Variaciones en rojo

Variaciones en rojo Símbolos, Alegoría y Motivos

El ajedrez (Símbolo, alegoría y motivo)

En "Asesinato a distancia", se evidencia la pasión y el interés que Rodolfo Walsh sentía por el ajedrez al convertirlo en un símbolo, alegoría y motivo del cuento.

En primer lugar, el ajedrez constituye un motivo porque su presencia es reiterada, ya desde el epígrafe del relato, y se desarrolla sobre todo a través del personaje de Lázaro. Este no solo se muestra como un apasionado del juego, sino que saca provecho de la agilidad mental derivada de dicha práctica —su capacidad de anticipar "movidas" ajenas—, para dar con el verdadero asesino de Ricardo.

A su vez, a partir del relato puede entenderse al ajedrez como alegoría de la vida: así, las piezas pueden considerarse símbolos de las personas quienes, a su vez, son manejadas por jugadores, símbolos de una entidad superior —personas de mayor poder, un dios, el destino o el azar—, para terminar, finalmente, en la caja, símbolo de la muerte:

El tablero era un escenario donde las piezas representaban un drama sordo y cargado de pasiones. (...) Cada movimiento era la definición de un hombre, de todos los momentos anteriores de un hombre (p. 128).

Más aún, el carácter competitivo del juego simboliza la carrera que llevan a cabo el criminal y el investigador con el fin de alcanzar el éxito: salir impune o descubrir la verdad respectivamente. En este último punto, el hecho de que se trate de un juego basado en lo mental, en la astucia, la sagacidad y las apariencias refuerza el sentido competitivo del ajedrez como símbolo.

El gong (Símbolo y motivo)

En Villa Regina, la gran estancia donde transcurre "Asesinato a distancia", se destaca la presencia y el uso de un gong, típico instrumento de percusión oriental, que con su toque indica el momento de sentarse a la mesa para comer. Para la época en que Walsh escribe este relato, el gong se consideraba un instrumento exótico y no era común verlo en las casas de familia. En este sentido, el gong puede considerarse un símbolo del prestigio, la riqueza y la autoridad con la que pretende ser identificada la familia Funes. Además, el gong funciona como motivo que marca el inicio o el fin de las escenas del relato, pautando un ritmo narrativo particular.

Los relojes (Motivo)

Los relojes y el acto de consultar la hora constituyen un motivo fundamental en "La aventura de las pruebas de imprenta". De hecho, es el indicio material determinante que permite a Daniel Hernández resolver el crimen. Desde el inicio, este motivo se encuentra presente:

Los empleados habían empezado a enfundar las máquinas de escribir y lanzaban miradas disimuladas al reloj eléctrico de la pared. Cuando éste marcó las siete menos cuarto, hora habitual de salida, tomaron sus sombreros de las perchas y se marcharon apresuradamente. (...) Al cruzar la calle, miró su reloj pulsera. Eran las siete (p. 13).

De este modo, se anticipa que será un elemento crucial para comprender el curso de los acontecimientos, cuando se demuestre la imposibilidad de la coartada de la esposa, justamente, por la incompatibilidad temporal de su testimonio con los acontecimientos. Es Daniel quien se encarga de darle el verdadero valor cuando hace su argumentación y revela la culpabilidad de Alberta y Anselmo Benavídez, amparándose en la exactitud de los horarios que él mismo ha puesto a prueba.

El dragón escarlata (Motivo)

En "Asesinato a distancia", un dragón escarlata decora la alfombra del hall de la casa en Villa Regina. Esta figura funciona como motivo reiterado, ya que el narrador la menciona en episodios relevantes de la trama: primero, cuando los personajes entran por primera vez a la casa y se describe la imagen de Lázaro, sentado en el centro del dragón y en posición de meditación; posteriormente, la imagen constituye el fondo donde yace el cuerpo ensangrentado de Osvaldo, abatido por un disparo en la cabeza en el clímax del relato. Este decorado se agrega a los motivos orientales que decoran la casa de la familia Funes, y es un monstruo mitológico asociado al poder y a la prosperidad.

La pintura de Peruzzi (Alegoría)

En "Variaciones en rojo", hay una pintura de Duilio Peruzzi que cobra fundamental importancia, porque termina dando a Daniel Hernández un indicio clave para resolver el caso. El narrador describe a la obra en cuestión de la siguiente manera:

El rascacielos estaba dibujado como una mole oscura en cuyo extremo superior se abrían dos ventanitas rojas, semejantes a las pupilas de un monstruo maligno. A un lado, sobre la línea del horizonte, se empinaban bruscas llamaradas de color carmesí. Y en el centro, próximo a la grúa, el gran Duilio había pintado un camión volcador cuya parte delantera se abría en coléricas fauces amarillas, devorando a una fila de hombres oscuros, que vomitaba por la culata amarrados a las crucecitas blancas de Hans (p. 85).

Si se tiene en cuenta lo que explica el propio artista, puede considerarse una alegoría sobre su visión del mundo contemporáneo: “Yo he querido dar una interpretación de nuestro mundo actual. El hombre devorado por la máquina, y un horizonte incendiado que es la profecía de su destino” (p. 85). Para el pintor, el fuego simboliza la destrucción y el horizonte el futuro, por lo que se deduce el significado del horizonte incendiado. Por otro lado, el camión que devora hombres con sus llamas simboliza el modo en que el progreso técnico acabará con la humanidad.

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