El obsceno pájaro de la noche

El obsceno pájaro de la noche Símbolos, Alegoría y Motivos

El chonchón (Símbolo)

En la tradición mapuche, la presencia del chonchón anuncia que alguien va a morir, y en la obra de Donoso funciona también como símbolo de la muerte. El chonchón es un elemento central en la conseja de la niña-bruja narrada en el segundo capítulo: "... en las noches de luna volaba por el aire una cabeza terrible, arrastrando una larguísima cabellera color trigo, y la cara de esa cabeza era la linda cara de la hija del patrón... cantaba el pavoroso tue, tue, tue de los chonchones, brujería, maleficio" (p. 50). A partir de allí, hay varias referencias al ser mitológico en la novela, siempre relacionadas con peligros y violencias que ponen en riesgo la vida de algún personaje. Es interesante observar que el pájaro de la noche al que refiere el título de la obra puede referir, justamente, a este ser mitológico, destacando así la relevancia de la muerte, de lo oscuro y de la brujería en para la obra.

Los paquetitos de las viejas (Símbolo)

Al describir el modo en que las viejas habitan la Casa de la Encarnación de la Chimba, el Mudito subraya la presencia de una infinidad de paquetitos que acumulan debajo de sus camas y en otros rincones. De hecho, asegura que guardar paquetitos es una característica de todas las viejas. Se trata de objetos muy diversos que las ancianas conservan como parte de sus historias, o simplemente porque se aferran a cosas materiales, dado que siempre han sido pobres. Estos paquetitos simbolizan la presencia de estas mujeres en la Casa y en el mundo: en el primer capítulo, el Mudito y la Madre Benita se disponen a deshacerse de las cosas que ha dejado la Brígida al morir y esa es una forma de "descuartizar a esta Brígida viva, Madre Benida, repartirla, quemarla, aventarla, eliminar a la Brígida que quiso perdurar en el orden de sus objetos" (p. 39). Hasta tal punto el armado de paquetitos representa a las viejas que cuando el Mudito e Inés intentan convertirse en una vieja más, también se disponen a guardar cosas envueltas.

La Casa de Ejercicios Espirituales de la Encarnación de la Chimba (Símbolo)

En muchas obras de José Donoso, el espacio es más que un escenario donde tienen lugar las acciones de los personajes. Se trata de un elemento que aporta mucho sentido dentro del mundo ficcional. El espacio principal en El obsceno pájaro de la noche es la Casa de Ejercicios Espirituales de Encarnación de la Chimba: no solo ocurren dentro de ella la mayor parte de los episodios, sino que además conocemos su historia secular en detalle, y se ofrecen amplias descripciones de la construcción. El hecho de que, para referirse a ella, la palabra "Casa" se escriba con mayúsculas en la novela le da relevancia como elemento literario y es posible pensar que simboliza varias cuestiones.

En primer lugar, según la crítica especializada, la Casa es un símbolo de la aristocracia estéril y en decadencia. De acuerdo con Richard Browning, al estar en ruinas, representa la pérdida de poder de la clase oligárquica fundadora del país. En sus orígenes es un lugar majestuoso, que conecta a la familia fundadora con Dios, pero ahora está tapiada, habitada por ancianas marginales, sucia, oscura, invadida por las telarañas. En segundo lugar, dado que esta Casa es gigante y laberíntica, también simboliza la conciencia caótica de sus personajes, y, en particular, la de su narrador, el Mudito (Browning 1993).

La perra amarilla (Símbolo)

José Donoso usa en varias de sus obras simbolismos relacionados con los perros para representar aspectos ocultos de los seres humanos. En El obsceno pájaro de la noche se destacan las referencias constantes a una perra amarilla que aparece en diferentes espacios y en tiempos muy distantes. Es un elemento central de la conseja de la niña-bruja, ya que rodea los campos al mismo tiempo que el chonchón. Esta perra acompaña a las figuras femeninas, mientras que a los hombres les resulta amenazante.

El propio texto nos da pistas de que la perra amarilla representa a las mujeres de la conseja: en el capítulo 2, leemos: "ellas eran las culpables de todo, porque la niña era bruja, y bruja la nana" (p. 51), y luego: "la perra era la nana y la nana era la bruja" (p. 54). Por extensión, siguiendo el procedimiento general de la novela, las identidades de la niña y la nana se transmutan en las de otras figuras femeninas, como Inés, Iris y la Peta Ponce, que también se encuentran acompañadas por la perra amarilla en diferentes oportunidades. La perra, así, es un símbolo de la presencia permanente de la bruja y de la magia que parecen rodear a todos los personajes desde tiempos muy antiguos. Resulta curioso observar que en varias oportunidades intentan matar a la perra, pero nunca encuentran su cadáver y no queda claro si realmente han podido asesinarla.

El mito de Narciso (Motivo)

En la mitología griega, Narciso es un joven muy hermoso. Por aferrarse a su belleza, se convierte en orgulloso y engreído, motivo por el cual la diosa Némesis lo condena a enamorarse de su propia imagen y a pasarse el día contemplándose en las aguas de un estanque. Narciso está tan cautivado por su reflejo que cae al agua y muere ahogado. A partir del mito, la figura de Narciso se convierte en un motivo literario muy recurrente.

Esta novela se vale del mito de Narciso en dos oportunidades para afianzar el paralelismo entre el Mudito y Jerónimo, pero también para marcar sus diferencias. Cuando todavía vive en la Rinconada y debe hacerse cargo de despedir a Larry y Miss Dolly por haber roto las reglas, el Mudito está en el patio con otros monstruos y Boy le dice que es feo. Entonces, "Humberto no pudo resistir el impulso de mirar su imagen en el agua del estanque, feo, mezquino, ni monstruoso ni bello, insignificante" (p. 295). Este reflejo le genera mucha angustia y desata su delirio paranoico, porque cree que todos se ríen de él. Sin embargo, no muere; simplemente deja de vivir en la Rinconada.

Por su parte, años después Jerónimo debe visitar la Rinconada para asegurarse de que Boy esté bien. Los monstruos lo marginan porque es normal y Boy lo trata de manera agresiva. En un momento, lo agarran y lo obligan a mirarse en el estanque. Allí él ve su rostro proporcionado, sus ojos azules y su pelo blanco hasta que la imagen se desfigura porque alguien ha tirado una piedra en el agua. Se siente herido, le duele el rostro, le sangra. Finalmente, lo encuentran muerto, ahogado en el estanque. Si bien ambas escenas tienen mucho en común, es importante destacar que Jerónimo, como Narciso, no sobrevive a la terrible verdad que encuentra al ver su reflejo.

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