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¿Quiénes son los principales rivales de Drácula? ¿Por qué?
Van Helsing se constituye como el principal rival de Drácula. El viejo profesor es sabio, ha estudiado el folklore de Europa del Este y conoce mucho sobre los vampiros. Sabe que se enfrenta a una criatura muy inteligente, pero también conoce todas sus debilidades y las aprovecha. Van Helsing es quien organiza al grupo de amigos y los instruye sobre el peligro que los acecha. Así, Jonathan Harker, el Dr. Seward, Arthur Holmwood, Quincey Morris y Mina Harker constituyen una liga (Van Helsing incluso se compara con los caballeros santos de las cruzadas) para atacar al Conde. Drácula, por su parte, comete el error de subestimar a sus rivales y eso le cuesta caro: no cuenta con la velocidad de acción del grupo, y debe escapar de Londres cuando Van Helsing y compañía destruyen todos sus cajones de tierra sagrada, salvo uno.
En un plano espiritual, Mina Harker se convierte en la principal rival de Drácula. Mientras que el vampiro intenta poseerla y corromperla, Mina encarna los valores espirituales opuestos a los del demonio: es una joven pura y buena, de ánimo y temperamento elevados que sostiene simbólicamente al grupo. Mina se transforma en una figura maternal para algunos personajes del grupo (como para Arthur Holmwood, quien se permite dar rienda suelta a sus emociones frente a ella) y en una guía espiritual: es Mina quien les habla de la posible redención de las almas, e incluso de la salvación del alma del Conde.
Por todo ello, se establece entre Mina y Drácula una batalla tácita que se da en el plano espiritual: Drácula comienza a poseer a la joven mujer, y Mina se resiste y utiliza ese dominio a su favor: como Drácula y ella están conectados, Mina le pide a Van Helsing que la hipnotice, así, en estado de trance, puede observar dónde se encuentra el Conde. Esto termina siendo de vital importancia para que los personajes puedan dar caza y acabar finalmente con el vampiro.
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¿Qué vínculos pueden establecerse entre la moral victoriana y la figura del vampiro?
La figura del vampiro está cargada de sensualidad y de metáforas sexuales. La mordida del vampiro, que las tres no-muertas llaman "el beso", puede equipararse al acto sexual, y la posesión de Drácula a una violación. Frente a la potencia sensual de los vampiros, los personajes de la novela experimentan un terror cargado de deseo. Por ejemplo, cuando Jonathan se encuentra con las tres vampiresas, su miedo se mezcla con la lujuria, y es incapaz de oponer su voluntad al "beso" de una de ellas, que es evitado solo gracias al crucifijo que lleva en su cuello.
El caso de Lucy es todavía más evidente: la joven experimentará, frente a Drácula, el terror profundo y una atracción inevitable. Cuando ella se transforma en vampiro, también se carga de una voluptuosidad exacerbada, y trata de seducir a su prometido, Arthur Holmwood.
La sexualidad vista como un valor negativo en los vampiros se asocia a la idea de la sexualidad como pecado propia del espíritu conservador y puritano de la época victoriana: la moral de la Inglaterra del siglo XIX sostenía el recato, la abstinencia y, en fin, la represión sexual como valores fundamentales de la vida social. En ese sentido, Drácula es una figura que encarna la transgresión a todos esos valores.
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¿Cómo se construyen las representaciones de Oriente y de Occidente en la novela?
Uno de los principales temas de la novela es la tensión entre dos mundos y dos formas de pensamiento: por un lado, la idea de Occidente, representada por la Inglaterra victoriana y, por el otro, la noción de Oriente, encarnada en el Conde Drácula y su morada en Transilvania.
Oriente es el lugar de las supersticiones y de un pensamiento irracional y pre-científico. Todo allí es más vital, pero menos civilizado (y, por ende, más salvaje) que en Inglaterra. Eso se comprueba cuando Jonathan viaja a Transilvania y escribe sobre las costumbres de sus pueblos. Su discurso parte de una mirada etnocéntrica, que coloca los valores victorianos como el centro del sistema, y piensa las costumbres de los campesinos en la periferia, es decir, como creencias y costumbres anticuadas, poco valiosas, obsoletas.
Occidente representa el pensamiento racional, el progreso de la cultura y el método científico, con sus avances inagotables que mejoran, día a día, la vida de las personas. Esta representación también es sostenida por el Dr. Seward, un médico psiquiátrico al que la racionalidad le impide interpretar los sucesos sobrenaturales que rodean a Drácula.
Frente a la amenaza de Drácula, que encarna todas las supersticiones de Europa del Este y se opone a la modernidad y a la ciencia, el equipo solo logra salir exitoso gracias a los conocimientos de Van Helsing, un holandés capaz de fusionar los conocimientos de Oriente con los de Occidente, la potencia de las supersticiones con los avances tecnológicos y científicos. De esta manera, queda claro que el pensamiento científico es útil, pero no debe ser el único, ni siquiera el dominante.
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¿Cuáles son los principales rasgos de estilo de Drácula?
Existen dos rasgos principales que pueden destacarse en esta novela. El primero es un rasgo estructural: se trata de una novela epistolar, lo que permite construir un relato a muchas voces que superponen el mundo racional del observador inglés al mundo sobrenatural del Conde Drácula. Así, el relato se construye desde un ideal de objetividad y de realismo que se ve atravesado por los eventos sobrenaturales y generan la duda y la locura en los personajes. El terror de la novela surge con mayor fuerza de ese contraste entre los dos mundos.
Por otro lado, el principal rasgo estilístico está dado por la estética del relato gótico que presenta la novela y que se caracteriza por la selección y la descripción de sus paisajes, sus escenarios y sus personajes: la novela abunda en descripciones detalladas de paisajes salvajes, como los Montes Cárpatos, los bosques repletos de lobos y de fuegos fatuos, de escenarios nocturnos dominados por la luna llena, de castillos en ruinas cargados de historia, de misterios y de criaturas fantasmagóricas. Además, los personajes, descritos también en detalle con abundantes imágenes sensoriales, visuales, auditivas y hasta olfativas presentan a nobles crueles y siniestros que atacan y depredan a las jóvenes victorianas, puras y virtuosas.
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¿Cuál es el principal rasgo propio de los relatos fantásticos que se utiliza en Drácula?
El principal rasgo del relato fantástico de la novela está dado por el procedimiento de vacilación que se genera cuando el lector se ubica en un relato cuyo cuerpo principal es el discurso realista, pero que está atravesado constantemente de elementos que escapan a esta convención y que los personajes son incapaces de interpretar y explicarse. Dicho procedimiento depende en este caso de la estructura narrativa: al tratarse de los diarios que los personajes escriben, sus sistemas de pensamientos racionales se ven atravesados por situaciones y hechos inexplicables que son incapaces de interpretar. Ante ellos, los personajes dudan y contagian esa vacilación al lector, quien también debe preguntarse si lo que se narra es cierto o es producto de la imaginación o la locura de los narradores.
De esta forma se produce un juego de ambivalencias que da como resultado una relativización de significados que terminan por subvertir la realidad e introducir la otredad, lo que no es natural, lo que confunde y perturba por pertenecer al orden de lo siniestro. Estos procedimientos de vacilación sucederán a todos los personajes a lo largo del relato, y constituyen la principal forma de generar el horror en la novela. Los procedimientos de duda y vacilación ayudan a relativizar los hechos y dejan al lector vacilante entre lo real y lo sobrenatural. La ambigüedad se sostiene en las primeras secciones de la novela, hasta que, poco a poco, los personajes logran reunir su conocimiento sobre Drácula y terminan por comprender lo que está sucediendo. En ese punto, la novela deja de actuar sobre los mecanismos de vacilación y el relato de terror deriva hacia el policial: los personajes comienzan una persecución detectivesca del Conde Drácula que los lleva hasta Transilvania, donde la narración muta nuevamente y presenta rasgos propios de los relatos de aventuras: los personajes realizan un periplo por tren, lanchas a vapor, carruajes y caballos hasta que logran atrapar al vampiro y destruirlo.