La historia sigue al narrador mientras relata el lento declive de su hermano debido a una enfermedad terminal, la decadencia de su granja de Santa Anita y la fractura de su familia. Vallejo incorpora un énfasis exagerado a lo largo de la novela para expresar las intensas emociones presentes en sus personajes. Destaca el dolor y la desesperación de una familia que ve cómo su querido hermano y su hijo se desvanecen poco a poco.
La novela se centra en las diversas formas de amor y dolor, y en cómo se entrelazan. Vallejo utiliza a sus personajes para ilustrar cómo el amor puede ser doloroso y cómo el dolor puede estar profundamente arraigado en el amor. El amor del narrador por su hermano es fuente tanto de dolor como de consuelo, y el amor por su madre se expresa tanto en palabras amargas como en intensos momentos de ternura. El amor del narrador por su país se retrata a través de su angustia y amargura, y el amor por su perro se expresa en su pena y luto.
Es una historia de cómo los personajes se ven obligados a enfrentarse a su mortalidad y a la agonía que esta conlleva. Vallejo emplea el lenguaje y las imágenes para transmitir la profundidad del dolor y la desesperación de su protagonista. El uso de signos de exclamación acentúa las emociones de los personajes y el barranco simboliza la lucha y la angustia de la pérdida. El despliegue de emoción y dolor en la narración sirve para resaltar aún más la intensidad de la historia.