El público y el conocimiento previo del mito
La ironía trágica es un elemento muy importante en las obras griegas en general y en Edipo Rey en particular. El público ateniense ya conocía el mito de Edipo (ver ¨El mito de Edipo"). Edipo no solo estaba determinado, en el plano ficcional, por lo que decían los oráculos, sino también por la historia, que ya estaba escrita y que todos conocían. Por eso era irónico verlo desafiando a los dioses o intentando evitar ese destino que, el público ya sabía, se iba a cumplir de todos modos.
Si bien es cierto que Edipo Rey no ofrecía nada nuevo con respecto a la historia del mito, para el público era importante, en la obra de Sófocles, cómo estaba administrada esa trama, y lo irónico que resultaba ver a un personaje que, mientras más trataba de huir de su destino, más se acercaba a él.
La desconfianza en los oráculos lleva a la comprobación de su veracidad
La trama de Edipo rey pude identificarse con la de una búsqueda de la verdad. Y es justamente en esa búsqueda que se cumplen las profecías de los oráculos. Irónicamente, es el rechazo de Edipo hacia los oráculos lo que pone en evidencia los poderes de estos. Edipo persigue implacablemente la verdad en lugar de confiar en los dioses y, por ese motivo, acaba descubriendo su propio horrible secreto, que da cuenta, a su vez, del poder divino.
Cabe aclarar que la obra de Sófocles puede interpretarse como una reafirmación del poder de los oráculos o, en todo caso, una advertencia para una parte del público que, como Edipo, no creía en ellos.
La ceguera de Edipo
Otro aspecto irónico de Edipo rey es el intercambio que se da entre Edipo y Tiresias en relación a la ceguera de uno y del otro. Edipo se burla de la ceguera de Tiresias mientras este acusa a Edipo de ¨no ver¨ la verdad. Más allá de lo irónico que pueda resultar que un ciego acuse a alguien de no ver, hay una clara intención de establecer una paradoja: Edipo, el rey, el que pudo resolver el enigma de la Esfinge, el que tiene el sentido de la vista, no puede divisar la verdad sobre su propio origen. Por otro lado, Tiresias, un anciano ciego, posee el don de ver el futuro, como un oráculo.
Por otro lado, cuando Edipo se quita los ojos con los broches de Yocasta, puede ver mejor quién es y reconocer su origen e, incluso, lo inevitable de su destino. Adquiere así otro temple, menos soberbio. De alguna manera, se reconcilia con ese destino que intentó evitar. Parte de la ironía en Edipo Rey podría sintetizarse en el dicho popular: ¨No hay peor ciego que el que no quiere ver¨.