Walden Metáforas y Símiles

Walden Metáforas y Símiles

Obediencia a oráculo errado/ trabajar por error (metáfora)

"Desde entonces nuestra especie es insensible, resiste el dolor y el cuidado, y prueba que nuestro cuerpo es de naturaleza rocosa. Todo por ciega obediencia a un oráculo errado, al lanzar piedras a sus espaldas sin ver dónde caían". En el contexto del capítulo "Economía", el narrador esgrime esta metáfora para fundamentar el argumento de que "el hombre trabaja por error". En la metáfora de que nuestro cuerpo es de naturaleza "rocosa" hay una referencia al mito griego de Pirra y Deucalión. Estos personajes mitológicos eran seres humanos, únicos sobrevivientes a la destrucción producida por la tormenta desatada por el desilusionado dios olímpico Zeus. Pirra y Deucalión fueron entonces aconsejados por el oráculo de Delfos para restituir la especie humana mediante una labor puntual: recoger cada piedra de la arruinada tierra y lanzarla hacia sus espaldas sin mirar atrás. Por lo tanto, la metáfora de la naturaleza "rocosa" del cuerpo humano proviene del hecho mitológico de que la especie fue restituida a partir de piedras, mediante una labor que al narrador le parece "errada". Por esta razón, desde entonces, la humanidad ha perdido su sensibilidad al vincularse con su propio trabajo y sus frutos. La figura del cuerpo "rocoso" representa dicha insensibilidad.

Seres humanos como marineros que se guían con la estrella polar (símil)

"Un joven a quien conozco, que ha heredado unos acres, me dijo que debería vivir como yo lo hacía si tuviera los medios. [...] El joven puede construir o cultivar o navegar, que nada le impida hacer lo que me dice que desearía hacer. Somos sabios solo por un punto matemático, como el marinero o el esclavo fugitivo que conservan a la vista la estrella polar, pero esa es suficiente guía para toda la vida. Puede que no lleguemos a puerto en el periodo previsto, pero mantendríamos el rumbo". El narrador relata un episodio donde un joven admirador de su forma de vida confiesa que anhela seguir sus pasos. Sin embargo, el narrador sostiene que no desea que ninguna persona se sienta forzada a imitar su forma de vida, sino que lo más importante es que encuentre una referencia auténtica, una guía propia, lo cual es representado por la estrella polar. El símil continúa explicando que esta estrella polar no implica conocer el destino, sino que sirve principalmente para no perder el rumbo, sea donde fuere que el designio nos lleve sin saberlo. Al igual que un marinero o que un esclavo fugitivo, sin un rumbo definido, el joven admirador suyo debería hallar su propia guía, su propia referencia; y no suponer que su destino es practicar la misma forma de vida que la del narrador.

Avance del ferrocarril/ avance de una nación (metáfora)

"¿Habéis pensado alguna vez en qué son los durmientes que sostienen el ferrocarril? Cada uno es un hombre, un irlandés o un yanqui. Los raíles se colocan sobre ellos, y se cubren de arena, y los vagones discurren suavemente por encima. Cada pocos años se coloca un nuevo lote sobre el que se pasa, de modo que, si algunos sienten el placer de montar en tren, otros tienen la desgracia de ser montados por él. Cuando pasan por encima de un hombre que anda en sueños, un durmiente supernumerario en la posición equivocada, y le despiertan, al instante detienen los vagones y elevan una protesta y un grito, como si fuera una excepción. Me alegra saber que hace falta una cuadrilla de hombres para colocar durmientes cada cinco millas y nivelar su lecho, ya que es una señal de que pueden levantarse de nuevo". El narrador ofrece su punto de vista del trabajo desmedido y sin sentido que implica la organización de una nación. Cada ser humano, cada ciudadano se debe a su patria y, bajo esa obligación, sacrifica su vida para sostener un proyecto de país, en detrimento de su propia calidad de vida. En esta metáfora el ferrocarril representa el avance de la nación sobre su propio territorio, sobre la naturaleza. Los durmientes sobre los que descansa el raíl representan los obreros y todas aquellas personas aplastadas y perjudicadas por este medio de transporte; por ejemplo: los obreros que sacrifican sus horas de vida para una tarea titánica probablemente poco remunerada, o los habitantes de los campos que por el paso del ferrocarril reciben contaminación sonora y atmosférica de las locomotoras a carbón del siglo XIX. Por otro lado, el "durmiente supernumerario en la posición equivocada" representa precisamente la ocasión en la cual algún damnificado levanta una queja particular, lo cual es interpretado como una "excepción" por parte del Estado que, por definición, no presta atención a la situación particular de cada ciudadano. Por último, el narrador alude a que se necesita una cuadrilla de hombres para reparar o reemplazar los durmientes, lo cual representa que con la cohesión y la unión suficientes pueden lograrse cambios políticos, es decir, pueden "levantarse de nuevo".

Tiempo/corriente de agua (metáfora)

"El tiempo no es sino la corriente donde voy a pescar. Bebo en ella, pero mientras bebo, veo el fondo arenoso y advierto lo somero que es. Su delgada corriente se desliza, pero la eternidad permanece. Querría beber en lo profundo, pescar en el cielo, cuyo fondo está empedrado de estrellas". En esta metáfora se ofrece una interpretación del tiempo como una corriente de agua que posee niveles de profundidad. En el tiempo se puede pescar eventos, circunstancias, momentos de alegría y de tristeza. En el tiempo se puede beber de la riqueza de la vida, sin dejar de apreciar su "somera" sencillez. El tiempo tiene profundidad: en apariencia, corre; pero en el fondo, permanece. Por último, el narrador expresa su deseo de acercarse a la profundidad del cielo para beber en lo profundo, rodeado de estrellas en el lecho de la eternidad.

Pensamientos/embarcaciones (metáfora)

"Necesitáis espacio para que vuestros pensamientos mantengan el equilibrio y den una o dos vueltas antes de llegar a puerto. La bala de vuestro pensamiento debe haber salvado su movimiento lateral, rebotado y seguido su curso firme y último antes de alcanzar el oído del oyente, pues de lo contrario saldrá de nuevo por el lateral de su cabeza". En esta metáfora de sutil perspicacia se ilustra la dinámica del vínculo humano. Los pensamientos necesitan espacio para llegar a destino. Por mucho que mantengamos un acuerdo con alguien, en algún momento necesitaremos de la distancia para cuidar la comunicación, la convivencia. El pensamiento aparece como una bala que se dirige a la mente de nuestro interlocutor. Pero para que llegue a su mente, es necesario que el pensamiento se libere de ciertos vicios, que son representados por el "movimiento lateral" y el "rebote", a fin de adquirir la virtud de la "firmeza" con la cual puede ser captado por el interlocutor. Podemos suponer que estas metáforas refieren a vicios como la repetición, el cansancio, la irritación, y demás circunstancias que pueden remediarse con la distancia y el espacio personales. De lo contrario, el pensamiento ingresará por un oído del interlocutor y saldrá por el otro, es decir, se malgastará.

Lago/ojo de la tierra (metáfora)

"Un lago es el rasgo más hermoso y expresivo del paisaje. Es el ojo de la tierra; al mirar en su interior, el observador mide la profundidad de su propia naturaleza. Los árboles acuáticos de la orilla son las finas pestañas que lo bordean y las colinas boscosas, y los acantilados que lo rodean, sus salientes cejas". Un lago cumple una función estética en un bosque, y un ser humano sensible puede percibir su belleza. El narrador asemeja el lago al ojo, el órgano más expresivo del ser humano, frente al cual tenemos la oportunidad de mirarnos a nosotros mismos. Los árboles acuáticos se asemejan a las pestañas del ojo, mientras que las colinas y los acantilados parecen sus cejas.

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