Drácula

Drácula Guía de Estudio

La primera edición de Drácula fue publicada en junio de 1897. Hasta mayo de ese año, Stoker usaba el título original que había pensado para la novela, El No-muerto (The Undead, en inglés), una palabra ahora muy usada en las novelas de horror y en las películas, pero utilizada por primera vez por Stoker. Drácula es su novela más famosa y en su época se convirtió en un best-seller casi instantáneamente. Es, quizás, la novela de terror más famosa de todos los tiempos. Las adaptaciones a la gran pantalla son numerosas y parece que no acabarán nunca, mientras que la novela ha dado paso a una nutrida cantidad de obras literarias, novelas gráficas y todo tipo de productos culturales hasta la actualidad. Sin ir más lejos, en 2019 la BBC produjo una nueva serie para Netflix, lo que pone en evidencia la vigencia de la figura del vampiro hoy en día.

A pesar de las novelas sobre vampiros publicadas antes de Drácula en Inglaterra, la descripción que hace Stoker del vampiro es probablemente la más sólida y perdurable en el imaginario popular. Las historias de vampiros o de criaturas similares existieron desde tiempos remotos en muchas culturas: desde China hasta la India o el Imperio Inca, las variaciones sobre esa misma figura han poblado las pesadillas y el folklore de muchísimos pueblos. Stoker investigó las leyendas de Europa del Este, que ofrecen muchas historias sobre monstruos sobrenaturales diversos. En el saber popular de estos pueblos, no hay una sola clase de vampiro sino varias; la categoría de vampiro no es muy diferente a la del demonio o la bruja y, casualmente, estas fusiones fueron retomadas por las películas de terror más contemporáneas. Stoker eligió libremente entre muchas de las historias de Europa del Este y realizó su propia interpretación del vampiro para su novela.

Stoker también estudió la historia de los pueblos del este de Europa y encontró inspiración para su vampiro en la figura de Vlad Tepes, príncipe de Valaquia, también llamado Drácula (cuya traducción aproximada sería "Hijo del dragón"). Vlad Tepes, conocido como "Vlad el empalador" fue un noble cristiano del siglo XV que luchó contra los turcos para defender su país y su religión, con lo que se ganó las alabanzas del Papa. Durante su época, el Cristianismo sentía la constante amenaza musulmana y Constantinopla, la Roma del Este, había caído bajo el dominio turco. Vlad fue conocido por la crueldad que mostraba hacia sus enemigos, fueran estos musulmanes o cristianos, a quienes solía empalar, un método de ejecución en el que la víctima a veces tarda incluso días en morir. Tras una batalla, miles de soldados turcos eran empalados por órdenes de Vlad. Esta crueldad del noble sirvió para construir la leyenda de su transformación en vampiro tras su muerte.

Stoker también estaba muy preocupado por la moral en torno a la sexualidad. A pesar de que su novela está llena de subtextos subidos de tono, es más evidente el subtexto que pone de manifiesto los valores conservadores del autor en torno al sexo y la moral. Stoker favorecía la censura de las novelas por su contenido sexual y consideraba la literatura subida de tono un peligro, ya que despertaba en los lectores las tendencias sexuales más oscuras. A pesar de que Drácula tiene muchas escenas que se construyen con un lenguaje sexual y descripciones cargadas de sensualidad, estas formas del placer quedan sublimadas por la moral conservadora, cristiana y victoriana de la época. La energía sexual, desde el punto de vista de Stoker, tiene un gran potencial para el mal, pero el gran truco de la novela es que, a pesar de ello, Stoker puede dar rienda suelta a su imaginación y crear escenas cargadas de sensualidad y de tensión sexual. Los temas de la redención cristiana y el triunfo de la pureza terminan dominando la novela, pero las escenas cargadas de sexualidad son las que permanecen en la mente de los lectores y se cristalizan en el imaginario popular.

Finalmente, cabe destacar otro elemento que transforma a Drácula en una novela magistral y justifica, en parte, el éxito que tuvo desde su primera aparición: su entramado narrativo. El relato se va presentando a través de los discursos de los diferentes personajes que relatan los sucesos en diferentes registros: diarios, cartas, periódicos y hasta telegramas. Estos registros reflejan las costumbres y la idiosincrasia de la época, a la vez que le confieren a la historia una fuerte sensación de realismo que convive con el componente fantástico. Estos registros confieren a la novela elementos de muchos tipos literarios: de la novela gótica, por sus paisajes exóticos y oscuros; de la novela de aventuras, por la dinámica en los movimientos de los personajes y la persecución del vampiro, y hasta del policial, por el juego de indicios en torno al descubrimiento de la figura del vampiro y la persecución del criminal. Todo explica muy bien por qué el siglo XX rescató esta novela sobre tantas otras dedicadas a los vampiros y la convirtió en uno de los productos más populares hasta el día de hoy.

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