La muerte del hijo varón (Símbolo)
El conflicto que cierra la novela es la muerte de Mario, el hijo varón de la familia Argüello. Dada la estructura patriarcal de las familias terratenientes, la muerte del hijo varón implica la imposibilidad de continuación de un linaje y, por ende, la desaparición del apellido de la familia, con todo lo que ello implica a nivel simbólico y material. Así, la caída de los Argüello es doble: primero, por la pérdida material de la finca y luego, y aun más importante, por la muerte del hijo varón, que implica la extinción del apellido.
El esclavo que se rebela contra el amo (Motivo)
El motivo de la rebelión del esclavo contra el amo se actualiza en la dinámica de la sublevación de los indios contra el patrón de la finca. Si bien los pueblos indígenas no son estrictamente esclavos, las estructuras de subordinación al patrón son similares a las de la esclavitud. En la novela, los pueblos indígenas de Chactajal, liderados por Felipe, comienzan una sublevación contra el patrón, César Argüello. La sublevación llega a su punto máximo cuando incendian la finca y obligan al patrón a abandonarla y regresar a Comitán.
El padre que gobierna a la familia de forma despótica (Motivo)
El padre despótico que gobierna a su familia está representando en la figura de César Argüello, pater familias de la finca de Chactajal, quien tiene a su cargo no solo a sus familiares directos, sino también a sus empleados y a las familias de indios que viven en sus tierras. César está representando como un patrón condescendiente con todos los que no están en su mismo nivel, como una persona acostumbrada a dar órdenes y esperar obediencia de todos aquellos que lo rodean. Sin embargo, la novela lidia con la pérdida de poder de César y su progresiva caída en desgracia.
La llave (Símbolo)
La llave que la protagonista se roba del oratorio ha sido interpretada como un símbolo ambiguo por muchos críticos. En primer lugar, y desde una interpretación psicológica, la posesión de la llave implicaría el acceso de la niña a una posición de privilegio en la familia. Tal como ella lo vive, es el robo de la llave lo que destruye a su hermano, gracias a lo cual ella pasa a ocupar el rol protagónico de hija única en su familia. Así, la llave le permitiría a la niña marginada pasar a ocupar ese espacio reservado al hijo varón.
Otra interpretación indica que la llave puede ser un símbolo del acceso a la escritura. Al final de la novela, la narradora logra ubicarse en un nuevo lugar: el de la cultura letrada que luego le permitirá recoger y escribir sus memorias. En este sentido, la obtención de la llave ha sido interpretada como este acceso a la escritura que la muerte de Mario dispara. Por eso, al final de la novela la niña comienza a escribir el nombre de su hermano por todas partes.
El río (Símbolo)
En uno de los diálogos que Amalia sostiene con Zoraida, esta plantea la imagen del río como un símbolo del paso del tiempo que cura todas las penas. Así lo plantea, en relación con la muerte de Mario, el hijo de Zoraida: "Es bueno vivir en la orilla de los ríos. Mirando pasar el agua se limpia la memoria. Oyendo pasar el agua se adormece la pena" (p. 279).