Aura

Aura 'Aura' y 'Grandes esperanzas'

Se hizo mención en el análisis acerca de que Aura se inscribe en la tradición literaria del gótico y el romántico. Uno de los textos a los cuales, según la crítica, Fuentes estaría haciendo referencia, es la novela Grandes esperanzas, de Charles Dickens, publicada en 1860. En efecto, son muchos los elementos que comprueban dicha alusión.

A priori, encontramos una similitud que salta a la vista, y es la que refiere al nombre del protagonista, quien se llama de igual modo en ambos textos: Felipe, en la novela de Fuentes, y Philippe, en Grandes Esperanzas. En segundo lugar, notamos que en las dos historias el protagonista se adentra en un espacio ajeno, una casa oscura, gótica y fantasmal, habitada por dos mujeres, una muy joven y otra de edad madura.

En términos espaciales, atmosféricos, alcanza con observar la descripción del espacio en la novela de Dickens para reconocer el diálogo intertextual con la de Fuentes: “En aquella estancia había sido excluida por completo la luz del día, y se sentía un olor opresivo de atmósfera enrarecida” (p.87), sentenciaba el narrador de Grandes esperanzas, reparando en “Algunos severos candelabros” que “alumbraban débilmente la habitación, aunque habría sido más expresivo decir que alteraban ligeramente la oscuridad” (Ibid.). No es difícil reconocer el ambiente de oscuridad que reina también en la casa de la novela de Fuentes.

En cuanto a los personajes, como dijimos, en la extraña casa oscura de la novela de Dickens también habitan dos mujeres, una joven y otra madura. Consuelo parecería tener mucho en común con la señorita Havisham de Grandes esperanzas, quien también siempre yace en la oscuridad para ocultar los signos del paso del tiempo en su cuerpo y viste ropa amarillenta. Aura, por su parte, guarda mucha relación con Estella, una muchacha bella y joven, cuya presencia en ese espacio tétrico y extraño también resulta un enigma para el protagonista masculino.

Otra coincidencia importante tiene que ver con la relación entre los personajes femeninos, tanto en una novela como en la otra. En Grandes esperanzas, Estella también está sometida a la voluntad de la señorita Havisham. La joven no puede sino obedecer las instrucciones de la señora, su madre adoptiva. Como Aura, Estella solo puede pensar, sentir y actuar tal como desea la dueña de casa, algo que también se debe a un trauma originario: en el caso de la novela de Dickens, la señorita Havisham había sido abandonada en el altar muchos años atrás y eso la llevó a criar a Estella para que enamore a los hombres y los haga sufrir, tomando venganza así del género masculino. El trauma de la señora Havisham equivale al trauma de la infertilidad sufrido por Consuelo, y el efecto que dicho evento negativo tiene en las vidas de las mujeres es también similar: el hecho produce efectos en la concepción del tiempo -Havisham y Consuelo adoptan una forma circular del tiempo, ligada a la repetición y la permanencia en un momento previo al hecho traumático- y motiva la presencia de una muchacha joven, una suerte de doble mejorado, rejuvenecido, de sí mismas, pero dependiente de su propia voluntad. Lo que esto produce en el protagonista masculino, enamorado de las respectivas jóvenes, es similar en una novela y en la otra: el chico se convence de tener que salvar a esa muchacha de la tiranía oscura de las mujeres con las que viven, desconociendo las lógicas internas de los vínculos de la casa, mucho más ligadas a la fantasía que al realismo.

Podríamos mencionar también, como pruebas de la intertextualidad entre Aura y Grandes esperanzas, una cuestión ligada a las fechas: las fotos del matrimonio Llorente, que registran la época de esplendor de Consuelo y su marido, datan alrededor de 1860, época en que tiene lugar la trama de la novela de Dickens.

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