El único traje hecho por un técnico falla en aislar la nieve
En el inicio de la invasión, cuando Juan, sus amigos y familia son sorprendidos por la nevada, la primera necesidad para sobrevivir es la confección de un traje. Con los rudimentos que hay en la buhardilla-taller se las ingenian para producir uno para cada integrante. Luego, cuando Juan y Favalli realizan las primeras salidas, contemplan que otros sobrevivientes han fabricado trajes diferentes, de acuerdo a los insumos con los que contaban. Esta variabilidad es aún más notable cuando se integran a la columna militar, donde, por ejemplo, el traje de Alberto Franco los deslumbra por su prolijidad.
En camino hacia el estadio de River Plate, los milicianos se encuentran con un grupo de obreros de una fábrica de productos químicos que logró sobrevivir a la nevada. Su líder, Medardo Sosa, les explica que, dada la especialidad de la fábrica, pudieron confeccionar sus trajes sin problemas. Además, en ese turno los acompañaba un técnico, que fue el encargado de diseñarlos. Irónicamente, “por una trampa de la suerte el único traje que falló había sido el del técnico” (p.103). Es decir, la persona más capacitada —y con los mejores recursos— para confeccionar un traje es la única de ese grupo que muere a causa de un defecto en el propio. Esta ironía es aún más acentuada si se tiene en cuenta que Franco había fabricado su traje a la perfección fundamentalmente por ser un lector ávido de "novelas, historietas del futuro, de ficción científica” (p.87). Es decir que, paradójicamente, el conocimiento técnico no es la mejor garantía para protegerse de la nevada fosforescente, sino que un fanático de la ciencia ficción está más preparado para combatirla que una persona con conocimientos propiamente científicos.