Puig sintió fascinación por el cine desde su infancia y durante toda su vida. Estudió dirección de cine en Roma y comenzó escribiendo guiones cinematográficos, antes de convertirse en novelista. Por eso podemos ver muchas influencias del cine en su literatura. Él mismo reconocía al cine como su principal modelo estético. En una entrevista dijo: "(...) no tengo modelos literarios evidentes, ese espacio está ocupado por las influencias cinematográficas" (Abderrahman, 2006).
Así, además de encontrar en sus obras múltiples referencias al cine, podemos ver también el uso de técnicas fílmicas en su forma de narrar. Por ejemplo, en la tercera entrega de Boquitas pintadas, cuando el narrador describe la habitación de Mabel, su descripción funciona como una cámara lenta capaz de captar hasta los mínimos detalles:
En el ropero hay colgados vestidos, abrigos y dos delantales blancos tableados y almidonados. A la barra de donde cuelgan las perchas hay atado un pequeño envoltorio de seda lleno de fragantes flores secas de alhucema. En el mismo ropero a un lado se alinean cajones cargados de ropa interior, blusas, pañuelos, medias, toallas y sábanas. Escondido entre sábanas de hilo bordadas: un forro para bolsa de agua caliente de lana floreada y bordes de puntilla. (pp. 37 - 38)
Además, las pequeñas narraciones que encontramos al final de las cartas de Nené en la primera y segunda entrega, funcionan a la manera de acotaciones, donde se describen detalladamente los movimientos y gestos del personaje. Estas presentaciones son muy ricas en imágenes y se asemejan a las escenas de un film:
Dobla carta y recorte en tres partes y los coloca en el sobre. Los saca con un movimiento brusco, despliega la carta y la relee. Toma el recorte y lo besa varias veces. Vuelve a plegar carta y recorte, los pone en el sobre, al que cierra y aprieta contra el pecho. Abre un cajón del aparador de la cocina y esconde el sobre entre servilletas. Se lleva una mano a la cabeza y hunde los dedos en el pelo, se rasca el cuero cabelludo con las uñas cortas pintadas de rojo oscuro. Enciende el calefón a gas para lavar los platos con agua caliente. (pp. 20 - 21)
En la sexta entrega, el narrador dispone un mosaico de hechos referidos a las romerías presentado como “ROMERÍAS POPULARES EFECTUADAS EL DOMINGO 26 DE ABRIL DE 1937 EN EL PRADO GALLEGO, SU DESARROLLO Y DERIVACIONES”. El uso de las mayúsculas es una técnica propia de la escritura del guión cinematográfico. Además, algunos fragmentos presentan un recorrido visual muy fílmico. Por ejemplo:
Recorrido de las lágrimas de Raba: sus mejillas, su cuello, las mejillas de Pancho, el pañuelo de Pancho, el cuello de la camisa de Pancho, los yuyos, la tierra seca del pastizal (…). (p. 87)
Por último, en el cine se nos cuenta la historia a través de la técnica del montaje de planos. Los planos subjetivos nos permiten ver los sucesos desde la perspectiva de sus personajes, como si a través de la cámara viéramos lo que ven sus ojos. De la misma manera, en la novela de Puig se presentan distintos materiales textuales, que permiten ver los hechos desde las distintas perspectivas de sus personajes.
Así mismo, el conjunto de textos que constituyen Boquitas pintadas se ordenan como un montaje. En el montaje cinematográfico, el orden de los planos permite contar la historia retrocediendo y avanzando en la sucesión temporal. De la misma forma, en esta novela se manipula la información presentando los textos en un orden diferente a su secuencia cronológica. Por ejemplo, en la decimoquinta entrega, anteúltima de la novela, se presentan las respuestas a las cartas de Nené. Se vuelve así a la temporalidad del principio de la novela, la de las entregas uno y dos, que coincide con los días posteriores a la muerte de Juan Carlos. Al final de la novela, al retomar aquel momento, se revela la información que se nos había ocultado a lo largo de toda el relato. Así se descubre quién es la verdadera receptora de las cartas de Nené, qué hace con ellas y cuál es la venganza que pertrecha.
En conclusión, todos estos recursos evidencian la influencia que el lenguaje cinematográfico ejerció en la novela de Puig.