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¿Cuáles son los elementos de la narración que nos permiten afirmar que se trata de un cuento fantástico? ¿Cuál es la diferencia con un cuento realista y con uno maravilloso?
El hecho fundamental que nos permite considerar este cuento como fantástico es el viaje que realiza el narrador protagonista a través del espacio-tiempo. No se trata de un viaje que se mencione llanamente como tal, sino que aparece gradualmente ante los ojos del lector. A través de algunas menciones nos damos cuenta de lo que sucede, y no nos es posible decidirnos por una explicación definitiva de cómo y por qué sucede semejante hecho que contradice las leyes naturales de nuestra cotidianeidad.
Por un lado, los hechos históricos que presencia el narrador se encuentran alejados entre sí por más de 70 años: la presencia beligerante de los prusianos en Francia -que se corresponde con la época de 1870-; una dictadura en Argentina que desemboca en las elecciones en las que se presentan Perón y Tamborini, que tienen lugar en 1946.
Por el otro, los nombres de las ciudades entre las que el narrador se mueve sin esfuerzo: Buenos Aires; París. En ningún momento se menciona que el narrador toma un avión, por ejemplo. Simplemente, pasa de estar caminando en una ciudad para luego encontrarse en la otra, de un momento al otro.
Finalmente, el espacio y el objeto que permiten el traslado: las galerías y la guirnalda que "se abre" para dar lugar a ese pasaje fantástico. La guirnalda en sí misma constituye un objeto muy particular y es el que, por antonomasia, hace del cuento un relato fantástico. Es decir, opera como una suerte de elemento cuasi mágico, con cualidad para permitir este viaje en el espacio y en el tiempo. Podemos imaginar que posee imágenes bordadas en ella, las cuales remiten a la época de la París de 1870, y en ese sentido es capaz de transportar a quien la contemple hasta ese tiempo y lugar determinados. Paulatinamente, la narración nos permite entrever esta capacidad del narrador para viajar de esa manera a través del contacto con este objeto.
Es importante resaltar que se trata de un cuento fantástico y no de uno maravilloso ni de uno realista, debido a motivos muy puntuales. El fantástico puro es aquel subgénero narrativo en que se altera la percepción de la realidad cotidiana del lector, sin posibilidad de decidirnos claramente por una explicación racional o una sobrenatural. En este cuento, sucede exactamente esto: no es posible discernir si el narrador imagina el hecho de poder viajar en el espacio-tiempo -quizás influenciado por el alcohol o a algún tipo de desequilibrio psicológico- o si realmente le sucede debido a una justificación sobrenatural que le permite viajar a través del tiempo y el espacio.
Si fuera un cuento realista, este suceso extraño no tendría lugar. Sencillamente, para pasar de una ciudad a otra, el narrador debería tomar un avión o un barco que le permitiese cruzar el Océano Atlántico. Y de ninguna manera podría viajar en el tiempo y trasladarse 70 años atrás en la Historia.
Por otro lado, si fuera un cuento maravilloso, no habría ninguna duda de que es posible realizar ese viaje, y no sería solo el narrador el que podría llevarlo a cabo. Sería un hecho naturalizado al interior de la narración, que los demás personajes también aceptarían como tal.
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Analiza la figura de la prostituta a lo largo del cuento.
La figura de la prostituta aparece en el cuento de dos maneras un poco diferentes.
En un primer lugar, como una figura anónima y colectiva: "las Josiane de aquella época", dice el narrador para referirse a las prostitutas que brindaban sus servicios en las galerías de Buenos Aires que él recorría de joven. Las presenta sin nombre propio, y en plural. Las describe como maternales y divertidas cuando lo ven a él, de joven, frecuentando esos espacios. En ningún momento se las presenta de modo negativo, ni se juzga su labor. Tampoco persiste en el cuento una referencia demasiado concreta a lo que se dedican, ni a la idea de prostitución o trabajo sexual, salvo en una ocasión en que se refiere a las 'prostitutas del barrio'. Mayormente, las referencias son laterales, mencionándose, por ejemplo, 'territorio ambiguo', 'quitarme la infancia', 'entrevisión del pecado', 'enfermedades venéreas', 'mujeres de la vida y amorales, como les llamaban en los diarios'. Al aclarar 'como las llamaban en los diarios', el narrador toma distancia de la perspectiva moralista de la sociedad de su época.
En segundo lugar, encontramos la figura particularizada de Josiane, una prostituta de la ciudad de París en 1870, que el narrador conoce debido al viaje fantástico a través del tiempo y el espacio que es capaz de realizar. El primer encuentro con ella es descrito de la siguiente manera: "Pudo ser coincidencia, pero haberla conocido allí, mientras llovía en el otro mundo, el del cielo alto y sin guirnaldas de la calle, me pareció un signo que iba más allá del encuentro trivial con cualquiera de las prostitutas del barrio".
En este sentido, Josiane resulta especial para el narrador. Si bien él sabe perfectamente a lo que se dedica y que él no es el único hombre con quien ella está o va a estar, de todos modos entabla una amistad con esta mujer. Se juntan a conversar, a reírse, y no solo a tener encuentros sexuales. De este modo, la figura de la prostituta aparece a través de Josiane de una manera humanizada y hasta tierna y cariñosa. Tiene su patrón, que la vigila y protege. Y aparece como una mujer libre, que circula por las calles sin previsión exacta de dónde se la puede encontrar. El narrador parece disfrutar de esta casualidad que envuelve a su relación con Josiane, sabiendo que no existe una atadura que lo haga tener obligaciones sentimentales. Sin embargo, se preocupa por ella cuando el asesino Laurent anda suelto, y por lo general la acompaña para que no ande sola por las calles, incluso si luego va a encontrarse con otros hombres.
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¿Qué sentido podríamos darle al título del cuento?
Debido al pasaje fantástico que el narrador realiza entre una ciudad y otra, podríamos pensar que existen dos cielos para él: el de Buenos Aires y el de París. El cuento, al titularse "el otro cielo", parece colocar énfasis en el cielo de París, ese otro sitio al que accede cuando camina por las calles de la ciudad en la que vive. El cielo conocido es el de Buenos Aires, el "otro" es el de París.
Asimismo, eso 'otro' se nos aparece como lo diferente, lo distante, como así también lo deseado, lo anhelado. El narrador anhela salirse de su rutina, de las reglas de su sociedad, de los vínculos cotidianos, del trabajo que no le resulta creativo. Ese otro espacio le permite acceder a un tipo de libertad que él no tiene, o que tuvo solo siendo adolescente. París representa ese espacio en el cual experimentar, divertirse, entrar en contacto con los placeres de las mujeres, el alcohol, los paseos sin rumbo fijo, las experiencias intensas y con la posibilidad de manejarse, aparentemente, sin horarios ni obligaciones.
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¿Cómo describe el narrador el ambiente de la clase media argentina de mediados del siglo XX?
Por un lado, el narrador forma parte de ese ambiente. Es él mismo un exponente de dicha clase social. Trabaja en la Bolsa de Valores, vive con su madre, está de novio con Irma y se termina casando con ella.
Sin embargo, no se muestra totalmente de acuerdo con un tipo de vida reposado, tranquilo, sin sobresaltos. Tampoco considera 'amoral' el mundo de la prostitución, puesto que frecuenta estos espacios desde muy joven y se distancia de las palabras de la prensa para referirse a tal mundo.
Realiza un paralelismo entre su madre e Irma, diciendo que a ambas consideran como 'la mejor actividad social' el quedarse en el sofá de la sala, conversando y bebiendo café. A su vez, describe su relación con Irma de un modo peculiar: no le cuenta a ella las cosas que a él más le importan. Irónica o cínicamente, el narrador además afirma que es así como llegará a ser un buen esposo y un buen padre. Considera, por tanto, que la sociedad del momento no posee la honestidad como un valor a defender. En cambio, con Josiane, en París, sí se siente libre de expresarse y mostrarse tal como él es verdaderamente.
Hacia el final del cuento, deja de ir a las galerías, se queda en la sala bebiendo café, y espera el nacimiento de su hijo para el final del año. Se ha convertido en una de las personas que solía criticar, formando parte de un ambiente que no le parece genuino. Se convierte en alguien que vive esperanzado con que volverá a ver algún día a Josiane, pero no hace nada por ir a buscarla. Tampoco siente demasiado entusiasmo político ni sabe qué convicciones tener en cuanto a la próxima votación para elegir presidente en su país.
De alguna forma, Cortázar estaría representando al estereotipo de hombre de clase media al que superan las obligaciones laborales y familiares, que no le permiten vivir su vida de manera plena, tal como él verdaderamente querría, y que acaba por conformarse.
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¿Qué perspectiva posee el narrador en torno a la situación política de su país y qué vínculo podría encontrarse con el punto de vista del propio autor?
Si bien la situación política argentina no constituye un tema central de la narración, existen ciertas referencias a lo largo del cuento. Por un lado, con una suerte de resignación, el narrador menciona que para la década del 40 se está viviendo 'otra de tantas dictaduras'. Se refiere a la autoproclamada "Revolución del 43". Al mismo tiempo, Cortázar publica este cuento en el año 1966, año en que la dictadura de Onganía está teniendo lugar desde el mes de junio. Es decir, la voz del propio autor aparece en este comentario algo cínico acerca del devenir aparentemente cíclico de la política de su país.
Por otro lado, hacia el final del cuento, el narrador se muestra como una persona descreída de la política, y ni siquiera sabe qué partido tomará a la hora de votar para las próximas elecciones. Luego de la dictadura, se presentan Perón y Tamborini, como opciones presidenciales. El cuento los menciona de manera directa. El propio Julio Cortázar, por su parte, ha viajado a Cuba en 1962 y se ha convertido en una persona más comprometida política y socialmente, debido a la experiencia con Fidel Castro. Pero, siendo más joven, él mismo ha tomado distancia del peronismo en Argentina, como de las cuestiones políticas en general, siendo prácticamente de tendencia liberal.
Podríamos suponer que, en alguna medida, el cuento refleja la parte más conformista de la propia juventud del autor, aspecto que luego habría de cambiar. Incluso, él mismo no se conformó con el cielo de Buenos Aires y viajó a París en 1951. Por lo tanto, sin intención de realizar un biografismo extremo, podemos establecer los vínculos mencionados entre la figura del protagonista y la del propio Cortázar.
El Otro Cielo Preguntas de Ensayo
por Julio Cortázar
Preguntas de Ensayo
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