el arte y el proceso de crear poesía. Etimológicamente, "poesía" proviene de poiesis, cuya raíz se encuentra en el verbo “hacer”, y que se refiere a una acción que se realiza con un propósito elevado y que implica el uso del conocimiento y de una serie de instrumentos para la creación de una obra concreta. El concepto de poiesis, del que deriva la figura del poeta y la noción de poesía, puede entenderse solo en relación a otros conceptos que Aristóteles plantea.

El primer concepto fundamental que aborda la obra es el de mímesis, que suele traducirse como imitación o representación, y se refiere a la motivación o función principal del artista: representar la realidad valiéndose de diversos instrumentos. La imitación, según Aristóteles, “es connatural en el hombre, desde su infancia (…) ya que el hombre es la criatura más imitativa de todos los seres vivientes” (p. 54). Así, el hombre la utiliza no solo para entretenerse, sino también para aprender las conductas de sus semejantes; al ver las fortunas o desgracias de otros, se pueden internalizar de forma indirecta todas esas experiencias.

Sin embargo, la mímesis artística no puede ser traducida como una simple imitación, puesto que, tal como la plantea Aristóteles, no se trata de la mera copia de un modelo, sino más bien de su reproducción en un espacio que es propio del arte. La mímesis, o representación artística, implica la creación de una obra de arte concreta en la que el artista plasma sus pensamientos y conocimientos de una determinada realidad. En este sentido, la mímesis opera una transposición o una transferencia estética, y vuelve a presentar un elemento en el espacio creado por el poeta.

El concepto de imitación le sirve a Aristóteles para diferenciar entre tragedia y comedia. En la primera, los poetas presentan a los hombres con sus caracteres morales más elevados, y de allí proviene el héroe trágico. Es en esta representación del hombre moralmente superior en la que se produce la catarsis (del griego, katharsis), de la que se hablará en profundidad más adelante. En la comedia, por el contrario, el poeta presenta al hombre peor de lo que es, feo y plagado de defectos, satirizando así las cualidades humanas. En última instancia, la comedia funciona de manera similar a la tragedia, pero con el efecto contrario: en una tragedia, el espectador se lamenta por el destino de un hombre que debe sufrir por sus defectos, mientras que en la comedia el espectador se ríe del defecto del agente y se reconforta al saber que no posee el mismo defecto.

En los siguientes capítulos, Aristóteles explora el origen de la tragedia y de la comedia, y menciona la poesía ditirámbica como una combinación primitiva de ritmo, verso y melodía. En verdad, los críticos de los últimos tiempos han señalado los ditirambos como los ritos que dan origen al teatro griego. Tal como lo indica Albano, “El ditirambo fue, originalmente, una canción del culto a Dionisio. Hacia el 600 a.C., el ditirambo perdió su carácter religioso y se transformó en una composición narrativa y heroica” (p. 47). En sus inicios, entonces, el ditirambo fue una composición poética que se ofrecía en honor a Dionisio, el dios del vino. Los cantos, integrados por unas cincuenta voces, eran dirigidos por un maestro llamado corifeo, y se cree que habrían sido la fuente del teatro y de la tragedia griega.

Por otra parte, Aristóteles también refiere el nacimiento de la comedia en unas vecindades llamadas komai, situadas en las afueras de las ciudades, de donde proviene el verbo komaizen, que significa andar por las calles saltando y bailando. Como aclara Sergio Albano, “a causa de la tosquedad, rudeza y obscenidad de los intérpretes, se les había prohibido ingresar en las ciudades, y representar sus obras. Sin embargo, el teatro tuvo origen en dichos ritos” (p. 53).

El origen etimológico del término "tragedia", por su parte, se halla en los vocablos tragos (cabra) y odé (canción), y remite a los ditirambos de pequeños poblados, en los que los intérpretes vestían pieles de cabra e imitaban dichos animales acompañados de música rítmica.

Como se puede ver, tanto el origen de la comedia como el de la tragedia hace referencia a ritos asociados a la vida religiosa que los griegos practicaban en la antigüedad. La reelaboración progresiva de dichos ritos por los poetas son los que dan paso a formas de representación (o imitación) cada vez más complejas, hasta llegar a Homero primero y luego a Esquilo, quien es, según Aristóteles, el primer gran poeta trágico.

Aristóteles explica también que el objeto de la representación de la poesía es el carácter moral de los hombres. Mientras que la tragedia presenta caracteres elevados, la comedia se encarga de imitar los caracteres morales más bajos y ruines. La comedia, dice Aristóteles, imita “la inferioridad moral en relación a sus aspectos ridículos y como una especie de lo feo o indigno” (p. 57). En este pasaje, la noción de lo feo queda asociada a la moral más ruin o baja, y cabe destacar que, en la antigua Grecia, la fealdad se asociaba a un déficit ético. Los héroes trágicos eran valerosos y al mismo tiempo bellos, pues la belleza no remite simplemente a la exterioridad del cuerpo, sino que es la expresión de una perfección moral; en la concepción helénica, cuerpo y alma no constituyen dos elementos divididos, por lo que tampoco existe una división taxativa entre la belleza física y la moral. En verdad, sucede todo lo contrario: la belleza física es, al mismo tiempo, la belleza y la perfección moral.

Finalmente, en estos capítulos Aristóteles también se refiere a la poesía épica, que es como la tragedia, en tanto representa caracteres morales elevados, pero difiere de esta última en su forma narrativa: la epopeya presenta una forma narrativa, mientras que la tragedia se construye a partir del diálogo de los personajes, a los que Aristóteles llama "agentes". Además, cada género presenta unidades temporales diversas: mientras que la tragedia se limita generalmente a la acción de un solo día, la poesía épica no presenta una unidad temporal definida, y a menudo continúa durante toda al vida del héroe.

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