El nadador

El nadador Resumen y Análisis Parte 1

Resumen

"El nadador" comienza un domingo por la tarde, en pleno verano, cuando todo el mundo sufre la resaca de la noche anterior: los feligreses, los jugadores de golf y tenis, el mismo sacerdote, el jefe del grupo Audubon. Los Merrill y los Westerhazy se quejan de lo mismo alrededor de la piscina de estos últimos.

Hace buen tiempo. Neddy Merrill está sentado al borde de la piscina con un vaso de ginebra en la mano. Es un hombre delgado con energía juvenil, aunque en realidad ya no es joven. Evoca la idea de juventud, deporte y buen tiempo. Se le ocurre que podría nadar de regreso a su casa en Bullet Park, unos trece kilómetros al sur, donde sus cuatro hijas podrían estar jugando al tenis, a través de las piscinas de sus vecinos. Se imagina a sí mismo como el héroe de una aventura y bautiza "Lucinda", en honor a su esposa, a ese curso de agua que proyecta.

Neddy se sumerge en la piscina de los Westerhazy y nada crol, estilo que no resulta práctico para distancias largas, pero que es el habitual en "el rincón del mundo al que él pertenecía". No tiene mapa, pero conoce bien la zona y proyecta en su mente el recorrido que debería hacer. Tiene la sensación de que su aventura lo convierte en un hombre con un propósito grandioso. Sabe que estará acompañado por sus amigos a lo largo del camino. Le dice a Lucinda que se va a la casa y sale de la propiedad de los Westerhazy.

Análisis

El comienzo de "El nadador" ilustra el penetrante poder descriptivo de la prosa de John Cheever. Refiriéndose a "uno de esos domingos", el narrador obliga a los lectores a identificarse con una cosmovisión y un estilo de vida específicos, asumiendo que ellos saben cómo es realmente uno de esos domingos, es decir, promueve inmediatamente una empatía entre los lectores hacia los personajes que habitan el mundillo que sirve de escenario para la historia. Al mismo tiempo, como el narrador en tercera persona está focalizado en Neddy, el protagonista, este recurso sirve también para revelar la naturalización de los personajes, y de Neddy en particular, respecto de este estilo de vida. No le consume muchas líneas más a Cheever evocar vívidamente el paisaje de los suburbios del condado de Westchester, en las afueras de la ciudad de Nueva York, escenario de la mayor parte de su obra.

El foco de este primer párrafo recae sobre lo que constituye, probablemente, el motivo predominante de la obra de Cheever: el alcohol. Todos en la ciudad ese domingo sufren resaca por todo lo que han bebido la noche anterior y, de esta forma, exhiben cuán generalizado es el hábito de beber. Los lectores comprendemos así, inmediatamente, que el alcohol es una parte central en la vida de cada personaje y de la comunidad en general. Esta importancia quedará cada vez más en evidencia a medida que avance el texto.

La centralidad del alcohol también sugiere cierta frivolidad de los personajes, asociándolos al hedonismo y al ocio, temas que también se desarrollarán a lo largo del texto. Además, Cheever presenta la demografía de los suburbios a través de esta referencia a la embriaguez que los caracteriza: no es casual la mención de la resaca de los feligreses y el sacerdote —que sugiere una comunidad que valora el orden social y religioso, pero que quizás no sea particularmente piadosa—, ni la de los jugadores de tenis y de golf, que dan cuenta de una clase privilegiada que valora el ocio. Finalmente, el narrador alude incluso al jefe del grupo Audubon, una organización nacional sin fines de lucro dedicada a la conservación del medio ambiente. Esta mención señala el valor que la comunidad le da a los hermosos paisajes de los suburbios que habitan, preocupación también acorde a un confortable estatus social. De este modo, en unas pocas líneas, Cheever presenta una imagen muy completa y descriptiva de la sociedad en la que se contextualizan los hechos que se narran.

Enmarcado por esta vívida introducción, el protagonista parece ser un ciudadano modelo de esta comunidad próspera y empapada de alcohol. Reclinado al lado de la piscina de sus vecinos, Neddy Merrill está lleno de energía juvenil, al punto de que el narrador lo compara con un día de verano: "Podía habérsele comparado con un día estival, y si bien no tenía raqueta de tenis ni bolso de marinero, suscitaba una definida impresión de juventud, deporte y buen tiempo".

El ocio, el buen clima y, probablemente, la ginebra, hacen que Neddy se sienta extasiado y decida, bajo esta sensación, trazar una nueva ruta a su casa, a través de las piscinas de sus vecinos. Este proyecto es presentado por el narrador como el viaje, de proporciones odiseas, de un héroe: Neddy se transforma en un "hombre que tenía un destino".

Sin embargo, para los lectores es claro que hay algo vacío en su búsqueda. No emprende su recorrido con un propósito claro, ni busca un gran tesoro. En cambio, su motivación parece tan artificial como superficial, más asociada a la búsqueda de entretenimiento que a un objetivo claro. Por otro lado, cuando Neddy manifiesta sus expectativas de que "los amigos guarnecerían las orillas del río Lucinda", pone de relieve la importancia que tiene para él la visibilidad de su aventura, y el reconocimiento que esta podría suscitarle de sus vecinos. En otras palabras, el protagonista parece esperar que su viaje aumente su estatus social. La frivolidad y la importancia del estatus social se volverán aún más prominentes a medida que se desarrolla la historia.

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