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Se trata de un texto breve que cumple la función de prólogo y en el que Rodolfo Walsh incluye algunas indicaciones precisas de lectura. Primero, señala que el personaje de Daniel Hernández —el investigador— sugiere una ficcionalización de la realidad y que eso podría ser un error. Luego, menciona que el primero de los relatos, "La aventura de las pruebas de imprenta", es el más estrictamente policial de los tres. Por último, señala la inclusión de diagramas y la idea de desafiar al lector "activo", para quien indica el número de las páginas donde puede encontrar todos los indicios necesarios para resolver cada misterio.
La aventura de las pruebas de imprenta
Este relato gira en torno a la muerte dudosa de Raimundo Morel, un joven traductor y escritor. Los indicios apuntan a que se trata de un suicidio o un accidente, ya que Morel estaba solo en el estudio de su casa, junto a las pruebas de imprenta en las que estaba trabajando y un arma de su propiedad.
El comisario Jiménez es el encargado del caso y es quien convoca a Daniel Hernández, un empleado de la editorial Corsario a quien conoce hace tiempo. Le pide ayuda por su experiencia como corrector de imprenta y también porque fue la última persona que vio a Morel con vida. La caligrafía de Morel tiene ciertas irregularidades que llaman la atención del comisario y de los allegados del fallecido: Alberta Morel, la esposa —y quien lo encuentra sin vida en el estudio de su departamento—; Agustín Morel, el hermano; y Anselmo Benavídez, un amigo de la familia.
Junto a su equipo de policía científica, el comisario Jiménez realiza todas las pruebas de laboratorio y llega a la conclusión de que Morel estaba borracho y quiso limpiar el arma, que se disparó por accidente. Luego, aparece el personaje de Alvarado, un investigador privado de la compañía de seguros, que analiza el caso para evitar el pago de un seguro que tenía Morel en caso de accidente. Por su cuenta, Daniel analiza las pruebas de imprenta y hace una serie de experimentos que lo llevan a la conclusión de que Morel fue asesinado.
El comisario cita a todos los implicados porque tanto Alvarado como Daniel Hernández tienen su versión de lo sucedido. Primero, habla Alvarado, quien expone una serie de hechos (entre ellos, que Morel tenía una enfermedad del corazón y estaba al borde de la quiebra) que lo llevan a concluir que se trató de un suicidio. Sin embargo, Daniel refuta esta teoría y demuestra que Morel fue asesinado por Anselmo Benavídez, como parte de un plan urdido junto a Alberta, quien era su amante. Daniel proporciona todos los indicios materiales, entre ellos los horarios de los trenes y las imágenes de las pruebas de imprenta con los que resolvió el caso.
Variaciones en rojo
Aparece el cadáver de Carla de Velde en el estudio del artista Duilio Peruzzi, quien se encuentra, desmayado bajo los efectos del cloroformo, en la misma habitación, que está cerrada por fuera. Se trata de un caso muy público por la fama de la artista, es apodado en los medios como "El misterio del cuarto escarlata". El comisario Jiménez convoca nuevamente a Daniel para que lo ayude a resolver el crimen. Los sospechosos son el mismo Peruzzi, que era amante de Carla, Romo Giardino, el esposo de Carla, y Hans Baldung, ayudante de Peruzzi en el estudio. El arma homicida, un estilete, aparece afuera de la habitación.
Mientras el comisario Jiménez y la policía interrogan a los sospechosos y recogen las pruebas, Daniel investiga y observa con detenimiento el edificio y cada detalle de las obras de Peruzzi. La hipótesis del comisario es que el asesino es Hans Baldung, porque hay testigos que lo vieron esa noche en el lugar del hecho. Además, odiaba a Peruzzi y lo atraparon tratando de huir a Montevideo. Al acusar a Baldung, este admite ser culpable y el caso parece resuelto. No obstante, Daniel refuta esta teoría y expone la suya: Hans Baldung, que en realidad se llama Otto Jenke y es un ex colaborador nazi exiliado en Argentina, no mató a Carla de Velde, sino que fue un "cómplice forzoso" del verdadero asesino, Duilio Peruzzi. Daniel explica que Peruzzi citó a Baldung en su estudio para que sea su chivo expiatorio, luego asesinó a Carla y finalmente sacó el arma de la habitación con un camioncito a cuerda. Daniel cuenta que lo descubrió al notar que faltaba "algo" en una de las obras que había estado observando.
Asesinato a distancia
Daniel Hernández se encuentra como invitado en Villa Regina, una estancia costera que pertenece a su amigo Silverio Funes. Allí se reúnen Lázaro, uno de los hijos de Silverio; Osvaldo, su secretario; el doctor Larrimbe y su sobrina Herminia. Además, aparecen algunos empleados de la familia Funes: Braulio, el peón, y Sebastián, que trabaja en la casa. Se cumple un año de la muerte de Ricardo, el hijo mayor de Silverio y prometido de Herminia, que se dio en circunstancias extrañas, al caer de un parapeto al mar. Todas las pruebas, incluyendo los testimonios de tres personas, indican que se trató de un suicidio. Ricardo era hijo de Regina, primera esposa de Silverio, que se había suicidado un tiempo antes. Sin embargo, Silverio está convencido de que fue un asesinato y por eso convoca a Daniel.
Daniel se entrevista con cada uno de los personajes para recavar información y descubre que todos sospechan de alguien y ocultan cosas. Lázaro le cuenta que sabe que Osvaldo y Herminia planean casarse y desliza que sospecha que Osvaldo fue quien mató a su hermano. Al recordar el día de los hechos con Daniel, Lázaro se percata de un detalle importante que incrimina a Osvaldo, pero lo interrumpe la llegada de su padre, junto a Osvaldo y un hombre desconocido, que es presentado por Silverio como vendedor de terrenos. Esa noche Lázaro aparece muerto de un disparo. Todos se reúnen y Daniel dice que sabe quién es el asesino de los dos hermanos. Hace una exposición de los hechos y acusa a Osvaldo, quien, al verse acorralado, saca un arma y los amenaza de muerte. En ese momento se oye un disparo y es abatido por el vendedor de tierras, que se revela como el comisario Jiménez, quien había sido avisado por Daniel.
