Variaciones en rojo

Variaciones en rojo Citas y Análisis

Sin embargo, el comisario Jiménez se había formado en la escuela de estudiosos e investigadores que han incorporado a la policía científica más de una brillante innovación. Quizá por eso se le reprochaba a veces dar excesiva preeminencia al trabajo de laboratorio en desmedro de la rutina habitual de las pesquisas. Para él ―decían con ironía hombres más viejos― todos los casos debían resolverse debajo de la lámpara de Wood, el fotocomparador o en los tubos de ensayo.

Narrador, "La aventura de las pruebas de imprenta", p. 15

En esta cita, el narrador introduce al personaje del comisario Jiménez y lo presenta como un representante de las fuerzas policiales que, sin embargo, se distingue de sus colegas y de las prácticas habituales, siendo incluso objeto de burla y resquemores por parte de los más viejos. La construcción del perfil de Jiménez permite a los lectores ubicar al personaje en el campo de lo práctico: es un hombre moderno, de ciencia, innovador, metódico; lo que lo diferencia también del típico oficial inoperante y obtuso frecuente en el policial clásico. No obstante, su personalidad sí contrasta fuertemente con la de Daniel Hernández, un hombre del campo intelectual, del pensamiento abstracto y la imaginación, que siempre terminará por rebatir sus conclusiones. Pero lejos de ser antagonistas, ambos personajes se complementan y sus diferencias sirven de contrapunto para poner en ejecución la trama y enriquecer los argumentos expuestos en la resolución de los crímenes.

Pero lo que más le llamó la atención fue la grafía vacilante y a veces casi ilegible de las correcciones. Parecía la letra de un hombre no habituado a escribir, o que escribe en un estado anormal. La presión ejercida era irregular. Algunos rasgos parecían excesivamente prolongados, y otros casi atrofiados. Los puntos de las íes estaban invariablemente mal colocados, a veces demasiado adelante, a veces demasiado atrás. La tangente verbal era muy sinuosa.

El comisario recordó el vaso y la botella y se encogió de hombros.

Narrador, "La aventura de las pruebas de imprenta", pp. 18-19

El género policial, como ya se ha dicho, se caracteriza fundamentalmente por presentar un enigma que no se resuelve hasta el final. Los lectores, como advierte el propio Walsh en el prólogo, pueden ocupar un rol activo, analizar los hechos según sus propias teorías y arrojar hipótesis a la par de los personajes. En este sentido, el narrador cumple una función fundamental. Si bien existen diversos tipos de narrador en el canon del género (por ejemplo, es muy habitual el narrador en primera persona de alguien cercano al detective, a lo Watson, el ayudante del famoso detective Holmes, de Arthur Conan Doyle), lo que tienen en común es que presentan los hechos de una manera incompleta. Además, los hechos que este elige contar son de naturaleza dudosa y pueden estar incluidos con el único fin de engañar al lector.

Así, en esta cita, el narrador describe la singularidad de la letra de Morel y después pone el foco en el comisario, acotando que piensa en la botella y se encoge de hombros. De esta manera, sin decirlo, los lectores se ven tentados a atar cabos y asumir que la letra irregular se debe al consumo de alcohol. Es una pista falsa, "plantada" por el narrador, que lleva, al igual que a Jiménez, a una conclusión errada.

―Muy razonable ―murmuró―. Demasiado razonable. Quizá por eso no alcanza a convencerme.

El comisario se encogió de hombros.

–Lo siento, pero ésas son mis conclusiones. ―Guardó las galeras en el sobre de donde las había sacado y se las entregó a Daniel.― Supongo que ustedes necesitarán esas pruebas de imprenta ―y añadió con cierto sarcasmo―: Tal vez usted pueda descubrir en ellas algo que se nos haya escapado a nosotros.

Daniel y Jiménez, "La aventura de las pruebas de imprenta", p. 36

En este intercambio entre Jiménez y Daniel se pone en juego el rico contraste que plantea Walsh respecto a los límites de la razón y la posibilidad de ir más allá de lo que parece posible. Después de que el comisario realiza una larga y pormenorizada explicación de los indicios materiales y las diversas pruebas a los que fueron sometidos ―explicación que parece perfectamente lógica―, Daniel responde que le parece "demasiado" razonable. Él desconfía de las cosas que parecen muy coherentes, y piensa que la realidad muchas veces puede ser poco creíble. Por su parte, el sarcasmo de Jiménez con respecto a las pruebas y a la posibilidad de que Daniel encuentre algo en ellas, está representando la voz de la razón y la idea de que la explicación más simple y llana, suele ser la verdadera.

La descripción que Carmen Sandoval, casera del edificio, hizo de la escena del crimen, merece a pesar de su discutible origen un lugar de privilegio entre los más meditados "Infernos" de las literaturas occidentales. Yo propongo que se retenga su nombre junto a los del Dante y Beckford, May Sinclair y su temprano vástago: Jean–Paul Sartre.

Con esta diferencia: el horror se desprende de los hechos, no de las balbucientes palabras que la Sandoval, inculta y aterrorizada, pronunció ante los pesquisas.

Narrador, "Variaciones en rojo", p. 79

En esta cita, el narrador se refiere a la descripción que hace la casera, Carmen Sandoval, de la escena del crimen. El comentario del narrador demuestra un juego de identificación con el propio autor, ya que no se limita a contar lo sucedido, sino que demuestra una personalidad y una formación culta y avezada en la literatura occidental. La descripción que, según él, "se desprende de los hechos" ―y no de la "inculta" casera―, no es otra cosa que su propia narración: es él quien describe la escena y no el personaje.

Las alusiones refieren a las distintas formas en que la humanidad, a través de la literatura, ha imaginado el infierno; empezando por el famosísimo "Infierno" de Dante Alighieri en su Divina Comedia y pasando a las versiones más modernas. Así, menciona a William Beckford, un escritor inglés del siglo XVIII que escribió Vathek, una novela gótica en la que un califa le vende su alma al diablo; a May Sinclair, otra escritora inglesa del siglo XIX que escribió varios relatos sobrenaturales, con tintes de terror psicológico; y, por último, a Jean-Paul Sartre, a quien menciona como "vástago" de esta última. En lo que respecta a Sartre, se puede inferir que el narrador está pensando en su obra de teatro "A puerta cerrada", donde retoma justamente un argumento de Sinclair; un cuento, “Donde el fuego nunca se apaga”, en el que el castigo al pecado consiste en hacer padecer a las personas que lo cometieron, su mutua y eterna compañía. Ahora bien, Sartre lo lleva a su propia versión del infierno, ambientado, esta vez, en un salón imperial. De esta obra es la famosa frase "el infierno son los demás", un clásico del pensamiento del siglo XX y que ciertamente se puede relacionar con el relato de Walsh.

Así llegó usted, llevado de la mano, a su "solución" del caso. No lo critico. En verdad, su reconstrucción de los hechos estaba sólidamente ensamblada, y habría hecho honor a cualquier brillante "amateur". Pero esta vez se encontraba usted ante un rival demasiado fuerte.

Daniel, "Variaciones en rojo", p. 114

En este pasaje, Daniel está exponiendo los resultados de su investigación y derrumbando, uno a uno, los argumentos de Jiménez. Recuérdese que en el discurso del comisario éste se muestra orgulloso y altivo, desdeña soslayadamente a Daniel llamándolo un "intelectualista" y un "brillante aficionado". Aquí, Daniel le devuelve el revés y lo llama a él de la misma forma, dejándolo en ridículo y demostrando que está, una vez más, equivocado. Este tipo de intercambios de "amor-odio" entre estos dos personajes se dan muchas veces a lo largo de los tres relatos y constituyen una interesante dinámica de contrapunto que enriquece el desarrollo de la trama.

Pero una cosa eternamente repetida pierde realidad. Se me ocurrió que un hombre no puede ser tan incesantemente ridículo, tan irredimiblemente necio.

Daniel, "Variaciones en rojo", p. 115

En este fragmento, Daniel se refiere al personaje de Duilio Peruzzi y a cómo él descubrió que era un farsante. Es peculiar que, en este caso, no se trata de un fraude típico ―un hombre mediocre haciéndose pasar por un genio―, sino el contrario: un hombre inteligente y lúcido que se hace pasar por un ridículo. Por otra parte, aquí expone una de las tesis presentes en todo el libro, que es que la realidad, a veces, sometida a la observación, pierde su veracidad y lo increíble ocupa su lugar.

―Sí, hija, y tú también. ¿Nos acompañas a cenar?

La muchacha se puso seria.

―No ―respondió―. Tío no cree que debo salir sola todas las noches. El cree en la frivolidad organizada. Me voy.

Silverio y Herminia, "Asesinato a distancia", p. 124

En "Asesinato a distancia" son varias las oportunidades en que se parodia a la alta sociedad a la que pertenecen todos los personajes, excepto Daniel. El sarcasmo de Herminia al referirse a su tío, el doctor Larrimbe, y a "la frivolidad organizada" es uno de estos pasajes donde se pone en evidencia la falsedad y la sobreactuación de esta clase social.

Daniel veía su imagen deformada en los cubiertos de plata, y vanamente trataba de sacudirse aquel desasosiego que sentía crecer a su alrededor, que brotaba de todas las cosas, aquella fábula de muerte y de demencia, grabada en el secreto corazón de las cosas.

Narrador, "Asesinato a distancia", p. 127

"Asesinato a distancia" es el relato que más implica emocionalmente a Daniel y el que más lo perturba. En pasajes como este, el narrador revela la angustia y el malestar del protagonista, junto con la sensación de extrañeza de un clima enrarecido y envolvente. Esto también colabora a generar una atmósfera de intriga y expectación en los lectores, que se hacen partícipes de ese ambiente tenso.

Su nombre no nos es del todo desconocido. Es decir, yo no lo conocía, pero mi sobrina sí, porque ha leído en los periódicos uno o dos de los casos resueltos por usted. Yo no leo periódicos ―aclaró innecesariamente―.

Doctor Larrimbe, "Asesinato a distancia", p. 134

En este fragmento, se confirma la existencia del mundo ficcional de Variaciones en rojo y de Daniel Hernández como protagonista de peripecias que exceden a las tres que componen el libro. El hecho de que su nombre aparezca en los periódicos y sus casos ya sean conocidos da la pauta de un recorrido y una cronología que no se presenta completa, pero se presupone.

―En resumen ―dijo―, usted me plantea un caso que a todas luces no puede ser un accidente, que en opinión de la policía no puede ser un asesinato, y que según usted no puede ser un suicidio..., ¿y quiere que yo lo resuelva?

―Sí.

―¿Usted me trae una teoría preconcebida, basada en oscuros reflejos emocionales, y quiere que yo la demuestre?

―Sí.

―¿Usted quiere que yo demuestre algo que atenta contra todas las leyes de la lógica?

―Sí ―dijo Silverio.

―Está bien ―respondió Daniel con un suspiro―. Acepto.

Silverio Funes y Daniel, "Asesinato a distancia", p. 146

En este diálogo, en el que Silverio revela el verdadero motivo de su invitación y le pide a Daniel que investigue el caso de su hijo, se exhibe cabalmente la personalidad de Daniel y su perfil de investigador. Es un hombre que es capaz de "ver más allá" de lo real y que se atreve a desafiar los límites del pensamiento y de la razón. El hecho de que acepte el desafío demuestra, además, que encuentra cierto placer en los retos "imposibles".

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